En estos tiempos de penumbra artística, pensábamos que los aficionados a La Tauromaquia éramos la cola del grupo de los mal vistos socialmente. Pero no. Resulta que no lo somos.
En estos momentos de euforia política, que parece va a ser muy duro lo que viene, pero que juntos unidos saldremos sí o sí, de la misma forma que no ha habido manera de juntarse hasta ayer, parece que todos de la manita vamos a tirar del carr, resulta que La Tauromaquia ya no sólo no está entre el furgón de los peor vistos, sino que les resbala.
Y es que, si hasta hace cuatro días el terrible temor al terrorismo era la principal sociedad del pueblo español, ahora parece que sólo nos importa el no llegar a fin de mes. ¡Vamos! ¡Como siempre! Solo que hasta hace unos años llegábamos y nos sobrábamos. Entonces, recuerdan, no nos importaba, o nos preocuba muy poco, que el chorizo de turno la hubiese liado parda en algún lar peninsular o insular. Y esto último no va con retintín, es que el tema insular es de órdago y salpica hasta la primera institución del aparato político y social del Estado. Nos indignábamos con el choricillo en cuestión, y si era de nuestro partido, o lo negábamos, lo exculpábamos, o como mal menor, minimizábamos su enfangada obra.
Ahora resulta que hay un furgón de cola en el que juntan a los chorizos de guante blanco, a los políticos, y con ellos a los fumadores y a los cazadores, antes de colocarnos a los aficionados con nuestros toros, bárbaro en incompensible espectáculo, vetusto y denostado, nos dicen de nuestro arte. Pero ven, llaman espectáculo a nuestro rito, como lo hacen muchos de los públicos y aficionados que nutren los cementos de los templos sagrados del dios Uro. Y eso que ya ni estemos en candelero no sé si aún es peor de lo que nos parece.
Lo de los fumadores, todos sabemos el trato que tienen, como si de gays apaleados de los años sesenta y setenta en el occidente se tratase. No puedo compararlos con los tiempos de Franco, ya que, salvo los dos o tres gays del establishment dictatorial consentidos, aquellos iban a la cárcel, al psiquiátrico por la enfermedad que llevaban encima o cosas peores. Hoy hasta los gays pueden tener sus locales, cosa que los fumadores no, pueden salir sin temor en caravanas de manifestaciones y coloridos, y los fumadores no. Me contaron hace poco una exageración. En una manifestación en apoyo al no cierre de una empresa, entre los gritos y consignas iba un amigo con su purito en boca avenida arriba en busca de la Delegación del Gobierno. En esto que se le acerca una compañera del curro y le comenta aquello de que no fume, que huele el aroma que escupe su cachiva y es horroroso, y que no se puede fumar cuando se juntan gente en este tipo de actos. De locos. Y si no fuera porque no me conviene, dan ganas de fumar a todas horas y en todos los sitios. Porque al igual que el exceso de cristianismo convirtió la homosexualidad en una perversión anti natura, cosa que no es así demostrado por las muchas manifestaciones que se dan entre animales y plantas en el mundo natural, ahora resulta que, fumar ya no es un vicio. Ahora es una infame perversión del ser humano. Y ya, se puede ser un homosexual más de los muchos que existen entre los cementos y callejones de las plazas, pero, si tienen boina, ya no se puede fumar. Y comentan, que a poco, ni las abiertas.
De los cazadores, a parte de sumarme a la gratitud por su apoyo a la ILP taurina, tengo comprensión y reconocimiento. Y es que somos cazadores desde el momento en que fuimos evolucionados. Para qué tendremos dientes caninos, si tenemos que ser como las vacas, es decir, vegetarianos. O es que no sabemos que los animales tienen alma. Pero los peces no son animales, claro. Y lo que no saben es que las plantas también tienen alma. O acaso no lo dijo el anterior Obispo de Roma. O es que no podemos reencarnarnos en un anacardo, o en un larguirucho bambú chino, a expensas de que llegue el hermoso y lleno de alma, oso panda y nos deje sin vida. Si ya hasta en los anuncios de la tele, y en cualquier programa se llama al hombre con escopeta el malvado cazador ataca... Y qué quieren que les diga, nunca se me ha dado bien eso de ir a pegar tiros, y desde chaval no he sacado licencia para ello. Sin embargo, algunas de las mejores personas que conozco son escopeteros. Y en España hay cerca de un millón de ellos. Seguro que si hubiera una ILP a sacar adelante lo hacían con la gorra.
Así que, visto lo visto, y según las últimas tendencias, salimos del furgón de cola, ocupado ahora por los malversadores de los fondos públicos, los chorizos del dinero de todos, los políticos en general que se suben los sueldos mientras nos piden que nos ajustemos el cinturón y paguemos más con menos. Y detrás de ellos le siguen fumadores y cazadores.
Así que los homosexuales, tiempo ha, y ahora, racistas, aficionados taurinos y terroristas han salido de esa lista de los peor vistos. Buenos compañeros de viaje nos colocan, y qué pena que ya no tengamos ni consideración de super malos. Lo digo porque según el dicho, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio....
Joder Patxi....
ResponderEliminarEmpezamos la semana bien. Creo que tengo un gravisimo problema en ciernes. Soy taurino, fumador y pa rematar la jugada pescador.
No se si ir al psicologo o directamente suicidarme por todos mis pecados. :)
Un saludo.
Mikel