jueves, 6 de septiembre de 2012

LOS TOROS EN TVE

La corridita de ayer, en la feria de Valladolid, traía cola. Por fin la tele pública, la que pagamos incluso los aficionados, ha dado una corrida de toros, después que en 2006, un iluminado en nombre del progreso las rechazara.

Primero, y antes de ir a la pantomima de ayer: Los toros se perdieron en 2.006 por motivos de locos: es horario infantil y puede herir sus sentimientos, y mientras quitan los toros, las teles se vuelven idiotas y pervertidoras, y en horario infantil vemos de todo menos dibujos animados. Uno que es padre, se echa las manos a la cabeza viendo sexo a tutiplé, insultadores de mala manera a todas horas, naturaleza salvaje en toda regla y esplendor, y sin embargo, el mundo urbanita, el de los niños agilipollados tras sus máquinitas pero que no saben de donde sale la leche (salvo del tetra brik del super) no se puede permitir que estos pobres inocentes (verdaderos salvajes muchos de ellos) vean un escenario rural tan 'cruento'. El mundo al revés, donde nos quejamos de lo tontos que salen los chavales hoy en día, aburridos y quejosos en sus casas, rodeados de maquinitas, mp4, ordenador, móviles, y juguetes por miles, pero los libros llenos de polvo, y la tele siempre encendida viendo pajadas tras otras. Y resulta, que a la hora de estar en la cama te plantan una película de dibujos animados. Lo dicho, el mundo al revés.

Uno, que es de pueblo, que ha vivido entre piedras, árboles, trabajos desde crío y demás, alucina con las nuevas generaciones, falsos, mentirosos, enfrentados al mundo, maleducados, maltratadores de padres y profes.... Y ya sé que no son todos los niños, pero sí muchos. Y sin embargo, mis hijos, desde el día que nacieron han estado por corrales, ganaderías, a veces con riesgos mal calculados, y otras con sobresaltos, y que van a las corridas desde que tenían ojos abiertos, se cuidarán muy mucho en andarse con zaragatas urbanitas. Al contrario, y yo feliz, se comportan con la sabiduría aldeana, la libertad de verdad, el no ver tele ni máquinas por semanas, mientras asaltan ríos, atracan montes, y trabajan lo que se les manda, que aquí arrima todo el mundo el hombro o no comen. Y aun me dicen que cómo me dejan entrar con ellos, que qué enchufe tengo. Y es que la gente se cree que los menores de 16 años no pueden entrar en las plazas porque lo dijo una vez no sé quién en no sé que tele. De hecho, los que más disfrutan del verano en mi casa, son los sobrinos de Madrid, hijos de mi hermana pequeña que vive allí, que se asilvestran lo suficiente como para aguantar unos meses a contracorriente de su entorno urbanizado.

Y ya en la corrida de ayer, las crónicas están ahí. Dos toros de más raza, y las figuras se diluyen. Y si este tipo de corridas, hechas a medida de los matadores, buscando sus toritos colaboradores son lo que debemos vender en la tele, creo que no vamos a arrastrar a nadie nuevo en el negocio. Cierto es que hay que dar lo suyo a El Juli por haber conseguido su retrnsmisión, y agradecer a los otros dos que no cobraran. Pero, sigo pensando que no debemos estar ahí, de pascuas a ramos, simplemente de manera testimonial. Y por eso, el camino es pillar un canal libre, sin pago, donde se dé información y formación de todo lo que comporta la Tauromaquia. Tertulias libres, como en las que muchos lugares de la geografía se dan. Campo, tientas, criadores, escuelas, chavales y más chavales, las figuras día a día en profundidad, los correbous, encierros, suelta de vaquillas. No sólo el rito mayor. Y eso cuesta dinero, y mucho del que se embolsa el taurineo debiera ir a un fondo para lograr eso. Con participación de todos, no con el divismo de uno, que se vende y lleva todo a su terreno. Y como en el fútbol, mucha, pero que mucha crítica. Y si hay que enfrentarse a los poderosos se hace. O cambia el taurinismo y los aficionados tomamos las riendas de lo que queremos o acabaremos viendo y soportando infumables 'espectáculos' en vez de la verdad.

Un canal libre haría acallar a los bobos e imbéciles que piden ensombrecer la señal para su territorio. ¿Cuántos canales nos comemos a diario? ¿cuántos tenemos y que no vemos por aborrecerlos? Hace tanto tiempo que no pongo telecinco que ya no sé ni su programación. Y como hay gente que lo ve, sigue. Pues ese debe ser el principio a seguir. Quien no quiere ver algo que cambie de canal, pero que permita al resto disfrutar con ello. Y eso, señores, se llama libertad, mientras pedir que no se dé, que se inhiba la señal, que se elimine, todo eso, eso es dictadura y prohibición. Y estoy harto de vivir bajo la represión de la democracia, que prohibe, impone tasas a todo, ayuda al rico y jode al pobre, y que encima salgan cuatro políticos de mierda a decir que lo hacen por la libertad y por nuestro bien. Eso es la misma dictadura de Stalin, Franco y tantos otros, que lo hacen por el bien de su pueblo como un padre preocupado. Y no necesitamos padres, ni mentores en la vida diaria, sino gestores que realicen bien el trabajo por el que se les paga. Pero, como parece ilusión, lo que pido es unión para mejorar la historieta de ayer en Valladolid. Unión de todos en pos de salvaguardar una pasión, que aunque minoritaria, debe ser respetada como yo lo hago con programas de la pública en que diferentes religiones dicen su verborrea. Y yo, también tengo derecho a que la mía sea escuchada.

1 comentario:

  1. Comparto mucho de lo que dices (por no decir todo) en tu reflexión sobre la corrida de ayer, y uno que se ha criado en el campo, currando desde pequeño sin causarme ningún trauma, se siente muy identificado con tus palabras.
    Saludos.

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