La guerra prevista entre los toreros, y para la mayoría de ellos, sus amos está servida. Y, ¿se han fijado Vdes. qué hacen todos, empresarios y toreros?
Todos llorando.
Todos peleando sin desmayo por el bien de La Tauromaquia.
Nadie piensa en su bien personal, sólo en el bien de la Fiesta.
Y, ¿cuándo va a acabar esto? ¿Cuándo la afición va a poder decir algo? Porque, al final, sólo nos queda el derecho al pataleo, al chillo en la plaza, para que luego vengan los moleseros, o los propios matadores a dejarnos a un lado. No olvidaré jamás, a un entonces semi imberbe Perera, soberbio como pocos, diciéndome que sólo los matadores que se ponen delante pueden dar una opinión real de esto. Un chico que ni sabía si yo sabía más de lo que él sabe.
Ellos se lo guisan, ellos se lo comen....
Guerra por ver quienes son los más buenos, los santos de esta religión, cuando después del dios Uro, que entre unos y otros mancillan, vejan, quitándole su esencia, su verdad, mutilando su espiritualidad, los únicos santos somos los pacientes desgraciados que, a veces, no sé porqué, amamos esta historia.
Amamos, pagamos y sustentamos esta religión, que entre insensatos humanos, semi dioses unos, faraones los otros, quieren seguir engañándonos.
Y lo malo, es que nuestro amor es tal, nuestra pasión, nuestra espiritualidad es tan superior al circo estético en que quieren convertir todo esto, que seguiremos intentando que esta religión, más que trimilenaria siga alimentando el alma de los creyentes. Y lo haremos por encima de todos ellos, porque la única verdad es que, si hay corazones buenos entre los entresijos de esta religión, como en todas, normalmente somos los fieles por lo único que merecen su existencia.
Así que ni pobres empresarios, ni pobres matadores, ni pobres ganaderos siquiera. La única verdad es lo que se resume en 'el pobre aficionado'.
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