Este jueves a las ocho de la tarde, estoy citado en el Club Taurino de Pamplona para participar en una charla sobre la temporada 2.011. Por el camino, me he enterado que el maestro Polite y Fernando Moreno son, también, charladores de la partida. No sé si estaremos alguno más en la palestra. El asunto es que, seamos los que estemos, tras la mesa o en las sillas del salón enfrentadas, podamos llegar a ser un número óptimo y considerable para que se produzca un fluido coloquio entre todos.
De que estaba con Polite, me enteré el día que me llamó el responsable de los jueves taurinos del Club, el bueno de Cecilio Vierge, que me lo mentó. De lo de Fernando me enteré por otro amigo, que se sorprendió, por no enterarse que Carlos y un menda estaban en esa mesa.
Y repito, lo de menos es los citados arriba. Lo digo porque esta temporada tiene tantas historias más allá de lo sucedido en los cosos, que las aguas del tranquilo aficionado bajan más que movidas.
Hablando la pasada semana sobre la cita, Polite y Ganuza, comentaban que con todo lo ocurrido había que procurar que no me embalara, y empezara a desproticar sin dejar títere con cabeza. Carlos le respondía a Juan que se iba a sentar a mi lado a soltarme un rodillazo cada vez que vea que me tiro al vacío. Y yo me reía, pero no me hace ninguna gracia eso de tener que ir controlando mis pensares y pareceres. Aunque, visto lo visto, si la sala está llena de gente de edad avanzada, la mayoría de las cosas pueden no ser de interés, e imagino que pasados como Barcelona, indulto maestrante o qué vendrá a Pamplona la próxima temporada serán el centro del coloquio. Sin olvidar, claro está, las batallitas del abuelo cebolleta, a la que todos estamos abonados, en recordar lo que ocurrió el año de la tos, y que en estos foros funciona a las mil maravillas, ya que muchos aficionados siguen creyendo que el haber visto torear a Belmonte o Manolete da más sabiduría que leer, estudiar, visitar, escuchar, aprender, trabajar en este mundillo del ganado de lidia.
Otra cosa es que, muchos de los que estén, y que tengan ganas de charlar sin miedo a las miradas de los apóstoles del arte táurico en la Vieja Iruña, quieran introducir temas calientes sobre las ausencias, la falta de decoro de alguna corrida en esta tierra, los desmanes de alguna empresa que ha dado corridas en Navarra este año, las vergüenzas de algunos toreros, los fracasos de algunos ganaderos, el nuevo reglamento de Navarra que está en proceso de cocción, las incongruencias de las autoridades y sus delegados, todo lo sucedido en España y Francia, los medios y su desinformación, el dinero público, la situación en las regiones vecinas del norte en comparación con lo que aquí ocurre, la falacia de cultura para nada, la falta de poder del aficionado, lo caro que es esto, la ruina del campo, la ruina humana de los actores.....
En fin, mil temas para muchas sesiones de alegre charla-coloquio que no surgirán, así que me temo que hablaremos de la limpieza y cadenciosidad del pase a derechas en la pañosa de Manzanares y cómo se parece a la de su padre, que les recuerda al movimiento que Rafael Ortega hacía, aunque claro está, que este lo hacía con más verdad que los de ahora. Y es que esto no se puede comparar con aquellos tiempos que vivimos. Sobre todo porque, entonces, amigos y conocidos señores, érais jóvenes. ¡No te jode!
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