Existencialmente, la búsqueda de la Verdad como única fuente y principio del ser, nos retrotrae a multitud de filosofías, en busca todas ellas de la primera causa, de la razón del ser del Ser.
La filosofía, el pensar, la búsqueda de esos principios, existe en todos los órdenes de las artes, de la Vida misma, y entronca, por desgracia, en una necesidad vital de la búsqueda de la fe, por encima de lo que es la realidad. Porque, al final la realidad es lo que vemos y palpamos como algo definible, sin duda alguna, es decir, como resultado de una verdad lógica y semántica.
¿Es verdad que Pablo Hermoso de Mendoza es el mejor torero a caballo de todos los tiempos? Como resultado de una realidad lógica y semántica, dentro de la Tauromaquia, esta es la verdad más absoluta que actualmente puedo reconocer. Y no pongo este ejemplo por tocar los güevos a Moncholi, que, realmente no tengo ninguna intención de hacerlo, sino porque este último mes y pico de reflexión y silencio, de lectura y estudio, de salidas y necesidades vitales, me dejan claro que para mí no hay más que una verdad: la necesidad de seguir vivo para disfrutar de los míos y de mi pasión. Por cierto, muy destrozada estos últimos cincuenta días.
Uno se ha movido lo justo: dolores en Orthez, adolfada en Azpeitia, Domingo de fiestas de Bayona con Funete Ymbro, sábado de cebadas en Estella, otra fuenteymbrada en Bilbao, ayer mismo.... Y dejado por el camino mil lugares, invitaciones y plazas que debiera haber sido visitadas por el que suscribe, pero que no ha podido ser.
Y la verdad inmutable, esa que nos venden sobre la Tauromaquia, esa que la banda mandona, el molesplus y su batería a la carga están intentando imponer, realmente no existe. Francia no es la panacea, ni la Feria del Norte es Bilbao, ni tiene repercusión alguna en el millón de personas que viven alrededor de la ría.
Esas eran las últimas verdades inmutables que nos quedaban, que nos vendían, y con mi subjetiva verdad, honrada, no es cierto ninguna de ambas ideas. Y lo voy a ir desmontando. Sigo estudiando el futuro de mi vida, y por medio quedarán muchas historias por contar, que serán viejas para entonces, pero reales a mis ojos. Así que las contaré paso a paso.
La única verdad son los buenos ratos que te hacen sentir los amigos, que al final es lo que nos vamos a llevar de aquí. Como el rato bueno que Diego Urdiales le hizo sentir ayer a Pablo García Mancha, que se iba contento de la plaza, vacía por cierto, de que su amigo y paisano hubiera dado la cara, y puesto la honradez y los cojones en la nublada tarde. Y eso, es verdad. No sé si inmutable, formal, mental, epistemológica, ontológica... Se le veía en la sonrisa que llevaba en la cara.
Es la sonrisa beatífica que se te pone cuando ves torear así. O como la que me puso Morante ayer, Dios qué tío, qué barbaridad de torero y de toreo.
ResponderEliminarAlucinante
Un abrazo
Ya viste que yo también sonreía, y lamentaba para mis adentros cómo y porqué toros como esos sólo tenían un tío bien plantado para hacerse con ellos. Y ayer, fuera de Morante, de otro planeta, aluciné con la fuerza y la lucha de David Mora. ¿Qué hubiera pasado si anteayer hubieran estado los de ayer con semejante firmeza?
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