IVAN FANDIÑO DIXIT

Ayer tarde-noche, se daba cita en el Club Taurino de Pamplona, tal y como habíamos anunciado, Iván Fandiño, torero revelación del 2.011, a contarnos si vida y milagros, su experiencia pasada, la temporada 2.011 y lo que no espera por llegar, empezando por la inmediatez del 2.012.

El salón del club a rebosar de gente, que salvo cinco contados superaba la cincuentena, y en su mayoría la edad de jubilación, siendo eso quizás, la nota más triste de la noche para un menda. Y es que no hay renovación en este club, espejo claro de la falta del mismo en los toros.
Presentado por el presidente, Josetxo Gimeno, de forma escueta, rápidamente, un socio, antiguo novillero de Bilbao, Julio Díez 'Espadas', hizo un recordatorio de su paisano, dejando anécdotas de los inicios de la carrera del de Orduña que relajaron aún más, si cabe, al matador vizcaíno, viéndose arropado por un fan patrio desde que se hacía llamar 'El niño de la Antigua', y apenas podía entrar en el traje campero, ni en el vestido de matar.

Entró el diestro a la faena, y, claro y conciso toda la tertulia-coloquio, se posicionó justo un año atrás, cuando la temporada 2.011 se antojaba difícil, no había contratos, sabía sólo que iría a Bilbao, su plaza fuerte, y a Madrid donde le pusieran. Ahí empezaba un año expectante, con unas Ventas que le dejaban los toros de Carriquiri para la Feria de la Comunidad, y Cuadri para San Isidro.
"La verdad es que hago el paseíllo muy relajado en Madrid. Entendámosnos, la responsabilidad no se pierde, pero es que en Madrid estoy como en sitio ganado. Noto que la gente está conmigo y aprecia mi estilo y mis suertes. Y eso lo noto" nos decía un morenísimo de tez, Iván Fandiño. Recuerden esa máxima que los toreros deben estar morenos en invierno y blancos en verano. Es decir, curtidos de campo y América en invierno, encerrados en su torería y responsabilidad en verano.
Y esas palabras sobre Madrid las podíamos corroborar todos cuando le ponían 'la alcachofa plusera' y con desparpajo relajaba la 'sinhueso' ante las cámaras.

Siguiendo la estela de Madrid, Fandiño se pronunció rotundo, espetando que el Carriquiri venteño de primeros de Mayo, ese que con valentía y sufrimiento cuajó y le cortó un apéndice bajo el entusiasmo del graderío, ha supuesto 'un antes y un después' en su carrera.
"Sabíamos que no era la ganadería más propicia para el triunfo. E ir con Cuadri, sólo una tarde en San Isidro tenía sus contras, aunque el pro, que lo de Cuadri funciona en esa plaza"
" Después de esa tarde con aquel Carriquiri, llega la desgracia de la sustitución. Bueno, la desgracia para el compañero y la suerte para mí que Curro Díaz no puede lidiar la corrida de El Montecillo y voy yo en su sustitución..." continúa el torero. Esa tarde también estuvo a punto de rozar la gloria. Al igual que en la de Cuadri, que clavado a fuego lleva esa oreja perdida que le pudo abrir la Grande venteña. Y luego contratos y más contratos.

Llega Pamplona y los 'fuenteymbros'. (Recuerdo que esa tarde se llevó el peor lote, que aún y todo se dejo hacer). El diestro pone un aparte y nos habla de 'la portagaonera'. Preguntado por cómo se le ocurrió en un inciso para tomar aire, se arranca con ello, y responde que no hubo premeditación. No sé si recuerdan, pero les hago un breve recordatorio. Segundo de la terna, en el quinto de la tarde, el vasco se arrancó a la puerta de toriles, levantó la mano ordenando la salida del toraco, y conforme el tren de San José del Valle bufaba le metió una gaonera y se quedó tan pancho.
"No, no. No había nada pensado, ni premeditado. Son suertes que se me ocurren entrenando, y las practicamos, y a veces, soñamos con ejecutarlas, pero no se hacen en las plazas. O pocas de ellas, acaban saliéndote..."

"Sabéis que pasa, es que Pamplona y su ruido, ¡buff! yo no lo veo, no puedo, creo que con el griterío que hay, la gente bebiendo y comiendo su chistorra, su bacalao...la chica ye-yé.. y todas esas cosas, veía que otra vez se me iba el tema...Y en el callejón, cuando arrastraban al cuarto y la gente seguía merendando se acerca mi apoderado, (Néstor, sentado en la mesa también, asiente a su lado) y me dice que tengo que hacer algo que 'acojone' al personal. Te vas a quedar acojonado hasta tú, le repondí, y así me fui para toriles." Risas, aplausos, asentimiento certero de Néstor, y el valiente que sigue contando cómo la plaza se calló, cómo le jalearon el esfuerzo y cómo se enfrentó a ese toro.

Sigue el curtido joven con su temporada, y claro inciso en la nota negativa del año,
"... y es que los toreros tenemos que estar preparados para estas cosas. A mí las cornadas no son una debacle, sino consecuencia de mi profesión, una profesión de riesgo en la que tengo asumida esa parte. Las cornadas forman parte indispensable de mi profesión, lo que ocurre es que la cornada de Málaga me llega en ese momento que tenía más dulce, en que estaba mejor. Y encima perdimos 19 contratos, que eso también molesta una vez que estábamos embalados. Ocurrió, seguimos adelante, y así seguiremos siempre, sabiendo que tienen que llegar..."

La tertulia que se vuelve coloquio y las preguntas y respuestas se suceden. Preguntas comprometidas y respuestas valientes por parte de ambos, del dúo dinámico como les digo en un momento de la noche, y Néstor, con el que hemos conciliado encuentros y desencuentros en estos años, que se sonríe.

Dejamos aquí esta primera parte, porque si no más que un post esto va a parecer un libreto. Pero, no preocuparse que a la siguiente hay más. Mucho más, y más jugoso, seguro.



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