lunes, 2 de abril de 2012

TENTADEROS VITALES




Algunas veces exageramos sin medida. Eso va, con nosotros, los taurinos, sobre todo cuando pasa el tiempo y magnificamos aún más la situación. Pero en este caso, no creo que vaya a ser así, ya que hablo de un especial tentadero que vivimos el viernes en la plaza de toros de Estella, dirigido por Victorino hijo, en la que se iba a decidir la suerte de más de veinte machos, amén de las consabidas vacas. La peculiaridad, animales de casta navarra.

A mediodía, tenía la fortuna de recorrer el camino con Antonio Purroy y Vidal Herrero, en una agradable y cordial charla que duró practicamente todo el día. Siempre es un placer hablar con Antonio, y ya si su amigo Vidal, un carro de energía inagotable, está presente, la charla se engrandece.

Juntos seguimos las evoluciones del ganado de Reta de casta navarra, hierro que entró el pasado año en la Unión, y que busca, como misión, poder lidiar en esta modernidad esos toritos royos de aire inconformista, miradas furibundas y carácter agreste e indómito. El tentadero tenía su vital importancia para saber dónde estamos y cuántas generaciones nos quedan para conseguir un toro más aplicable a la modernidad. Desde luego no creo que en cien años se consiga esa boba colaboradora de la que gustan y mentan los actores actuales.

Fueron saliendo los erales, y todos tenían el componente indómito y salvaje en sus venas. Entraban mejor o peor al caballo, topando, cabeceando o cantando la gallina, pero todos iban dando igual la distancia, pero muchos de ellos  siquiera pasaban delante de los engaños. Y es que se veía la falta de selección para esto del toreo. Normalmente este ganado se selecciona para las calles, para el festejo popular, y ahí el componente debe ser otro, contrario, diría yo, al que vemos en las plazas de toros. Ser pronto, fiero, saltar a por tí, comerte y morderte, ser continuador hasta la extenuación, ir al bulto y no al trapo, detectar los movimientos y acometerlos, cualidades necesarias para un toro en la calle, o para sus hijas, pero para la lidia ordinaria no es apta desde hace más de cien años. esos que faltan de evolucionar a esta casta, indómita hasta ahora.

Decir que vimos, entre los toritos de Reta, seis erales de Arriazu, también de casta navarra, que tenían otro aire, como de mayor selección, pero también adolecían de vicios más modernos como la menor emoción de sus bichejos. Y sin embargo, no tuvieron oportunidad de salvar la vida. Y no es por dar malas noticias, pero la mayoría, si no todos, porque al final todos no ví, quedaron sentenciados para el matadero. Y aunque así sea, no es malo saber lo que se tiene y lo que se quiere. Mientras comíamos dieta de colesterol en el patio de caballos, los ganaderos charlaban con nosotros sobre el tema, y veía a Miguel cabizbajo pero sabedor de lo duro que tiene por delante. Quizás alguno servía de toro-puente, le comentaba yo. Porque las vacas están muy seleccionadas, son buenas y con buena raza, y si tenemos que buscar un toro menos salvaje, habrá que ir probando con generaciones posteriores, no con aquel semental de siempre, aunque aquel dé mayor nota en casi todo, porque aquél fija un salvajismo impropio, y si ya los toreros están que saltan en un tentadero de erales, ¡Dios mío! lo que puede pasar en una plaza!

Impecable organización, amigos ayudando en todo, maravillosa familia la de Miguel, al quite en todo, dieron en una mañana y tarde agradable, soleada e incluso calurosa, una vital experiencia a la que le queda mucho recorrido, y a poder ser, estaremos allí para seguir apoyando un ganado digno de verse. Y es que tres pases de Fernando Cruz valieron más que muchas faenas completas que solemos ver.

Gracias a Miguel y a su familia por todo, a Antonio y Vidal por el día tan bueno, a Luis Javier Crespo por las fotos cedidas para este post, (cedidadas por AMICASNA, me dice), a Victorino, Iñaki.... y a toda la gente buena que está con este amigo fiel. El mundo es de los perseverantes, así que Miguel Reta llegará a lidiar con éxito para el aficionado. Y si no, al tiempo.