Anoche volvía a casa después de una buena tarde de toros. Ya era hoy, aunque no por muchos minutos, y paladeaba a ojos cerrados cada instante de lo vivido. Y todo me decía que había sido una de esas tardes que deben prolongarse hasta el infinito. Una de esas soirès que deben terminar en 'gaupasa' (noche seguida) alrededor de una mesa, poco humo, bebida justa y charla interminable.
Todo comenzó cuando el presi del club taurino, Juan Ignacio, empezó a liarnos a unos pocos con el centenario de la alternativa de su torero favorito, y hecha la mecha, bastaba buscar la pólvora del cohete. Y así, comienzas con unas ideas ambiciosas, pero al final, el dinero impide muchas de ellas, y con los pies en la tierra baldía actual, diseñas unos días para que la gente se entere de quién fue aquél. Porque, como aficionados, todos tenemos derecho a dar nuestra válida opinión. Pero, también debieramos recordar que tenemos la obligación de mantener este misterio. Y eso se hace con estudio. Mucho estudio. En las bibliotecas se lee, y se aprende mucho. Y en el campo se entiende, se sabe, se crece. Ambas salidas son obligadas para todo aquél que se precie de aficionado. No vale ver toros por la tele, sin más. Eso debe quedar para nuestros mayores. Aquellos que ya hicieron todo lo anterior, y su achacosa vida actual no les permite otra cosa. Del resto, no debemos perdonar la ignorancia de un aficionado. Y por eso, 'el presi' prepara estas charlas. Porque una de las formas de aprender más claras que tenemos es escuchar ponencias de gente preparada.
Puestos al ataque, nos quedaba claro que Paco Aguado debiera ser el centro neurálgico de las charlas. Su seriedad, su pluma, su incesante estudio, y sobre todo, su obra sobre el rey de los toreros nos marcaba el camino a seguir. Y así fue que se contacta con él, y sin dudar cerramos el día. Tras ello se buscan colaboradores, la prensa, los carteles.... Y pensamos que, sin ir muy lejos tenemos en casa al maestro Polite, un estudioso del toreo, y que, por su dual amor a La Tauromaquia y al Flamenco, es un conocedor de la historia del señor Fernando El Gallo y la señá Gabriela, y por ende de su prole. A ello sumamos una película sobre el motor del toreo moderno y la charla que nos puede dar la visión de todos.
Y a unos días del centenario de su presentación como coletudo, ya hemos dado revista a dos tardes, que han sido de gran interés.
Antes de seguir, quiero dejar claro que me entristece que un club con tantos socios, algunos verdaderos fieles, incluso profesionales del taurineo, no hayan dado su medida por su ausencia clara, o soberbia, de unas ponencias que han dejado un listón muy alto por lo que nos han contado.
Carlos Polite, con canas caídas marcadas por su guarismo, el del número guarro, arranca las jornadas, porque entiende, que por humildad, debe ser un simple telonero de la data gorda, la del viernes de Paco. Y uno, que por amistad y respeto, está acostumbrado a ser el que da modernidad a los escritos a pluma del bueno de Carlos (a quien con respeto llamo el gran dictador, porque él dicta y yo trascribo), entra antes que nadie en el trabajo realizado por el hombre. Un buen estudio, desmitificador en muchas cosas, iluminador en otras, dio una charla muy interesante sobre los momentos previos y la presentación como novillero de un joven Joselito en Madrid, un 13 de Junio de 1.912, y de todo lo acaecido ese día, y cómo se vivió desde la crítica del momento. Y con un salón a medias, nos damos cuenta que existen muchos aficionados que ya lo saben todo, y que, seguro que por ser tan reiterativo para ellos, no necesitan aprender. Pero, lo que está claro es que, aun siendo así, no disfrutan de una tarde de toros.
Y ayer, 21, viernes, Francisco Aguado y Montero, dio una soberbia lección de Tauromaquia, dejando sin dudas, todo lo sucedido en la llamada Edad de Oro. Si empiezo por el final, un salón casi lleno, aunque seguían faltando muchos, recibió una sonora y enardecida ovación. Entre bravos y olés, la parroquia estaba dispuesta a sacar en volandas al ponente más allá de las puertas de la plaza. ¡Vamos! orejas, rabo y hasta la pata, hubiese paseado el actor por los alrededores de la Monumental pamplonesa. Y desde aquí predigo que será difícil que actor alguno eleve la calidad, rectitud, seriedad, sapiencia, tempo, ritmo y recorrido de la fluidez vocal, sensata y sencilla, que salía despaciosamente de las cuerdas de un gran Paco Aguado.
Uno hizo los introitos, cortitos y fáciles, presentando a los ponentes, y a la minuta les dejó solo ante los oyentes, arropando simplemente con su presencia. Y es que, tampoco hace falta más. Se bastan y se sobran.
Paco, micrófono en mano, mirando al tendido (que en charlas y ponencias debe ser el contrario, al que hay que domeñar con palabra y tacto) dio una lección magistral sobre la vida del rey de los toreros. Sin papel alguno, ni notas de nada, paseo desde Lagartijo y Frascuelo hasta la suerte finiquitada en Talavera de la Reina. Fue una hora y poco que nos pareció corta a todos. Fue un embelesamiento continuo. Ver de frente a la gente, en un silencio que ni maestrante, conteniendo la respiración y pegados a las sillas para que nada alterara el fluir del saber ha sido una gran experiencia para mí. Y poder estar sentado junto a Paco sintiendo su elocuencia, viendo volar esas miles de palabras como notas perfectas en un pentagrama mozartiano ha sido una experiencia reconfortante.
Todo lo que dijo, los presentes lo recogimos. Repetir en papel frases sueltas darían un resultado inconexo y nefasto con mis vulgares palabras. Haría un flaco favor a la sabia ponencia. Y así, los presentes contarán y cantarán la charla. Pero ya no será igual. Había que estar ahí. Y por eso he comenzando hablando de una gran tarde de toros. Al igual que nadie que no estuvo en Nimes puede dimensionar lo que hablan de corrida histórica, que no histérica como los mediocres y malasangres quieren hacer ver. Lo mismo ocurre cuando no se puede resumir una ponencia, como no podemos resumir el concierto nº 21 para piano y orquesta de Mozart. O lo escuchas entero, o lo reproduces íntegro, o nada vale.
Y tras la charla, nos enfrascamos en una cena de toros. Unos pocos dimos rienda suelta a nuestra pasión. Y ahí compartimos con Paco, y su mujer Ana, unas horas que todos hubiéramos querido que continuaran sin final. Y es que, los aficionados tenemos eso de bueno. Cuando nos ponemos a escuchar y a opinar, no tenemos fondo. No encontramos meta, objetivo, ni final. Porque lo hacemos para aprender, para disfrutar, para sentirnos uno, dentro de lo que nos apasiona. Y debe ser así. No hay que buscar resultados. Simplemente estar, ver, oir, hablar. Y a todos nos dio tremenda pena que se terminara el momento. Pero como siemrpre nos pasa a los aficionados, vamos renacidos en nuestra pasión, sabedores que vendrán otras, y muchas más. Y esto sólo lo da un animal que nos lo quieren castrar. EL TORO.
Amigo y tocayo Patxi:
ResponderEliminarAcabo de encontrarme con la entrada del blog que le dedicas a las jornadas sobre Gallito y aún sigo impactado por tus palabras. O, más
bien, apabullado. Te has pasado unos cuantos pueblos, creo. No se si el ratito que estuve dando la brasa a la gente dio para tanto como dices, pero si así lo sentiste no tengo más que agradecerte tu benevolencia y tu receptividad. La verdad es que para mí, como siempre que se habla de toros con gente sensible, fue una tarde para el recuerdo. Tenía ganas de debutar en el Club Taurino de Pamplona, donde tanto se "chana" de esto, y me encontré con el calor de esos aficionados que,como tú, guardan la llama del toreo durante 355 días al año. Fue todo un placer conoceros, charlar de toros (el ejercicio más sano que conozco para la mente) y disfrutar de vuestra amistad. Espero que la cosa no se quede sólo en el recuerdo de ese gran rato que pasé en Pamplona. Aquí estamos, a vuestra disposición y esperando que se repita. Recibe un fuerte abrazo de un hermano de pasiones, que te está eternamente agradecido por tus bellas palabras en el blog.
Paco Aguado
patxi si estuvistes algun dia en logroño me gustaria que dieras tu version de la feria si es que has podido ir algun dia yo lo tengo muy claro saludos
ResponderEliminarMe invitó un amigo a acompañarle el día de los regalos a Talavante y Juli. Creo que la persona adecuada para ver sobre la feria de Logroño es Pablo García Mancha y yo le he seguido e su blog toroprensa.com todo lo acontecido. Le conozco y sé que pierde amor por arrobas por su paisano Urdiales. Y me parece bien, aunque perdamos todos un poco la objetividad. Siempre me han dicho, viejos aficionados, que lo peor para un aficionado es ser amigo de los toreros porque se pierde perspectiva. Pero es que las amistades deben existir, pero sin sobar las chepas. Creo que todo está hacia abajo. Y Logroño no es menos. Sí, me gustaría que me escribieras un artículo a mi email torosysanfermines@gmail.com con todo lo acontecido y que este año no he podido chupar todo de primera mano.
Eliminar"Lo peor para los aficionados es ser amigo de los toreros...."
ResponderEliminarEso es una verdad que no se puede olvidar, para conservar la neceseria - sino perfecta, no se puede, porqué es imposible- objectividad.
Todos los que viven de la corrida quieren ser amigos de los toreros, y los aficionados tambièn, lo quieren, pero por una razón diferente: afición, admiración,Y la mejora manera para no comprometerse con todos los protagonistas que viven de la corrida: toreros, empresas, ganaderos, prensa...., es tener cuidado a esa diferencia. Porque nosotros vivimos nuestra sola afición pasando por la taquilla.
Saludos de Pedrito de "purafición"
Hola,
ResponderEliminarSin ir con es escrito, pero si relacionado con el antepenultimo, decir que el número 41 de Fuente Ymbro será lidiado por las calles de Almassora el sábado 13 de Octubre.
La verdad es que era el toro mas espectacular de los presentados en la Feria del Toro, pero sus caídas le apartaron de la corrida de la tarde.
Veremos que tal se comporta el animal y si su exclusión de la corrida fue lógica.
Saludos