Ya es la frase del mes de diciembre. O peor aún, ya es la frase del año: Lo mejor del 2.012 es que el año será mejor que el que nos llega. Hablo, claro está, de lo que supone la situación política, económica y social en España. Algo que salpica a todos y a todo. Y en ese 'todo' entra nuestra pasión por La Tauromaquia.
De economía y política social no entro ni a comentar. Ya ni me interesa la negatividad continua de informativos y demás programas en que tertulianos de chupa y tira, opinan y opinan, sin dar más solución que el enfrentamiento y la disputa porque sí. Y saben, ya lo comentaba tiempo atrás, que me suena esta crisis global a lo que nos sucede hace unos lustros en el tema de los toros. Hablamos y hablamos, cada uno a lo suyo, y no avanzamos porque siempre pensamos que el de al lado debe tirar del carro. Y al final, no tira nadie, o si lo intentan unos pocos, queda claro que nada se mueve porque todo hijo de madre está encima del carro esperando que le lleven.
Y las previsiones para el 2.013 son francamente malas. Va a ser una ruina para casi todo. Y para La Tauromaquia especialmente sangrante. Y no soy agorero. Si acaso, realista después de informarme en los lugares adecuados, lejos de todo opinólogo desinformador. Y aunque dicen, que este 13 va a ser el peor año hasta ahora, estoy seguro que los mandones no van a perder. Ya están llorando con que van a ganar menos. Pero como no hagan un claro informe de necesidades, confirmen que la mayor ruina va a ser los cosos vacíos, y no programen con cordura, interés, y aprecios bajos, van a comer mucho papel.
Una vez más los ganaderos ven la venta a la baja. Los toreros, la mayoría, se ajustarán en muchos casos de tal forma, que como todos en la vida, deberán currar más tardes si quieren cobrar lo mismo, o casi. Y eso los privilegiados, que la mayoría acabará toreando la corrida de su pueblo, si es que se puede programar. Porque entre eliminar la música, las luces, los fuegos, etc. sabemos que los toros son artículo de lujo. O al menos, así nos los cobran. O si no, cuántas plazas conocemos que sueltan seis perritoros colaboradores para el despeje y despliegue de las tantas artes de tres peregrinos figurones y la empresa ofrece un tendido altoa precio mayor que la final de la champions futbolera.
Ha llegado el momento. Lo tenemos a huevo. Las ferias, y las temporadas deben tener lógica, al gusto de los aficionados más que del público pagano, porque estos últimos, aleatorios, volarán al mundo rosa donde el fenómeno JT se mueva, además de goyescas e historias varias. Y ¡ojo! a la temporada venteña, que no va a ser tan alegre viendo cómo mucha gente debe esconder el bulto, en vez de regodear su ganancia estando España como está. ¡Hasta eso hay que tener en cuenta!
Por otro lado, los ayuntamientos, rebozados en su ruina y ponzoña, cada vez ven con peores ojos el trasto inútil que supone un coso inutilizado. Y como ocurre desde los ochenta cada cierto tiempo, el mundo de la boina emerge con fuerza como solución mágica de mucho 'edil brillante' para realizar eventos de todo tipo sin tener que gastar en edificios suplementarios y costosos.
Aún recuerdo la anécdota de mi compadre Juan, estando en la Maestranza, bajo una tímida lluvia, cuando un matrimonio llegaba a su lado, y el marido decía: ¡ozú María, mira el vasco qué listo! ¡Se ha traío paragua uniperzonaal! Y es que las boinas, o txapelas, tienen esa utlidad. Y me parecen mejor que los molestosos paraguas en los toros.
Y en estos días, los cosos públicos deben revalorizar el uso. Y qué quieren que les diga, pero me parece más que justificado. Y aunque valoro la opinión de mi querido Rafael Cabrera en su post, creo que más feo es ver una plaza llena de sillas azules, es decir, desocupadas que las boinas dichosas. Hay plazas con 'txapela' que no han funcionado, y otras que van mejor ue muchas al aire libre, y visto la visto, la modernidad debe llegar a esas cotas. Son necesarias muchas mejoras en pos de la comodidad. Es increíble lo incómodas que son aun la mayoría de las plazas, y sobretodo, después de pagar fortunas por estar sentado en tendidos indecedentes.
Si la boina venteña se elimina y no se deja en tiempos mayeros, luego no nos quejemos de la incapacidad de ofrecer muchas faenas, rotas porque el viento no lo permite. Ese viento madrileño, el serrano fresco y revoltoso, o el lluvioso toledano, siempre es culpable de no ver más cosas. Lo malo de la boina es que se acabarían las excusas. Por otro lado, muchos espectáculos que se practicaban al aire libre, están siendo ubicados en recintos cerrados que permiten su normal desarrollo, sin preocuparse de las inclemencias temporales. Por eso, una boina bien puesta no es tan mala cosa. Y claro que se pierde ese encanto al aire libre, pero saben, si hay algo bueno en la plaza me da igual estar en Zaragoza, Logroño o Bilbao. De las tres la más llena será la Ribera logroñesa, recinto cerrado de obra nueva, y saben, con sus burladeros, sus cuartillos de copas y demás, es una plaza que tiene su encanto, siendo un recinto cerrado y moderno.
Otra cosa es, como en Pamplona, que la estructura no permita tener un cierre de ese calado, o como en Sevilla, que se trata de un monumento nacional que no se permite cambiar o tocar de tal facha. Pues bien, si no se puede se buscan otras actividades, como ferias y fiestas en carpas en el centro del coso que vemos medio año en Pamplona, y ya está. Y en el caso de estos dos recintos tocados, se tratan de edificios privados, no públicos. Por tanto el coste y la decisión de obras la toman entidades que rascan sus bolsillos para acometerlas. No es el dinero de todos, que hace que fuercen las ideas de ediles ingenieros buscando la optimización de recintos inútiles casi todo el año.
Abierta la caja de truenos, boinas sí o boinas no, porque la tradición y tal, creo que damos más importancia al templo que al rito. Un rito que se está modificando permanentemente, y que roza ya la linea del sacrilegio, tal y como se está realizando actualmente. Y nos preocupa más la pintura o la chapa, o la techumbre del templo que el ejercicio responsable del toreo como expresión máxima de La Tauromaquia, religión ancestral.
Por eso, yo soy de los que piensan que debieran poner techumbres retráctiles, para acomodarse al tiempo exterior, y poder darle uso cualquier día del año. Igual se ponía de moda la corrida del 1 de Enero, o de Reyes, o de Navidad, como ocurre en otro tipo de eventos, o en este mismo en otros lares de la tierra, más propicios al buen tiempo en estas fechas.
Enhorabuena por el post !! #SÍALACUBIERTA !!
ResponderEliminargracias por ponderar la ribera de logroño y bien por tu articulo patxi pero en logroño lo que es de toros ya se ha perdido todo
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