Juan José Padilla, el loco padilla, el ciclón de Heré, ese hombre que ha tumbado sus lomares enfrentado con los toros más antiguos, con ganaderías poco aptas para la estética, se convirtió en un héroe a partir del inolvidable, por horroroso, suceso en pasado octubre mañico de El Pilar.
Este que para muchos era un gladiador respetable, un héroe de por sí cada vez que le veíamos enfrentándose a todos los miuras del mundo, indultando hasta victorinos, y pocas veces veía toros más 'dulces', (solíamos verle con juanpedros abriendo cartel en la feria de su pueblo. Y creo, que poco más le tocaba) se convirtió para toda la población de buen espíritu en el héroe.
Yo no vengo a criticar nada. Al contrario, sólo quiero confirmar varias cosas:
Juan José está entrenando como un loco. Tentando vacas, pero sobretodo, enfrentando a bureles hechos y derechos. Sin ir más lejos, el otro día en El Grullo, junto a Morante y Manzanares, sorprendió a todos con un cinqueño a quemar de la casa. Y lo hizo sublime con el capote, con las banderillas, con la muleta y con el acero. Entró derecho y certero y no escatimó esfuerzos. Lo dicho, dejó perplejos hasta las figuras que le acompañaban.
Ha tentado en muchos sitios, y torea alguna vez lo que exigen las figuras, pero Padilla siempre, decía y es, ha sido reclamado para torear otro tipo de toro. Y ahora, inmenso e increíble vuelve a lanzarse al coso, con parche, con pata de palo, o con lo que sea, en Olivenza, feria fronteriza donde Cutiño claramente hace un alarde de oasis primaveral antes de que la estación llegue, para que las figuras, los mandones mecen sus muletas y calientan sus muñecas con toritos de cuajo justito y caritas muy de acorde a lo que 'estos esforzados' buscan.
Y no está mal que Padilla toree. Pero, ya hablan de contratos en Sevilla y otros lares, en que va a abrir cartel a las sensibles figuras del momento. Y uno se pregunta qué ha pasado. Ya no va a volver por donde fue. Es por ir más comodo. Quizás me diga alguno que se trata de un hombre impedido en su visión y que, claro...
Y saben qué pasa. Nada de eso. Nada de sensibilidades. Nada de que ahora sea el maestro final del toreo a pie. Sucede que Padilla, un héroe del toreo, un hombre con su forma y su interpretación, que guste más o no guste nada, se la ha jugado con los que más asustan cada tarde, exponiendo esas dos grandes pilas que tiene entre sus piernas, sufrió algo terrible. No era la primera vez que volvía a nacer. Son ya varias en las que este sacerdote, intérprete del rito, ha pagado con su sangre, y a punto de hacerlo con su propia vida. Y esa última y terrible cogida aunó a todo el mundo a chillar a una al #heroepadilla.
A resultas de esto, el público le conoce más que a Manzanares, Perera, Castella y cualquier otro que no salen en la tele habitual. Y además, sucede que el aficionado, tal como están las cosas hoy, está francamente posicionado con el de la Frontera, deseando su regreso, y expectantes con lo que nos pueda ofrecer. Y eso, señoras y señores se llama morbo, y llena plazas, y limpia taquillas. Cosa que 'los otros' per se, no son capaces de hacer. Y como de mandón es la condición de ser avispado, ahora, seguro que el arbol a arrimar va a ser nuestro Juan. El Padilla de todos, el Padilla que encima nos va a abrir el cartel. Compartimos gloria de salida, toreamos lo nuestro, Juan no estorba, es el héroe del momento, y nos seguimos llevando todo caliente.
Así que ya ven. Por ahí van a ir los tiros, según parece, del héroe en esta temporada. Pero, aunque así va a ser, y no me equivoque en una coma, bienvenido a tu lugar torero, bien hallado en la arena de la Vida y la Muerte.
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