Despertamos pronto, una mañana más y enseguida, recogido todo en el coche, salimos al olor del café y el zumo y a hincarle el diente a unos huevos o a unos lomos adobados, según pareceres del momento, y a la chimenea, que aún nos daría tiempo de charlar un rato más de toros. Recién levantados y ya charlando de toros con un matador, su cuadrilla y demás taurinos que allí nos damos cita en un momento en una mañana fría, de un límpido azul y una bombilla que no termina de calentar, pero que hará agradable la visita que nos queda.
De ahí a las despedidas contando las horas de volver a juntarnos, esperando que no sean muy prolongadas, y la verdad es que si podemos escaparemos esta primavera a la Venta del Cruce y salimos carretera camino de Tamames; ruteamos dejando a la derecha la Peña Francia, "la raya" buscando las cercas de nuestra última visita: cita, once horas, destino Puerto de la Calderilla.
Y tal como el ganadero que vamos a visitar llegamos puntuales. Es sábado y en el silo y el cebadero el trabajo es incesante, mientras entramos viendo a la derecha las cercas de El Puerto de San Lorenzo y a la izquierda las de El Pilar, ganadería que dadas las circunstancias hemos dejado para el final.
Llega Moisés y entre apretones de manos salta la pelea de la mañana entre sus chuchos, y la cámara no la pierde. Como dos toros encelados, dos de sus perritos se las tienen mientras él intenta encerrar a unos en un coche y dejar a otros fuera. Aún me acuerdo del cabroncete que me mordió el pasado año que esta vez no se atreve a meter el hocico cerca porque se imagina la patada que va a recibir. ¡Hombre! ¡No quiero que el señor de la casa se enfade, pero un meneo si le pegaría!
Nos montamos en el coche, y de cháchara y charla daremos la vuelta a toda la finca, viendo 'pamplonos' y de toda condición que tiene esta casa para la saca anual. Hermosos toros, con sus pelos salmantinos, que aquí hace frío, el buen tiempo llega más tarde y hay que aguantar lo máximo con abrigo extra. A raíz de ello comienza una de la conversaciones profundas de la mañana en las que el ganadero Fraile nos da su punto de vista sobre el tiempo y él cree que el tiempo frío les viene bien a los toros, que no los arredra. A él le parece peor el agua, la continua humedad de la tierra, la nieve, que puede dar problemas de manos y patas, a parte de que eso sí que retrasa el cuajo del toro. De los sanfermineros no hay problema, tiene una decena de buereles de altísima condición: remate, cuajo, caras, variedad de pelajes entre coloraos a negros. Le mentamos que nos da la sensación de verlos más hechos que el pasado ciclo y larga sin dudar que para él es la mejor corrida, en esa condición del toro que exigen esas plazas, que ha preparado nunca, con la coletilla lógica de que lo que después ocurra en el coso no tiene que ver con la intención primaria de escoger, elegir, crear lo mejor para la ocasión. Las cancelas van cayendo y la conversación va variando del tiempo a las plazas, de la alimentación a las fundas, de las horas de dedicación suyas y de toda la familia a las esperanzas sobre el futuro. Y así se nos van más de dos horas antes de entrar a casa a tomar un café antes de salir carretera y manta de vuelta hasta casa. Aceptamos el café, pero avisado de nuestra necesidad de volver, al ganadero le queda un año más el resquemor de no haber hecho todo lo posible porque ya nos apunta que el año que viene empecemos el viaje al revés y así echamos un día entero allá. Aún se le ve más ese parecer cuando nos invita a tentar en primavera, a volver antes de que se encauce la temporada a lo que queramos, y dejando las últimas chistorras, vino y queso, este hombre adusto, como la tierra que pisa, rudo y curtido como el tiempo que la acecha, encallecidas manos que aprieta firme como la honradez que le caracteriza, este recio trabajador como nadie en toda esta tierra, salvo el resto de su familia que fatigan tanto o más que él, nos despide agradecido de la visita, de los presentes, de la charla y de su nueva presencia cuando el ser de la partida la próxima feria se lo ha ganado él, y de la corta pero intensa estancia con que hemos sido bendecidos esta hermosa y soleada mañana somos nosotros quienes debemos agradecérselo sin final.
Y respirando a toro, con el corazón latiendo intesamente, el ánimo incólume y las baterías cargadas para mucho tiempo, salimos recordando este y otros días, haciendo un sincero y agradable resumen de lo vivido. Charlamos todos sin parar, cantamos, tocamos palmas, reímos sin desmayo. Volvemos a casa. No estamos tristes porque esto parezca el final de un viaje. Estamos cansados, felices, alegres de volver a ver a los nuestros, orgullosos del resultado de los días y sabedores que este viaje no ha hecho más que comenzar, para empezar porque siempre lo tendremos presente. Nuestro ordenador central lo guardará en sus archivos privilegiados y para finalizar porque su esencia formará, ya, parte de lo más íntimo de nuestra alma. Y así, pasados muchos días desde que volví, aún respiro profundamente y siento que esto ha ocurrido hace un instante, un momento, y así lo escribo de corrido, porque sé que ya forma parte de mí y de mis compis de viaje, y por eso ya estamos preparando el próximo, cuando aún seguimos deleitándonos con este.
J.J. prepara las maletas que el año que viene te toca.
lunes, 28 de febrero de 2011
viernes, 25 de febrero de 2011
VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. XIII
La ruta continúa, y día a día va llegando a su fin y todos nos damos cuenta mientras pasamos Cáceres camino de nuestra última cita porque los silencios son mayores, y las charlas son ya recuerdos pasados, que a ratos nos parecen lejanos. En esos instantes supe que me había pasado un pelín en la organización del viaje, por la tralla que acumulaban nuestras espaldas, durmiendo cada día en un sitio diferente, sin perder un momento, y eso a Polite, camino de sesenta y ocho, parecía ser demasiado trago. Desde luego Pedro y yo estábamos profundamente cansados, aunque ambos más acostumbrados a estas palizas. Sobretodo Pedro, siempr al volante, una máquina de devorar kilómetros y ya cerca de Béjar sabíamos que pasaríamos los tres mil de largo al volver a casa. Pero el viaje no tiene otra opción. Y por eso, el doloroso placer es único, orgásmico.
La discusión llega un año más sobre la ruta a tomar para llegar a la Venta de El Cruce porque comento con Pedro que debemos coger una vía más cómoda, y Polite que se ha traído la guía Campsa del año de la tos que comenta como única ruta a tomar la de los puertos, desde Béjar a Ciudad Rodrigo, pasando por la misma Peña de Francia. Ruta difícil, complicada, donde apenas te cruzas con un par de coches en sententa hitos de asfalto, menor en distancia pero una carretera para hacerla una sola vez en la vida, y nuevamente entramos en su vía. Hermosos paisajes mientras se pierda la claridad por momentos y otra vez dejamos el camino fácil atrás.
De ruta ya había concertado con Moisés Fraile la hora de visita en su casa, y recibido varias llamads de Paco Cañamero que en vez de esperarnos en El Cruce, se había largado a ver la novillada a Valdemorillo y que llegaría tarde a cenar. ¡Lo que faltaba comentarle a Carlos!
Al final, como todo lo que se persigue, nuestro punto de parada llegó. Angel y su familia que nos esperaban, las habitaciones preparadas y la nota verbal de Cañamero, que llegará a las mil y quinientas, porque lo que iban a ser las nueve y media, fueron las diez y media pasadas. Tiempo para ducharnos, dejar las cosas aparcadas, coger el ordenador para cargar las fotos del día, mientras la noche entra, con frío, y nosotros, sentados al fuego, Polite fumando sin parar como aprovechando todos los sitios donde no le habían dejado, y Angel sacando potes y picoteo, sentado con nosotros mientras departimos y admiramos todos los rincones de su casa que huelen a toro, puesto todo con magnífico gusto. No en vano estamos en la Venta del Cruce, uno de los lugares taurinos por excelencia, un sitio de parada y fonda para muchos toreros, un lugar de cita para el taurinismo local. Y ahí que nos juntamos con algunos de la familia Fraile, donde aparece el torero catalán Serafín Marín, amigo de la casa, que está de tentaderos en la zona, a hacer noche y con quien compartimos charla tanto a la noche como en el desayuno de mañana. Mayorales, taurinos que nos tienen a lo nuestro, y por fin aparece el amigo Cañamero y cenamos, copeamos, charlamos, reímos y terminamos de copas, en mi caso de copa, mientras Polite y Pedro están en la cama. Tarde-noche de toros, en una zona fría, alta, de tapias de piedra, encinas, cerdos negros y toros, muchos toros. Otra de las zonas de ruta torista, aunque Salamanca está perdida respecto a otras tierras que ya le ganan en estos tiempos. El tiempo tan deprimido de la zona, el trabajo mal realizado en generaciones posteriores y otras razones más han hecho que los ganaderos salmantinos estén detrás de extremeños y andaluces, lugares donde está casi toda la flor y nata de las ganaderías modernas, con expceciones en esta y otras tierras. Y aquí lo saben, y eso es una interesante charla que nos tendrá ocupados hasta la misma salida de vuelta a casa.
La discusión llega un año más sobre la ruta a tomar para llegar a la Venta de El Cruce porque comento con Pedro que debemos coger una vía más cómoda, y Polite que se ha traído la guía Campsa del año de la tos que comenta como única ruta a tomar la de los puertos, desde Béjar a Ciudad Rodrigo, pasando por la misma Peña de Francia. Ruta difícil, complicada, donde apenas te cruzas con un par de coches en sententa hitos de asfalto, menor en distancia pero una carretera para hacerla una sola vez en la vida, y nuevamente entramos en su vía. Hermosos paisajes mientras se pierda la claridad por momentos y otra vez dejamos el camino fácil atrás.
De ruta ya había concertado con Moisés Fraile la hora de visita en su casa, y recibido varias llamads de Paco Cañamero que en vez de esperarnos en El Cruce, se había largado a ver la novillada a Valdemorillo y que llegaría tarde a cenar. ¡Lo que faltaba comentarle a Carlos!
Al final, como todo lo que se persigue, nuestro punto de parada llegó. Angel y su familia que nos esperaban, las habitaciones preparadas y la nota verbal de Cañamero, que llegará a las mil y quinientas, porque lo que iban a ser las nueve y media, fueron las diez y media pasadas. Tiempo para ducharnos, dejar las cosas aparcadas, coger el ordenador para cargar las fotos del día, mientras la noche entra, con frío, y nosotros, sentados al fuego, Polite fumando sin parar como aprovechando todos los sitios donde no le habían dejado, y Angel sacando potes y picoteo, sentado con nosotros mientras departimos y admiramos todos los rincones de su casa que huelen a toro, puesto todo con magnífico gusto. No en vano estamos en la Venta del Cruce, uno de los lugares taurinos por excelencia, un sitio de parada y fonda para muchos toreros, un lugar de cita para el taurinismo local. Y ahí que nos juntamos con algunos de la familia Fraile, donde aparece el torero catalán Serafín Marín, amigo de la casa, que está de tentaderos en la zona, a hacer noche y con quien compartimos charla tanto a la noche como en el desayuno de mañana. Mayorales, taurinos que nos tienen a lo nuestro, y por fin aparece el amigo Cañamero y cenamos, copeamos, charlamos, reímos y terminamos de copas, en mi caso de copa, mientras Polite y Pedro están en la cama. Tarde-noche de toros, en una zona fría, alta, de tapias de piedra, encinas, cerdos negros y toros, muchos toros. Otra de las zonas de ruta torista, aunque Salamanca está perdida respecto a otras tierras que ya le ganan en estos tiempos. El tiempo tan deprimido de la zona, el trabajo mal realizado en generaciones posteriores y otras razones más han hecho que los ganaderos salmantinos estén detrás de extremeños y andaluces, lugares donde está casi toda la flor y nata de las ganaderías modernas, con expceciones en esta y otras tierras. Y aquí lo saben, y eso es una interesante charla que nos tendrá ocupados hasta la misma salida de vuelta a casa.
miércoles, 23 de febrero de 2011
VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. XII
Por la mañana, rezongando para levantarnos, nos llegamos al desayuno y ya se notaba claramente en nuestras caras el trote cochinero que llevábamos, incluso tomando el café y la tostada con aceite hablamos de lo que nos quedaba por hacer y si adelantamos un día la vuelta. Ahí vimos flaquear las fuerzas, más si cabe con la mañana que nos esperaba. Tras llenar el coche de maletas y trastos que vamos acumulando salimos de Zafra camino de Fuente de Cantos. Hace sol, aunque sea una mañana fresca, y eso siempre anima, pero ese casancio ya se nota, sobre todo en el Polite que la edad no perdona, y salta la sorpresa de ambos cuando nos vemos inmersos en una carretera que no lleva a ninguna parte, en un verdadero páramo de matorral bajo y cuatro encinas descolocadas. El relieve es ondulante e irregular, y es que en este triángulo entre Fuente de Cantos, Llerena y Monesterio, localidades entre veinte y veinticinco kilómetros de distancia cada una, no hay nada. Verde, cercas, cotos de caza, ovejas y más ovejas, pero ni una triste finca con chabola en una grandísima extensión deprimida. Para colmo, el camino de cabras para entrar en Los Quintos es infame, y el coche, un buen BMW, no es el más apto para funcionar por estos carretiles, y las quejas se agudizan, a lo que uno ya reprende y refrena al personal, y es que estamos en el campo, y esto es así.
Llegamos a Los Quintos y el movimiento es incesante. Coches, toreros, algunos muchachos de la escuela de Badajoz, los vaqueros, y oteando hacia los corrales veo a Borja Domecq y su mayoral Angel Pérez, y hacia allí me voy saludándoles con la mano. Total, que subo hasta allá y me dicen entre saludos y apretones de manos que no me habían reconocido, que se habían quedado mirando y preguntándose quienes eran esos intrusos. Y es que las barbas son ya tupidas y encima con la gorra. '¡Noo! ¡Si te he reconocido por la gorra! -me dice Angel- Y se echa a reir de que todavía esté viva, y es que hace un par de años se quedó tirada por los cercados de Don Tello y allí estuvo pasando el invierno y más de media primavera hasta que a finales de mayo me llama Angel para decirme que la había encontrado y que me la llevaba para los sanfermines. Las vueltas que ha llevado esa gorra desde entonces y que úun esté en mi cabeza es lo que no le cabe a Angel que sabe lo despistado y olvidadizo que puedo llegar a ser con lo que no tiene importancia para mí. En fin, que nos ponemos al orden que hay tres horas por delante de tentadero con seis a ocho vacas preparadas en los corrales y con un matador, un novillero y dos estudiantes de la escuela dispuestos a intentar domeñarlas. Y nos repartimos los tres por el redondel a nuestro aire, bajo el sol, con frescura en el ambiente que hace que Polite entre con Borja al cuarto desde donde toma sus notas, Pedro se vaya a la espalda de Angel, montado al caballo haciendo las funciones de picador y se quede de charla allí con él antes de irse a cuscusear por la finca de cercado en cercado, y yo me quedo con los vaqueros desde los corrales y trajino mis fotos desde allá, mientras sigo con atención el rendimiento de las vacas, de todos los pelajes, de toda condición. A mi espalda veo a varios sementales apartados, que están sin padrear, unos por barbecho, otros a la espera de que sus productos se contrasten. Y es que, esta casa, tiene casi ochenta sementales que comparte con otros proyectos que han surgido desde esta casa madre. Pregunto por Timonel, el indultado en Barcelona, desechado de Pamplona por desentonar en cuanto a volumen con el resto de la corrida embarcada, y me comentan que está en el cercado de más arriba con sus vacas, y uno vuelve a mirar al cielo esperando reencarnarse en un 'timonel' cualquiera.
El tentadero se desarrolla con buen tino, y vemos, en todo momento el buen hacer de José Luis Moreno que está que se sale, que además demuestra su maestría dando clases a los chavales a los que acaba de conocer, volcándose con ellos que, muy educadamente piden su sitio y el permiso al Sr. ganadero. El matador estuvo inmenso en su clase, en 'savoir faire', en enseñar a los muchachos, en estar pendiente del novillero, que se cree que todo sabe y está muy, pero que muy verde aún aunque esté en la lista de arriba. ¡Ahí es donde se ve lo mal que está el escalafón novilleril! Y la mañana va acabándose cuando sale una vaca muy fuerte, muy alta, con unos pitones que asustan a los chavales y que Moreno sale a lidiar cuando vemos que hace cosas raras y le pregunto al vaquero si ya está tentada. ¡No! Lo que pasa es que creo que el otro día, después del tentadero había unos chavales que se quedaron los últimos y creo que se echaron al corral a meterle mano a esta vaca y a la siguiente porque vine yo a la mañana siguiente y no estaban donde las había dejado yo - me comenta uno de los vaqueros -. Y es que esto está en el culo del mundo, y sigue habiendo tapias nocturnos que jalean a las vacas en vez de ponerse en la plaza, y así, al segundo de hablar el ganadero ha gritado ¡puerta! y un posible buen producto irá al matadero. En esta casa al cebadero, donde la engordarán hasta la edad de venta como ternera de lidia,dándole un valor añadido y rendimiento mayor.
Y hacia las dos de la tarde, que todo se para y Borja sale como un tiro a despedirse de nosotros y nos pide disculpas porque tiene una comida de negocios y no podemos unirnos a la mesa, cosa que nosotros agradecemos pero explicamos que tenemos que llegarnos hasta Fuente de San Esteban, allá en tierras salmantinas, cerca de la raya de Portugal, que mañana visitamos El Pilar y comeremos algo frugal para sguir viaje. Y mientras se marcha, nos quedamos de charla con el matador, al que le felicito por su poso y buen tono y pregunto por sus posibles contratos. 'A día de hoy Córdoba en mayo', me dice y estupefacto le pregunto por Castellón donde triunfó el pasado año y me cuenta la historia de su falta. Así, aquel 4 de febrero ya sabía la cacicada de Patón que luego ha salido en público. Y la verdad, José Luis Moreno es un buen torero, con una buena edad y madurez, que a veces ha fallado cuando más le hacía falta pero que da rabia que a este tipo de toreros, tan bien hechos, no se les tenga en cuenta los méritos y se apunten sus leves faltas y tengan que pelear cada tarde por la siguiente, mientras mucho monigote tenga cuarenta fechas apuntadas el uno de enero por tener padrinos y 'cambiacromos'. Y así, entre despedidas de unos y de otros, que Pedro desaparece y uno que es 'cuco' que adivina donde está. ¡Dónde va a estar! En la placita de tientas con el caballo de picar, al cual se arrima, se monta e intenta menear. ¡Pedro y sus caballos!
Nos quedamos con Angel, que tiene que quedarse allí toda la tarde y nos citamos para fechas próximas y tras decir adiós a una mañana de tienta salimos por el infame carretil comunal camino de Fuente de Cantos, donde pararemos en un bar a tomar cuatro cosas y salir pitando, que hay que hacer kilómetros preferiblemente antes de que se haga de noche.
Llegamos a Los Quintos y el movimiento es incesante. Coches, toreros, algunos muchachos de la escuela de Badajoz, los vaqueros, y oteando hacia los corrales veo a Borja Domecq y su mayoral Angel Pérez, y hacia allí me voy saludándoles con la mano. Total, que subo hasta allá y me dicen entre saludos y apretones de manos que no me habían reconocido, que se habían quedado mirando y preguntándose quienes eran esos intrusos. Y es que las barbas son ya tupidas y encima con la gorra. '¡Noo! ¡Si te he reconocido por la gorra! -me dice Angel- Y se echa a reir de que todavía esté viva, y es que hace un par de años se quedó tirada por los cercados de Don Tello y allí estuvo pasando el invierno y más de media primavera hasta que a finales de mayo me llama Angel para decirme que la había encontrado y que me la llevaba para los sanfermines. Las vueltas que ha llevado esa gorra desde entonces y que úun esté en mi cabeza es lo que no le cabe a Angel que sabe lo despistado y olvidadizo que puedo llegar a ser con lo que no tiene importancia para mí. En fin, que nos ponemos al orden que hay tres horas por delante de tentadero con seis a ocho vacas preparadas en los corrales y con un matador, un novillero y dos estudiantes de la escuela dispuestos a intentar domeñarlas. Y nos repartimos los tres por el redondel a nuestro aire, bajo el sol, con frescura en el ambiente que hace que Polite entre con Borja al cuarto desde donde toma sus notas, Pedro se vaya a la espalda de Angel, montado al caballo haciendo las funciones de picador y se quede de charla allí con él antes de irse a cuscusear por la finca de cercado en cercado, y yo me quedo con los vaqueros desde los corrales y trajino mis fotos desde allá, mientras sigo con atención el rendimiento de las vacas, de todos los pelajes, de toda condición. A mi espalda veo a varios sementales apartados, que están sin padrear, unos por barbecho, otros a la espera de que sus productos se contrasten. Y es que, esta casa, tiene casi ochenta sementales que comparte con otros proyectos que han surgido desde esta casa madre. Pregunto por Timonel, el indultado en Barcelona, desechado de Pamplona por desentonar en cuanto a volumen con el resto de la corrida embarcada, y me comentan que está en el cercado de más arriba con sus vacas, y uno vuelve a mirar al cielo esperando reencarnarse en un 'timonel' cualquiera.
El tentadero se desarrolla con buen tino, y vemos, en todo momento el buen hacer de José Luis Moreno que está que se sale, que además demuestra su maestría dando clases a los chavales a los que acaba de conocer, volcándose con ellos que, muy educadamente piden su sitio y el permiso al Sr. ganadero. El matador estuvo inmenso en su clase, en 'savoir faire', en enseñar a los muchachos, en estar pendiente del novillero, que se cree que todo sabe y está muy, pero que muy verde aún aunque esté en la lista de arriba. ¡Ahí es donde se ve lo mal que está el escalafón novilleril! Y la mañana va acabándose cuando sale una vaca muy fuerte, muy alta, con unos pitones que asustan a los chavales y que Moreno sale a lidiar cuando vemos que hace cosas raras y le pregunto al vaquero si ya está tentada. ¡No! Lo que pasa es que creo que el otro día, después del tentadero había unos chavales que se quedaron los últimos y creo que se echaron al corral a meterle mano a esta vaca y a la siguiente porque vine yo a la mañana siguiente y no estaban donde las había dejado yo - me comenta uno de los vaqueros -. Y es que esto está en el culo del mundo, y sigue habiendo tapias nocturnos que jalean a las vacas en vez de ponerse en la plaza, y así, al segundo de hablar el ganadero ha gritado ¡puerta! y un posible buen producto irá al matadero. En esta casa al cebadero, donde la engordarán hasta la edad de venta como ternera de lidia,dándole un valor añadido y rendimiento mayor.
Y hacia las dos de la tarde, que todo se para y Borja sale como un tiro a despedirse de nosotros y nos pide disculpas porque tiene una comida de negocios y no podemos unirnos a la mesa, cosa que nosotros agradecemos pero explicamos que tenemos que llegarnos hasta Fuente de San Esteban, allá en tierras salmantinas, cerca de la raya de Portugal, que mañana visitamos El Pilar y comeremos algo frugal para sguir viaje. Y mientras se marcha, nos quedamos de charla con el matador, al que le felicito por su poso y buen tono y pregunto por sus posibles contratos. 'A día de hoy Córdoba en mayo', me dice y estupefacto le pregunto por Castellón donde triunfó el pasado año y me cuenta la historia de su falta. Así, aquel 4 de febrero ya sabía la cacicada de Patón que luego ha salido en público. Y la verdad, José Luis Moreno es un buen torero, con una buena edad y madurez, que a veces ha fallado cuando más le hacía falta pero que da rabia que a este tipo de toreros, tan bien hechos, no se les tenga en cuenta los méritos y se apunten sus leves faltas y tengan que pelear cada tarde por la siguiente, mientras mucho monigote tenga cuarenta fechas apuntadas el uno de enero por tener padrinos y 'cambiacromos'. Y así, entre despedidas de unos y de otros, que Pedro desaparece y uno que es 'cuco' que adivina donde está. ¡Dónde va a estar! En la placita de tientas con el caballo de picar, al cual se arrima, se monta e intenta menear. ¡Pedro y sus caballos!
Nos quedamos con Angel, que tiene que quedarse allí toda la tarde y nos citamos para fechas próximas y tras decir adiós a una mañana de tienta salimos por el infame carretil comunal camino de Fuente de Cantos, donde pararemos en un bar a tomar cuatro cosas y salir pitando, que hay que hacer kilómetros preferiblemente antes de que se haga de noche.
jueves, 17 de febrero de 2011
Televisiones, Ferias y Martín Peñato
A pesar de estar enfrascado en mil historias de trabajo, a pesar de estar en la cuerda floja continua por los malos tiempos y a pesar de no haber acabado el ciclo de las crónicas del viaje a los Toros de Pamplona, uno sigue atento a todo lo que se mueve y va viendo cosas que le gustan y le disgustan.
La televisión temática es una de las que le gustan, porque hace años que llevaba clamando por ella, una televisión que fuese de todos, que diese contenidos culturales por doquier, que se representasen tertulias y coloquios, charlas y foros de personas interesantes, de gente intelectual, de socios de clubs y de aficionados de todo pelaje, de ganaderos, toreros, empresarios y taurinos de todo pelaje. QUe fuese didáctico y empujase a la juventud a las fincas, montase eventos para ellos, explicase las necedades del pasado a superar, se enfrentase a los políticos con una fuerza unida y después de todo eso, diese festejos de calidad, a poder ser menores, no Madrid, Sevilla, Pamplona, Bilbao y ya está. Y ahora tenemos dos propuestas de TV, las dos minoritarias claro está, una vía web como va a ser Burladero TV, cuya mayor ventaja va a ser que la red es más voluble y permisible a decir más lo que uno piensa y siente y otra en contra, y fundamental, que la mayoría del aficionariado apenas sabe cómo darle a una tecla de este extraño aparato porque están anclados en otros momentos, y digo bien, son la mayoría. No quiero decir que el aficionado no esté presente en internet, todo lo contrario, es increíble la de foros, gente de toda condición y pelaje que nos movemos por este mundo, hinchando las narices a muchos y dando cuerda a otros, de tal modo que la red es el verdadero último reducto de muchos de los aficionados actuales, sobre todo los jóvenes y los más inquietos, y eso es de valorar, y yo lo valoro como el que más porque si no, no estaría aquí, ahora, charlando y dando mis motivos y razones para tener tanto interés entre los que me leen, pero nadie puede negar que el aficionado está bastante encanecido y la juventud por muchos motivos que no son para este instante, está fuera de esta órbita.
Y la otra tele, la plusera, que de manos de Manolo Molés se convierte en temática, pero confío poco en esta tele, que seguirá dando la hagemonía de la palabra a este informador taurino, pero que no abordará esos problemas ni liberará la palabra, empezando porque tiene muchos detractores, siguiendo porque se debe a unos beneficios, que, logicamente, priman sobre el contenido, y dará las ferias de postín donde se puede sacar más tajada y se cuidará como de mearse encima, de largar contra algo que esté en la foto oficial, seguirá en el amiguismo y, por supuesto, no moverá ficha en contra de quien mantiene el chiringuito abierto.
Sin embargo, felicidades a ambas por lanzarse, en privado, a liarse la manta en la cabeza. Yo seguiré esperando una temática a fondo perdido con el dinero de todo el taurinismo, a poder ser en la TDT. ¡Me pido trabajar en ese proyecto cuando alguien tenga cojones de secundarme!
Respecto a las ferias, que empiezan a moverse y a dar nombres, la primera parte de la temporada se va desgranando y sólo dos ideas, que tiempo tendremos en posteriores artículos de dejarlo claro, a vuela pluma; la primera, es que vemos a los mismos que ya han firmado cuarenta mínimo el uno de enero sin respetar a los que triunfan. Pongo por ejemplo a Castellón y la ausencia de José Luis Moreno, torero triunfador del pasado ciclo y pienso que estará enfermo o habrá pedido el oro y el moro, pero como un menda ha estado con él sabe que ninguna de las dos cosas son verdad y que ni siquiera le han llamado, sino que su representante les ha insistido sin contestación. ¡Pero hombre, Patón, qué hay que hacer para volver a las ferias! ¡Tú que has llevado a tus mocetes por todas, muchas veces sin merecerlo! ¡Tú que te has quejado cuando de alguno de tus muchachos eran los perjudicados! Como vemos el chiringuito no cambia, ni con G7, G10 ó G1, que es lo lógico y normal. Los muchos G1 es lo que hay de verdad.
La segunda es que ¡jamás! entenderé como hoy podemos saber los toreros que lidiarán San Miguel en Sevilla y no tengamos el cien por cien del cartel abrileño. No se puede esperar a los que mejor estén en la temporada, ni siquiera a los que sobrevivan para esas fechas, que seguro algunos de los anunciados, visto lo visto años atrás, no estarán. Pero da igual, la casa Pagés lo que tiene que hacer es vender los abonos, así que el de Abril va con Corpus y San Miguel de una tirada y ponemos nombres rumbosos, vendemos más y luego allá por el 28, 29 de Septiembre ya veremos quién va, esos o sus sustitutos, y si son esos, ya veremos cómo se han comportado. Al aficionado le joden, pero qué más da.
Y por último, acordarme del Sr. Martín Peñato, al que por abrumadora mayoría, por no decir por aclamación, los miembros de la Asociación de Ganaderías, que él presidía lo han echado a la calle porque el hombre iba a lo suyo y no a favor de sus asociados. Eso dicen ellos, vamos, no yo y por eso 200 a favor de mandarle a casa contra 17 y 12 en blanco. Lo siento por el juego que daba este ganadero para los plumillas y demás reala canallesca y espero que sus asociados hayan acertado, pero el dicho me viene al pelo Don Martín, 'quien siembra vientos, recoje tempestades' y ahora a ver si te dedicas a seguir en la lucha, en la brecha con tu ganado y a ver que sale de bueno en tu casa. Espero que lo mejor, aunque permítame que lo dude.
La televisión temática es una de las que le gustan, porque hace años que llevaba clamando por ella, una televisión que fuese de todos, que diese contenidos culturales por doquier, que se representasen tertulias y coloquios, charlas y foros de personas interesantes, de gente intelectual, de socios de clubs y de aficionados de todo pelaje, de ganaderos, toreros, empresarios y taurinos de todo pelaje. QUe fuese didáctico y empujase a la juventud a las fincas, montase eventos para ellos, explicase las necedades del pasado a superar, se enfrentase a los políticos con una fuerza unida y después de todo eso, diese festejos de calidad, a poder ser menores, no Madrid, Sevilla, Pamplona, Bilbao y ya está. Y ahora tenemos dos propuestas de TV, las dos minoritarias claro está, una vía web como va a ser Burladero TV, cuya mayor ventaja va a ser que la red es más voluble y permisible a decir más lo que uno piensa y siente y otra en contra, y fundamental, que la mayoría del aficionariado apenas sabe cómo darle a una tecla de este extraño aparato porque están anclados en otros momentos, y digo bien, son la mayoría. No quiero decir que el aficionado no esté presente en internet, todo lo contrario, es increíble la de foros, gente de toda condición y pelaje que nos movemos por este mundo, hinchando las narices a muchos y dando cuerda a otros, de tal modo que la red es el verdadero último reducto de muchos de los aficionados actuales, sobre todo los jóvenes y los más inquietos, y eso es de valorar, y yo lo valoro como el que más porque si no, no estaría aquí, ahora, charlando y dando mis motivos y razones para tener tanto interés entre los que me leen, pero nadie puede negar que el aficionado está bastante encanecido y la juventud por muchos motivos que no son para este instante, está fuera de esta órbita.
Y la otra tele, la plusera, que de manos de Manolo Molés se convierte en temática, pero confío poco en esta tele, que seguirá dando la hagemonía de la palabra a este informador taurino, pero que no abordará esos problemas ni liberará la palabra, empezando porque tiene muchos detractores, siguiendo porque se debe a unos beneficios, que, logicamente, priman sobre el contenido, y dará las ferias de postín donde se puede sacar más tajada y se cuidará como de mearse encima, de largar contra algo que esté en la foto oficial, seguirá en el amiguismo y, por supuesto, no moverá ficha en contra de quien mantiene el chiringuito abierto.
Sin embargo, felicidades a ambas por lanzarse, en privado, a liarse la manta en la cabeza. Yo seguiré esperando una temática a fondo perdido con el dinero de todo el taurinismo, a poder ser en la TDT. ¡Me pido trabajar en ese proyecto cuando alguien tenga cojones de secundarme!
Respecto a las ferias, que empiezan a moverse y a dar nombres, la primera parte de la temporada se va desgranando y sólo dos ideas, que tiempo tendremos en posteriores artículos de dejarlo claro, a vuela pluma; la primera, es que vemos a los mismos que ya han firmado cuarenta mínimo el uno de enero sin respetar a los que triunfan. Pongo por ejemplo a Castellón y la ausencia de José Luis Moreno, torero triunfador del pasado ciclo y pienso que estará enfermo o habrá pedido el oro y el moro, pero como un menda ha estado con él sabe que ninguna de las dos cosas son verdad y que ni siquiera le han llamado, sino que su representante les ha insistido sin contestación. ¡Pero hombre, Patón, qué hay que hacer para volver a las ferias! ¡Tú que has llevado a tus mocetes por todas, muchas veces sin merecerlo! ¡Tú que te has quejado cuando de alguno de tus muchachos eran los perjudicados! Como vemos el chiringuito no cambia, ni con G7, G10 ó G1, que es lo lógico y normal. Los muchos G1 es lo que hay de verdad.
La segunda es que ¡jamás! entenderé como hoy podemos saber los toreros que lidiarán San Miguel en Sevilla y no tengamos el cien por cien del cartel abrileño. No se puede esperar a los que mejor estén en la temporada, ni siquiera a los que sobrevivan para esas fechas, que seguro algunos de los anunciados, visto lo visto años atrás, no estarán. Pero da igual, la casa Pagés lo que tiene que hacer es vender los abonos, así que el de Abril va con Corpus y San Miguel de una tirada y ponemos nombres rumbosos, vendemos más y luego allá por el 28, 29 de Septiembre ya veremos quién va, esos o sus sustitutos, y si son esos, ya veremos cómo se han comportado. Al aficionado le joden, pero qué más da.
Y por último, acordarme del Sr. Martín Peñato, al que por abrumadora mayoría, por no decir por aclamación, los miembros de la Asociación de Ganaderías, que él presidía lo han echado a la calle porque el hombre iba a lo suyo y no a favor de sus asociados. Eso dicen ellos, vamos, no yo y por eso 200 a favor de mandarle a casa contra 17 y 12 en blanco. Lo siento por el juego que daba este ganadero para los plumillas y demás reala canallesca y espero que sus asociados hayan acertado, pero el dicho me viene al pelo Don Martín, 'quien siembra vientos, recoje tempestades' y ahora a ver si te dedicas a seguir en la lucha, en la brecha con tu ganado y a ver que sale de bueno en tu casa. Espero que lo mejor, aunque permítame que lo dude.
martes, 15 de febrero de 2011
VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. XI
Visitamos Zafra, desconocida para los compañeros de viaje, cenamos y a la piltra ligeros que el cansancio acumulado nos empuja a ello. Amanecer, desayunar y al poco rato salimos dirección Jerez de los Caballeros: vamos a Los Bolsicos, otro de los templos sagrados donde regenerar el espíritu. Nos llegamos hasta la puerta de entrada a la casa que encontramos cerrada y con tractor delante y ahí dejamos el coche. Al momento nos damos cuenta que están de labores de traslado de toros del campo a los corrales y eso en esta casa es un espectáculo porque todo pasa por la puerta del cortijo en unos cercados de piedra 'hechos por los albañiles' en 1920. Estamos en el padre de casi todas las ganaderías y madre de muchas, estamos en Conde la Corte.
Llega Savador, el mayoral, hijo del gran Andrés Magallanes, y detrás se va acercando el ganadero Luis Guillermo que abre la puerta y se viene hacia nosotros Saludos, abrazos, palabrotas entre amigos y charla amena, mientras continuamos el ritmo de las faenas del campo. Así, desde un privilegiado burladero vemos la traída de la parada de cabestros con otros dos toros camino de los corrales donde están haciendo labores de enfundar, tarde para las fechas que llevamos, pero son los últimos. Pedro y Carlos ven el manejo a realizar por primera vez en su vida, yo atento a la forma de hacerlo y Luis Guillermo de cháchara con Polite pero atento a mi mirar que luego comentaremos. Es agradable poder formar parte de estas cosas, de opinar y ayudar en positivo con lo que pensamos; comentar el trabajo y el manejo en otras casas; aprender el de muchas y sacar conclusiones: la que más clara que tengo es que cada maestrillo tiene su librillo pero el fin es el mismo, intentar presentar el mejor producto en plaza. Pero en ese librillo no hay normas fijas, sino que todo va evolucionando, y esta casa tiene mucho trabajo por delante para no perder ni dejar de ser un referente en el mundo del toro. Y así a la pregunta de qué estamos haciendo mal, uno abrumado le comenta que el mueco es demasiado viejo y poco apto para las obligaciones actuales de saneamiento, vacunación, y menos para enfundar. 'Sera cabrón este Patxi' y entre jaculatorias nos lleva hasta su herrería donde orgulloso muestra el currelo que hacen y nos muestra el plano y las piezas preparadas de un nuevo mueco en chapa, que a priori parece un buen trabajo. No en vano Luis Guillermo es ingeniero y siempre está ideando aparatos y aparejos para mejorar su finca y las labores camperas, y así tiene recogidos de otros lares aparatos de chatarra a los que en la herrería les darán la vuelta y reconvertirán en un carro, en un tractor o en el aparato a necesitar en la casa. ¡Aquí no se desperdicia nada! Y además, los vaqueros están todos preparados para hacer esos trabajos. Y entre tanto trasto viejo, aún aparecen los embarques de madera que se usaban antaño para llevar los toros en tren a las ferias y entre trastos viejos y seguir las labores de campo en plácida y amena charla se nos hace la hora de comer. Dicen, y lo comparto, que en el campo las horas van lentas, que el trabajo se hace despacio, que no se corre, pero tampoco se para y se echan muchas horas. Eso hace a uno vivir más relajado que en las colmenas urbanitas, y a pesar de todo, pasa, o me da la sensación, de que pasa demasiado pronto el minutero. ¡Será que me parece que se termina demasiado deprisa lo que más vivo me mantiene durante el año! En fin, que nos vamos a Fregenal a comer, así L.G. pasa por la empresa a recoger unos temas pendientes. Y es que el negocio de la casa son los cerdos ibéricos, más que los toros, además de tener en la zona de Fuente de Cantos unas miles de ovejas merinas. Los toros son el compromiso cumplido por su padre a D. Agustín Mendoza, Conde de la Corte, ganadero emblemático, pero actualmente las camadas son cortas, la tienta más dura que nunca y burlar la consanguinidad es complicado. Sin embargo como veremos a la tarde, tras la opípara y cochinera comida, llena de detalles y recuerdos, los toros del Conde siguen siendo un referente. Es sencillo dar caña, es fácil decir es que eso no vale, es que aquella ganadería está p'a l'arrastre, es que aquel ganadero debiera mandar todo al matadero, como largan y largan muchos charlaltanes y juntaletras, enervan a los públicos que al final sólo quieren ver más de lo mismo con el torero dando mil pases a la borrega, y encima se quejan de más de lo mismo, que como decía ellos auspician. La buena charla, la compañía agradable, el no tener prisa hacen de la sobremesa una delicia y de la tarde en la finca momentos de luces y contrastes mientras visitamos los toros que presumiblemente irán a Madrid. Y el día se nos marcha en plena paz y sosiego y llega la hora maldita, la de decirnos hasta pronto, que se alarga siempre cuando no tenemos forma de decirnos adiós y entre abrazos sinceros salimos esperanzados con que las sagradas tapias vuelvan a contener en ellas la raza y la sangre de los elegidos, vuelvan a mantener la salvaguarda de la casta. Los mimbres están a la espera, el recinto, como siempre, en primera línea y el futuro cercano, más de lo que pueda parecer. Y dejando Jerez de los Caballeros y la cementera a mano izquierda, retomamos el camino contrario. Volvemos a Zafra charlando del buen día que hemos compartido y entre risas y recuerdos llegamos a cenar y dormir, que mañana nos vamos de tentadero.
Llega Savador, el mayoral, hijo del gran Andrés Magallanes, y detrás se va acercando el ganadero Luis Guillermo que abre la puerta y se viene hacia nosotros Saludos, abrazos, palabrotas entre amigos y charla amena, mientras continuamos el ritmo de las faenas del campo. Así, desde un privilegiado burladero vemos la traída de la parada de cabestros con otros dos toros camino de los corrales donde están haciendo labores de enfundar, tarde para las fechas que llevamos, pero son los últimos. Pedro y Carlos ven el manejo a realizar por primera vez en su vida, yo atento a la forma de hacerlo y Luis Guillermo de cháchara con Polite pero atento a mi mirar que luego comentaremos. Es agradable poder formar parte de estas cosas, de opinar y ayudar en positivo con lo que pensamos; comentar el trabajo y el manejo en otras casas; aprender el de muchas y sacar conclusiones: la que más clara que tengo es que cada maestrillo tiene su librillo pero el fin es el mismo, intentar presentar el mejor producto en plaza. Pero en ese librillo no hay normas fijas, sino que todo va evolucionando, y esta casa tiene mucho trabajo por delante para no perder ni dejar de ser un referente en el mundo del toro. Y así a la pregunta de qué estamos haciendo mal, uno abrumado le comenta que el mueco es demasiado viejo y poco apto para las obligaciones actuales de saneamiento, vacunación, y menos para enfundar. 'Sera cabrón este Patxi' y entre jaculatorias nos lleva hasta su herrería donde orgulloso muestra el currelo que hacen y nos muestra el plano y las piezas preparadas de un nuevo mueco en chapa, que a priori parece un buen trabajo. No en vano Luis Guillermo es ingeniero y siempre está ideando aparatos y aparejos para mejorar su finca y las labores camperas, y así tiene recogidos de otros lares aparatos de chatarra a los que en la herrería les darán la vuelta y reconvertirán en un carro, en un tractor o en el aparato a necesitar en la casa. ¡Aquí no se desperdicia nada! Y además, los vaqueros están todos preparados para hacer esos trabajos. Y entre tanto trasto viejo, aún aparecen los embarques de madera que se usaban antaño para llevar los toros en tren a las ferias y entre trastos viejos y seguir las labores de campo en plácida y amena charla se nos hace la hora de comer. Dicen, y lo comparto, que en el campo las horas van lentas, que el trabajo se hace despacio, que no se corre, pero tampoco se para y se echan muchas horas. Eso hace a uno vivir más relajado que en las colmenas urbanitas, y a pesar de todo, pasa, o me da la sensación, de que pasa demasiado pronto el minutero. ¡Será que me parece que se termina demasiado deprisa lo que más vivo me mantiene durante el año! En fin, que nos vamos a Fregenal a comer, así L.G. pasa por la empresa a recoger unos temas pendientes. Y es que el negocio de la casa son los cerdos ibéricos, más que los toros, además de tener en la zona de Fuente de Cantos unas miles de ovejas merinas. Los toros son el compromiso cumplido por su padre a D. Agustín Mendoza, Conde de la Corte, ganadero emblemático, pero actualmente las camadas son cortas, la tienta más dura que nunca y burlar la consanguinidad es complicado. Sin embargo como veremos a la tarde, tras la opípara y cochinera comida, llena de detalles y recuerdos, los toros del Conde siguen siendo un referente. Es sencillo dar caña, es fácil decir es que eso no vale, es que aquella ganadería está p'a l'arrastre, es que aquel ganadero debiera mandar todo al matadero, como largan y largan muchos charlaltanes y juntaletras, enervan a los públicos que al final sólo quieren ver más de lo mismo con el torero dando mil pases a la borrega, y encima se quejan de más de lo mismo, que como decía ellos auspician. La buena charla, la compañía agradable, el no tener prisa hacen de la sobremesa una delicia y de la tarde en la finca momentos de luces y contrastes mientras visitamos los toros que presumiblemente irán a Madrid. Y el día se nos marcha en plena paz y sosiego y llega la hora maldita, la de decirnos hasta pronto, que se alarga siempre cuando no tenemos forma de decirnos adiós y entre abrazos sinceros salimos esperanzados con que las sagradas tapias vuelvan a contener en ellas la raza y la sangre de los elegidos, vuelvan a mantener la salvaguarda de la casta. Los mimbres están a la espera, el recinto, como siempre, en primera línea y el futuro cercano, más de lo que pueda parecer. Y dejando Jerez de los Caballeros y la cementera a mano izquierda, retomamos el camino contrario. Volvemos a Zafra charlando del buen día que hemos compartido y entre risas y recuerdos llegamos a cenar y dormir, que mañana nos vamos de tentadero.
lunes, 14 de febrero de 2011
VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. X
Con tiempo de sobra, pasamos Sevilla por el puente del V Centenario y dejando entradas y salidas a diestro y siniestro fijamos rumbo por la autovía de la Plata camino de la carretera de Aracena - Portugal. Vamos a visitar El Parralejo, la novillada debutante en Pamplona, donde el ganadero, conocido desde antes de que lo fuera, vuelve a abrirme sus puertas. Hasta ese día, ningún navarro, a parte de Borja Domecq, había entrado en esa finca. Para mí va a ser la tercera, y a pesar del desvío, la paliza que llevamos y los kilómetros que vamos a hacer, merece la pena visitar este paraje, máxime cuando es el propio ganadero quien nos ha preparado comida, visita a los novillos y tentadero de vacas por la tarde. Voy poniendo en antecedentes a los 'coleguis' de lo que vamos a visitar, sito en otra de las famosas rutas de ganaderías andaluzas, antigua finca de Gabriel Rojas, que había pasado a manos del hijo del dictador panameño Torrijos antes de caer en propiedad de José Moya. El hermoso paraje está a casi mil metros de altitud, junto al embalse de Zufre, en la raya misma de separación de Sevilla y Huelva, con un camino, entre cerdos negros de bellota, bellos andares y mejor sabor, de seis kilómetros antes de entrar en El Parralejo, nombre de la finca y de la ganadería, aspirante aún en la Unión de Criadores, sin antigüedad al no haber lidiado en Madrid, y cuya historia se fraguó en los sanfermines del año 2006. Fue allí donde en el cuartito de la casa de la monumental pamplonesa antes de que comenzara el acto festivo del apartado sanferminero, tres ganaderos junto al de nuevo cuño señaron la creación de este nuevo proyecto. Pronto comenzarán a largar la maledicencia que si más de lo mismo, que si otro proyecto Jandilla, cuando la verdad, todo debe comenzar en algún momento y es de justicia reconocer el arrojo de un hombre, aficionado cabal, a lanzarse a gastar sin medida en un deseo de poder ver su amorosa visión en cumplida realidad. Así, formalizado su ingreso en la Unión, llegaron a la finca quebrada de dehesa montaraz las primeras vacas de Fuente Ymbro (en su mayoría) y de Jandilla, contrastadas con sementales de compra y a préstamo. Se contrata al mayoral Juan Izquierdo, un hombre experimentado en este oficio, y a los vaqueros y se comienzan a realizar las obras pertinentes de acondicionamiento y gestión de una finca de lidia, obras que terminaron el pasado año, todo gestionado por un joven ganadero de reata y tradición, gestor también de la ganadería de la familia, Javier Molina, y cuyo nombre es Rafael. Este experto conocedor ha hecho una labor espectacular, y lo que era una paramera quebrada, de dehesa pobre salvo para ovejas y cerdos que alimentan sus ricas carnes bajo encinares, ahora es una isla fresca y verde de recintos bien direccionados, corredero visionario finalizando en una ancha manga y terminando en un práctico e útil corral, moderno, chapeado, y con un mueco que sirve de embarque, de lo mejor, más versátil y menos nocivo que estos ojos han asimilado, junto a una placita con salones preparados para recibir a muchos amigos. Una gran plaza de gusto y poder que seguro es del agrado de su dueño y que, por los muchos compromisos como empresario de primera línea tendrá su lugar y su razón de ser. Contando y direccionando a nuestro infatigable conductor, avisado de la difícil entrada, que por velocidad se la pasa y ante los chillos de Carlos tenemos que seguir kilómetro más hacia Zufre para dar media vuelta y entrar en el recinto. ¡Y Pedro que no se creía lo del camino de seis kilómetros!
Llegamos a las dos, hora de comer. Mientras los ganaderos están de revista por los cercados, curioseamos a nuestro aire, y quedan agradablemente complacidos por la visión que les relataba. No les había engañado ni un ápice. El ganadero nos regala una buena comida dentro de una charla sobre toros. Están contentos porque ya en Marzo tienen una novillada en Castellón y unos erales para sin picadores en Valencia. Y es que aunque todo esté contrastado y venga de buena reata, la selección es muy dura a pesar de tener las vacas justas, desde el 2008 lidian erales y este año hay novilladas de muy buen tono, pero los rizos aún deben esperar. Aunque seguro que no tanto como hizo Gallardo con Fuente Ymbro, que aquí la marcha es más forzada.
Tras la comida aparece Salvador Cortés con su primo Pedro que va en su cuadrilla de tercero junto a su padre, el gran Luis Mariscal del que me precio de reconocerlo como amigo y que aprovechando el paso del viaje hemos matado dos pájaros de un tiro. Allí, mientras preparan el tentadero marchamos a los corrales para reseñar los novillos, cosa de mayor dificultad aún que los toros, y sin embargo ya me parece una buena corrida. Obviamente los hay más bajos de tono, pero es que apenas tienen tres años la mayoría, algunos ni eso, y eso se nota mucho en unos meses de vida. Los cambios de choto, añojo, eral y utrero son rápidos, y en pocos meses pegan un ajuste que sería para otro 'cuentico'. Tanto es así que le comento a Rafael Molina si sabe que en Navarra no se pueden lidiar novillos con más de quinientos kilos porque algunos de sus apartados están cerca de esos datos, y me dice que no lo sabe, por lo que hablamos de que habrá que echarle cuentas para moverlos más de lo acostumbrado, y es que Rafel Molina lleva años lidiando sus novillos del hierro de la Mercedes en plazas como Valencia, Sevilla, Madrid con pesos por encima de los quinientos y sabe que alguno de los que vemos en esta luminosa tarde está a día de hoy sobre los 480-490 kgs.
Después de la visita, la tienta, que este año hay sol y se pueden realizar. Pedro se va a la zona solanera dentro de un burladero y el ganadero nos coloca en su cuartito a Carlos y a mí junto a ellos, que comentan y analizan los caracteres de sus vacas mientras escuchamos y sólo hablamos si se nos indica. Al final, la condición de una se hace merecedora de la salvaguarda reproductora y el resto va a la quema. Rafael Molina es quien dirige el tentadero, decide la suerte de las eralas y así comenta con el ganadero que la tercera queda apta y librada para llegar a ser madre. Ahí Pepe me mira y me dice cándidamente si me doy cuenta de quién manda en su casa, y complaciente y orgulloso, él mismo responde que su gran virtud es rodearse toda la vida de gente inteligente y válida. Ese es el camino a seguir, me dice y ahí no cabe más que descubrirse y darle la razón.
Volvemos al salón a tomar un café con unas tostadas de aceite y carlar un ratito. Después de dejarle unos humildes presentes me pide que le envíe unos cuántos kilos de chistorra de mi pueblo, quedamos en quince y, por supuesto me dice que a reembolso. Y así, con frío en el atardecer, cuando se pierde la claridad camino de Portugal, nos despedimos agradecidos por el día que nos ha proporcionado, deseosos que le vaya lo mejor posible y como él bien sabe, tanto de Polite como de mí, vigilantes porque así sea. Y si no es, ellos serán los primeros en saber y reconocer el error, y como casa nueva tiempo tiene de poder corregirlo y, seguro, que nos preguntará por ello en busca de la conformidad. Y seguimos por tierras serranas camino de Zafra, donde pernoctaremos un par de noches para visitar a los amigos, a pesar de que este año no sean de la partida pamplonesa.
Llegamos a las dos, hora de comer. Mientras los ganaderos están de revista por los cercados, curioseamos a nuestro aire, y quedan agradablemente complacidos por la visión que les relataba. No les había engañado ni un ápice. El ganadero nos regala una buena comida dentro de una charla sobre toros. Están contentos porque ya en Marzo tienen una novillada en Castellón y unos erales para sin picadores en Valencia. Y es que aunque todo esté contrastado y venga de buena reata, la selección es muy dura a pesar de tener las vacas justas, desde el 2008 lidian erales y este año hay novilladas de muy buen tono, pero los rizos aún deben esperar. Aunque seguro que no tanto como hizo Gallardo con Fuente Ymbro, que aquí la marcha es más forzada.
Tras la comida aparece Salvador Cortés con su primo Pedro que va en su cuadrilla de tercero junto a su padre, el gran Luis Mariscal del que me precio de reconocerlo como amigo y que aprovechando el paso del viaje hemos matado dos pájaros de un tiro. Allí, mientras preparan el tentadero marchamos a los corrales para reseñar los novillos, cosa de mayor dificultad aún que los toros, y sin embargo ya me parece una buena corrida. Obviamente los hay más bajos de tono, pero es que apenas tienen tres años la mayoría, algunos ni eso, y eso se nota mucho en unos meses de vida. Los cambios de choto, añojo, eral y utrero son rápidos, y en pocos meses pegan un ajuste que sería para otro 'cuentico'. Tanto es así que le comento a Rafael Molina si sabe que en Navarra no se pueden lidiar novillos con más de quinientos kilos porque algunos de sus apartados están cerca de esos datos, y me dice que no lo sabe, por lo que hablamos de que habrá que echarle cuentas para moverlos más de lo acostumbrado, y es que Rafel Molina lleva años lidiando sus novillos del hierro de la Mercedes en plazas como Valencia, Sevilla, Madrid con pesos por encima de los quinientos y sabe que alguno de los que vemos en esta luminosa tarde está a día de hoy sobre los 480-490 kgs.
Después de la visita, la tienta, que este año hay sol y se pueden realizar. Pedro se va a la zona solanera dentro de un burladero y el ganadero nos coloca en su cuartito a Carlos y a mí junto a ellos, que comentan y analizan los caracteres de sus vacas mientras escuchamos y sólo hablamos si se nos indica. Al final, la condición de una se hace merecedora de la salvaguarda reproductora y el resto va a la quema. Rafael Molina es quien dirige el tentadero, decide la suerte de las eralas y así comenta con el ganadero que la tercera queda apta y librada para llegar a ser madre. Ahí Pepe me mira y me dice cándidamente si me doy cuenta de quién manda en su casa, y complaciente y orgulloso, él mismo responde que su gran virtud es rodearse toda la vida de gente inteligente y válida. Ese es el camino a seguir, me dice y ahí no cabe más que descubrirse y darle la razón.
Volvemos al salón a tomar un café con unas tostadas de aceite y carlar un ratito. Después de dejarle unos humildes presentes me pide que le envíe unos cuántos kilos de chistorra de mi pueblo, quedamos en quince y, por supuesto me dice que a reembolso. Y así, con frío en el atardecer, cuando se pierde la claridad camino de Portugal, nos despedimos agradecidos por el día que nos ha proporcionado, deseosos que le vaya lo mejor posible y como él bien sabe, tanto de Polite como de mí, vigilantes porque así sea. Y si no es, ellos serán los primeros en saber y reconocer el error, y como casa nueva tiempo tiene de poder corregirlo y, seguro, que nos preguntará por ello en busca de la conformidad. Y seguimos por tierras serranas camino de Zafra, donde pernoctaremos un par de noches para visitar a los amigos, a pesar de que este año no sean de la partida pamplonesa.
VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. IX
El sol aún no repuntaba en la fría mañana cuando recogíamos todos los bartulos, ordenamos las pocas cosas que tocamos pensando en dejar la casa mejor de lo que estaba para que nuestro casero la encontrara en óptimas condiciones y salimos para la botica a entregar las llaves a Pepe, guardián del lugar cuando su dueño, Javier, está fuera y despedirnos sentidamente. Hemos echado unos días buenos en Cádiz y el 'boticario' junto a su doña, han ejercido de excelentes anfitriones y amigos del alma, hemos compartido tardes-noches con ellos, les hemos asaltado la nevera y nos toca cambiar de paraje a nuestro pesar por no poder compartir más, que el viaje continúa. Sin embargo, antes de salir de la provincia y envolvernos en la espiral de día que se presentaba, nos tocaba cerrar la última visita de esas tierras a la próxima Feria del Toro, la ganadería de Torrestrella, un clásico en la historia de dicha feria, pero que llevaba años sin venir a Pamplona. Aún recuerdo todos los desastres encadenados en aquella corrida elegida aquel año en que se estrenaron los nuevos corrales del gas. Entre los percances de última hora en la finca, amén de los anteriores, con dos bajas pocos días antes del embarque, otra en el embarque, otras tres en el gas, la corrida remendada con lo de Bilbao, poniendo a la Misericordia bilbaína en bronca con Alvaro Domecq, con El Potra, con la Meca de Pamplona y dejando la corrida en una escalera por las diferencias de los bilbaínos a los pamplonos. Toros apartados de meses en corrales diferentes y que se hicieron una escabechina en cuanto se juntaron. Recuerdo que ese año, en los estrenos de los nuevos corrales hubo un poco de nerviosismo entre los bureles poniendo en danza a todos los mayorales día y noche. En fin que la corrida fue lamentable, la gente se enteró de que estaba remendada y auspiciados por la prensa puso el grito en el cielo. Aún recuerdo en la tertulia posterior a la corrida, la televisada tertulia del recordado Jorge Ramón Sarasa, compartí mesa con el ganadero que se disculpó, fue el más crítico con los bureles y como mi colega, de espectador en el público le dijo que eso era inaceptable, que una casa pobre puede hacer lo que sea por vender, pero que en el caso de Torrestrella lo único a decir, en contacto con la Casa de Misericordia, es que busquen otro ganado que 'yo no tengo toros'. Cabizbajo quedó Alvaro Domecq Romero, y su ganado pasó instantes de travesía del desierto, a parte de no tener cuajo para tal coso. Cada año, viéndome con Juan Cid, mayoral de la casa, lo mismo a la puerta de su casa como en ferias a las que sí iba, y siempre la misma pregunta: ¿cuándo me retiráis el castigo en Pamplona? Y recuerdo bien la última vez que me hizo esa pregunta, en los sanmateos logroñeses, a lo que, un propio sin saber nada, le respondió que no estaba castigado, que no se martirizara, que si tenía toros volvería a Pamplona seguro, pero que eso era tener toros y que encajara con el perfil que busca Miguel Criado para la Meca. 'Pues no veas que cabecera de camada más de Pamplona tengo'. Y los dos sin tener la menor idea de lo que quince días después iba a pasar que nos dijimos que si era así estaría en los siguientes sanfermines. Cuando se enteró a mitad de octubre que tenía que apartar la camada para Pamplona me llamó a darme las gracias. 'Juan, te juro que no pinto nada ni nada he tenido que ver. Que es pura casualidad y que me alegro mucho porque así volveré a Los Alburejos, además sin que me cobre la señorita en la puerta' recuerdo haberle contestado, a lo que la típica respuesta mentándome la bicha, y quedamos para después de navidades, cuando le llamé y aún estaba en una nube. Con Juan habíamos comido el lunes y como teníamos que estar para las dos de la tarde en Zufre, en plena sierra de Aracena, límite Sevilla - Huelva, hoy miércoles habíamos quedado en visita de médico. Llegar, aparecer Juan Cid y al corral donde los hermosos bureles nos dejaron una gratísima impresión. No echamos fotos más que de esa cabecera de camada apartada por lo que siento no poder compartir ahora esos toros con vosotros. Es cuestión de honradez y compromiso con la Casa de Misericordia, y mientras no me autoricen a publicarlos todos los toros son de las casas visitadas, pero no los designados. Esos ya los tiene la Casa, y no es que sea delito verlos, es que de los diez apartados y reseñados, si los vemos ahora y luego ocurre algún percance empieza el aficionado con las sospechas, las maledicencias contra todo cuando lo ocurrido ha sido un percance fatal. Sí deciros que nos gustó lo reseñado. De los diez, variedad de pelajes, dos clásicos burracos de la casa, colorados salpicados, negros con accidentes típicos de la mezcla y bonitas caras. Dos toros más arriba, que bajo el pensamiento de Juanito serán quitados, y bajo el de Polite y el mío tendrá que moverlos y preparar más a los otros, pero que Pamplona elimina por abajo e iguala por arriba eso está claro. Las caras son muy importantes y más hoy, que el encierro pamplonés está tan masificado y se hace más difícil ver a los bureles y el peligro entre tanta marabunta humana, y Pamplona se debe al sacrificio matinal más que al vespertino.
Hablamos de su manera de enfundar, que a mí no me gusta, y que realizan desde el principio que colocó Fuente Ymbro, recordardo aquel año faltal de tantas pérdidas. No me gusta por la colocación del cartucho en la punta, que al que no sabe cómo es, le parece que el pitón es más de lo que realmente hay debajo; que aún no se ha comprobado científicamente el efecto de la no aireación, y que el plástico está superado por la venda sin lugar a dudas.
Vimos la finca, la cuadra de caballos que Pedro estaba más que interesado por conocer, todo el montaje de corredero con gradas, instalaciones para autobuses enteros llenos de turistas que van a la finca a pasar un día viendo espectáculos de acoso y derribo, calesas, doma de caballos, tientas a campo abierto, todo un montaje a un módico precio y que mueve a mucha gente a ese disfrute y que da empleo a mucho personal para arreglar dichos eventos. Pero en bruto cerca de cien millones de las antiguas recauda el espectáculo.
Son las once y media de la mañana y salimos con un sol agradable, y aún nos queda camino hasta El Parralejo. Salimos contentos con lo visto, apto y apropiado, ¡en Pamplona!, y deseosos que le vaya bien y podamos regresar el próximo año porque tanto en la comida del lunes como en el ratito que nos hemos aparcado hemos disfrutado de verdad con el ya veterano aunque joven en edad, Juan Cid, mayoral de Torrestrella.
Hablamos de su manera de enfundar, que a mí no me gusta, y que realizan desde el principio que colocó Fuente Ymbro, recordardo aquel año faltal de tantas pérdidas. No me gusta por la colocación del cartucho en la punta, que al que no sabe cómo es, le parece que el pitón es más de lo que realmente hay debajo; que aún no se ha comprobado científicamente el efecto de la no aireación, y que el plástico está superado por la venda sin lugar a dudas.
Vimos la finca, la cuadra de caballos que Pedro estaba más que interesado por conocer, todo el montaje de corredero con gradas, instalaciones para autobuses enteros llenos de turistas que van a la finca a pasar un día viendo espectáculos de acoso y derribo, calesas, doma de caballos, tientas a campo abierto, todo un montaje a un módico precio y que mueve a mucha gente a ese disfrute y que da empleo a mucho personal para arreglar dichos eventos. Pero en bruto cerca de cien millones de las antiguas recauda el espectáculo.
Son las once y media de la mañana y salimos con un sol agradable, y aún nos queda camino hasta El Parralejo. Salimos contentos con lo visto, apto y apropiado, ¡en Pamplona!, y deseosos que le vaya bien y podamos regresar el próximo año porque tanto en la comida del lunes como en el ratito que nos hemos aparcado hemos disfrutado de verdad con el ya veterano aunque joven en edad, Juan Cid, mayoral de Torrestrella.
sábado, 12 de febrero de 2011
VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. VIII
Dando unos rodeos a la ciudad de Jerez por fin entramos en Sanlucar de Barrameda, y lo primero a la playa. Hace un día hermoso, frío para los lugareños, aunque a estas horas estamos sobre los diecisiete grados, con un poco de viento, normal en la desembocadura del gran río. Todo son plazas libres para aparcar, la playa desierta, el mar a lontananza tranquilo, en frente Doñana y a la orilla del paseo tres asilvestrados camperos viendo la arena y el choque de las aguas atlánticas con los limos rieros como las vacas mirando al tren. Habremos repetido esta escena multitud de veces y seguimos pareciendo nuevos, o quizás, es que esos silenciosos instantes de ensoñación despierta nos renuevan el espíritu, tan necesitado en estos tiempos de actos de fe, veraces y significativos como este.
Salimos del letargo, y sin dilación al parking junto al Cabildo, que vamos a tiro fijo. Nos llegamos tal día como hoy en busca del mosto sin fermentar, esa bebida chiclosa que surge antes de que los azúcares comiencen el proceso alcohólico. Por supuesto, mosto de la uva palomino, origen responsable de la manzanilla como producto final. Estamos en Sanlucar y el mejor sitio para degustar el mosto, El San Roque, sito en la plaza de su mismo nombre, donde el viejo de Antonio, con uvas propias es el encargado de preparar este brebaje. Y allí nos llegamos, que Pedro es asiduo de este lugar. Comeremos al sol, en la calle y aún es dos de febrero y yo con chaqueta solamente. Y mientras Pedro va a pedir, nos encontramos con que en la mesa de al lado está Pedro Goñi y Sra. con un lugareño que ha trabajado y vivido toda su laboral vida en Pamplona, y que jubilado ha vuelto a su pueblo aunque hijos y nietos sean ya navarros y allí residan. El mundo es un pañuelo, aunque eso pasa por ir a lugares turísticos, y Sanlucar lo es, hermosa y con encanto, y como su playa es aún sobre el Guadalquivir y no a pleno mar aún mantiene el sabor de localidad fronteriza, pescadora, vinatera, marismeña y no es una colmena de guiris como puede ocurrir en las provincias aledañas. Un buen sitio para vivir.
Después de charla interminable, se llega Antonio con la comida, salmorejo, pescaítos, gambitas...pero sin el mosto, y le dice al Sr. Pedro que a él no se lo puede servir, que ha dicho su padre que está para retirar a fermentar y ya no está bueno, así que nos tomamos un blanco de Barbadillo, límpido y fresco hecho también sobre la base palomina. Y sin prisa, relajados por primera vez en todo el viaje como si no hubiera nada que hacer, ni a donde ir, nos dejamos llevar una hora chismeando y hablando de lo que vamos a decir esta noche en El Puerto, cuya respuesta es fácilmente previsible: 'lo que se nos ocurra', ' a ver si ahora nos vamos a quedar en blanco', se ríe Polite. Y es que hablamos de toros y sanfermines en el Club taurino El Rabo a las nueve y media de la noche. Así que, vuelta a Jerez que hay tiempo para relajarse en casa y yo de buscarme un lugar donde comprar un multilector de tarjetas, que por norma de dejar siempre algo olvidado en casa antes de cada viaje, esta vez ha sido el cable de conexión de la cámara al ordenador.
Hecho el recado, pasadas las fotos y liberada la cámara del espacio para otro día, justo, ducha, a recoger a los boticarios a la calle de La Merced y de ahí iremos a El Puerto de Santa María, al de Rafael Alberti, al del recuerdo de Joselito El Gallo, presente en todo momento. Ahora adoran al 'dios' José Tomás, que les ha dado grandes tardes, y el único en llenar esa grandiosa plaza, el mayor ruedo del mundo en diámetro del círculo mágico, catorce mil localidades, donde el toro por la perspectiva aún parece más 'chico' de lo que se merece o parece en los corrales, donde reza la famosa frase joselitista 'quien no ha visto una tarde de toros en El Puerto, no sabe lo que es una tarde de toros'. Ahí vamos, a tierras andaluzas, tierra del toro de lidia por excelencia, ahí vamos dos deslenguados y mordaces viborillas para hablar de toro del norte, del toro del sur y de los sanfermines. Martes noche y poca presencia. A penas una treintena de aficionados. Los presidentes de las plazas de El Puerto y de Jerez entre ellos. Sotelino, crítico local, de maestro de ceremonias, Jesús, el presidente del club de anfitrión, yo, que por respeto y antigüedad cedo los primeros lances a Carlos Polite quien directamente agarra el toro por los cuernos y entramos a saco en materia criticando para bien y lo contrario los sanfermines y el resto del orbe, dando donde más duele en la actualidad y dejando claro que mucho pedir la variedad de encastes pero que al final los toreros no pueden y el público no quiere ver una lidia añeja. Sólo el interés por el torero, sus cien pases por toro sonriente y tranquilo prevalecen en la mayoría de las plazas. Además van quedando muy pocos gladiadores, ya se van retirando los 'pepines' , los 'esplás', y los toreos de primera línea actual ya no van a las ferias a las duras y a las maduras. Sólo a las maduras, y muy maduritas a poder ser. Y ahí, las cómplices sonrisas de los más canosos, el silencio seguidor de los más jóvenes nos reúnen a todos, norte y sur, en una misma idea: somos aficionados y seamos de donde sea que sea, admiramos al toro, eje principal de esta religión, por eso, y a pesar de que las palabras de Joselito El Único estén devaluadas en la plaza porteña hoy en día, todavía aún pone a la entrada del recinto sacro 'plaza de toros', no de toreros.
Terminamos firmando libros, cenando junto a la plaza en un típico de ambiente taurino, todos los que quisieron ir, allí rige la norma del pago a escote, así no hay malos entendidos, hablando, gente muy diversa, de lo que nos une, nuestra religión: el dios Uro. Y ya era de madrugada cuando caíamos rendidos, que pocas horas después mudábamos de hogar.
jueves, 10 de febrero de 2011
Patxi, el defensor de las fundas
Hace ya algún tiempo que dentro del sector taurino, tanto en Francia como en España algunos personajes me vienen mentando, e incluso alguno se acerca a preguntarme si soy 'el de las fundas' y me miran estupefactos o me reprochan mis escritos sobre este tema como si yo fuera comisionista de cada enfundado, como si no entendiera que eso es una manipulación encubierta del astado, como si no me diera cuenta que hablando como hablo del tema enfundador no dejo de ser más que un pésimo aficionado, además de hacer un mal irreparable a la fiesta. Es triste recibir escritos llenos de reproches de este tipo, comentarios y artículos en el que me mentan dándome más importancia de la que realmente tengo aunque vengan a hacerlo en plan despectivo y defenestrable sobre mi persona, lo cual me da igual y sigo pensando que dan demasiada importancia a un taurino tan normal como yo.
La verdad absoluta, la mía, claro está, es que yo no estoy a favor de las fundas. Estoy a favor de que todas las fincas de España, Francia y el resto del planeta toros debieran ser como Dehesa de Frías como mínimo. Grandes extensiones donde el toro viva libre y apenas note la manipulación del hombre, viviendo en estado cuasi salvaje. Pero esto no es posible, primero porque no existen tantos entornos en el globo terráqueo como esa hermosa finca, segundo porque no todos los ganaderos tienen esos posibles, tercero porque ni siquiera en el presumible estado cuasi salvaje de los 'dolores aguirre' se puede huir de la continua manipulación humana tanto en comidas, saneamientos, vacunaciones, guarismos, embarques y demás situaciones que se dan, obligadas por la ley, sin pensar en los posibles percances que hacen necesaria la intervención quirúrgica de vaqueros y veterinarios. Y como nadie parece darse cuenta, fuera del campo, que manipular es manejar (esta es la frase que utilizan en el campo ya que la otra les da miedo) se quedan en el tema de las fundas como manipulación, que lo es, pero no como piensan los que así utilizan tal palabro. Sencillamente, el que no ha enfundado, no ha visto cómo debe hacerse, ni tiene en sus manos los efectos y resultados de su ultilización difícilmente puede explicar los efectos nocivos que mentan sin parar. Estoy de acuerdo de lo hermoso que es ver el toro en el campo sin 'los condones', pero yo no soy ganadero aunque sí nieto de, no me juego mis cuartos, que para mi suerte o desgracia ni los tengo, y creo en que este negocio debía ser más limpio de lo que vemos en casi todas las plazas, pero no debemos mezclar churras con merinas hablando de afeitado encubierto, que no lo es en absoluto. El afeitado o lo es o no. Y en contra de lo que en su día largó el cronista cocherista de EFE en la revista del club bilbaíno para su feria, sé de buena tinta que en Pamplona no se afeita hoy en día a pesar de llegar todos los años variadas ganaderías enfundadoras, cosa que aquel rencoroso y tiñoso personaje mentó supuestamente porque no se atrevió a mojarse, porque sólo fue a hacer mal sin tener pruebas dando sospechas continuas sobre estos temas, siendo junto a otros de villa y corte los defensores de la integridad que ellos mismos tragan, aguantan y defienden a esos toreros afeitadores que son los que pueden, más fuerza tienen y les mantienen los chiringuitos. Hablaba de Bilbao como la única plaza íntegra junto a Madrid y eso es incierto y desgraciadamente demostrable. El año 2010, a pesar del actual séptimo de encornadura revisable (no la quinta parte anterior porque se ha demostrado científicamente que es un séptimo la referencia ósea a vigilar), hay datos que no indicios, de afeitado allá donde torean ciertos matadores, incluído Bilbao, la Feria del Norte, la del Toro por excelencia (recuerden que hace tiempo situé Pamplona al sur de Francia para no chocar en comparaciones absurdas) y datos fehacientes que no han salido a la palestra, que me parece muy bien porque al final el mal parado es el ganadero cuando debieran ir a por el torero y su apoderado como mentirosos del negocio y fraudulentos consumidores del producto, estafadores consumados sobre el testigo, el pagano final del rito. ¿Pero esta continua realidad tiene algo que ver con el enfundado? Rotundamente no. Absolutamente nada. La 'manipulación condonera' afecta más al doble manejo estresante hacia el burel (sobre todo la colocación, porque la retirada de la funda no cuesta apenas instantes y el toro va al cajón sin apenas stress porque recuerda el camino ya que durante ese año va cuatro veces al mismo si no tiene percance alguno antes de la última que es la salida en viaje) que la afectación sobre su astado. El toro astifino seguirá de la misma forma, el astigordo no aparecerá más afilado, la venda actual ni exprime, oprime, quema, reblandece ni nada parecido. No afecta sobre la cuerna y como se coloca se retira. Su única función, a parte de dejar dormir tranquilo al mayoral y respirar sin acelerar el pulso del ganadero, es que el toro no se quede en el camino justo cuando va a revertir su gasto en las arcas del ganadero. ¿Y por qué no las colocan de chotos? me llegan a escupir como si fuera defensa del afeitado encubierto que supone enfundar, mientras que lo único que demuestra es la total ignorancia sobre el campo y el toro que padece quien lanza tales frases. Al igual que los doctorados matan cuatreños y cinqueños y no añojos o erales, el toro desde su nacimiento sufre esos cambios que hacen que año a año pierda la ingenuidad, y es justo en ese instante, cuando se hace mayor, cuando va a empezar a pelearse por el dominio de la camada, por la comida, por los cambios de tiempo, por casi todo...es entonces cuando se le coloca las fundas hasta días antes de ser embarcado. Días peligrosos esos finales, momentos de máximo peligro en los embarques y desembarques, roturas en el enchiqueramiento, en encierros donde los haya. Por eso, cada año hay ganaderos que me mentan lo de hacer el enfundado legal: enfundar los utreros con sello delante de agentes de la autoridad y retirarlos en la plaza antes de su lidia. Y esas buenas palabras que me dicen esos ganaderos me hacen reflexionar sobre quién está a favor de la integridad absoluta y quienes son, al final, los verdaderos responsables del afeitado, los que juegan realmente con el miedo, los que son fácilmente sugestionables y hacen la trampa para jugar con ventaja. Esos son los responsables absolutos, ellos y sus apoderados que son los que fuerzan al ganadero a tragar si quiere seguir vendiendo el producto. Y otra cosa que me hace reflexionar es que al torero, a su apoderado y a su veedor no les gusta las fundas, así que piensen Vdes. y saquen sus conclusiones. Yo hace años que las saqué, me modernicé, aprendí el oficio enfundador y no es que me gusten las fundas, sino que entiendo y comprendo lo que significan y cuando esté con Victorino seré uno de los que le diga que no haga caso de lo que le digan, defienda su negocio, rentabilice todos sus productos y termine enfundando al toro, base de su forma de vida.
La verdad absoluta, la mía, claro está, es que yo no estoy a favor de las fundas. Estoy a favor de que todas las fincas de España, Francia y el resto del planeta toros debieran ser como Dehesa de Frías como mínimo. Grandes extensiones donde el toro viva libre y apenas note la manipulación del hombre, viviendo en estado cuasi salvaje. Pero esto no es posible, primero porque no existen tantos entornos en el globo terráqueo como esa hermosa finca, segundo porque no todos los ganaderos tienen esos posibles, tercero porque ni siquiera en el presumible estado cuasi salvaje de los 'dolores aguirre' se puede huir de la continua manipulación humana tanto en comidas, saneamientos, vacunaciones, guarismos, embarques y demás situaciones que se dan, obligadas por la ley, sin pensar en los posibles percances que hacen necesaria la intervención quirúrgica de vaqueros y veterinarios. Y como nadie parece darse cuenta, fuera del campo, que manipular es manejar (esta es la frase que utilizan en el campo ya que la otra les da miedo) se quedan en el tema de las fundas como manipulación, que lo es, pero no como piensan los que así utilizan tal palabro. Sencillamente, el que no ha enfundado, no ha visto cómo debe hacerse, ni tiene en sus manos los efectos y resultados de su ultilización difícilmente puede explicar los efectos nocivos que mentan sin parar. Estoy de acuerdo de lo hermoso que es ver el toro en el campo sin 'los condones', pero yo no soy ganadero aunque sí nieto de, no me juego mis cuartos, que para mi suerte o desgracia ni los tengo, y creo en que este negocio debía ser más limpio de lo que vemos en casi todas las plazas, pero no debemos mezclar churras con merinas hablando de afeitado encubierto, que no lo es en absoluto. El afeitado o lo es o no. Y en contra de lo que en su día largó el cronista cocherista de EFE en la revista del club bilbaíno para su feria, sé de buena tinta que en Pamplona no se afeita hoy en día a pesar de llegar todos los años variadas ganaderías enfundadoras, cosa que aquel rencoroso y tiñoso personaje mentó supuestamente porque no se atrevió a mojarse, porque sólo fue a hacer mal sin tener pruebas dando sospechas continuas sobre estos temas, siendo junto a otros de villa y corte los defensores de la integridad que ellos mismos tragan, aguantan y defienden a esos toreros afeitadores que son los que pueden, más fuerza tienen y les mantienen los chiringuitos. Hablaba de Bilbao como la única plaza íntegra junto a Madrid y eso es incierto y desgraciadamente demostrable. El año 2010, a pesar del actual séptimo de encornadura revisable (no la quinta parte anterior porque se ha demostrado científicamente que es un séptimo la referencia ósea a vigilar), hay datos que no indicios, de afeitado allá donde torean ciertos matadores, incluído Bilbao, la Feria del Norte, la del Toro por excelencia (recuerden que hace tiempo situé Pamplona al sur de Francia para no chocar en comparaciones absurdas) y datos fehacientes que no han salido a la palestra, que me parece muy bien porque al final el mal parado es el ganadero cuando debieran ir a por el torero y su apoderado como mentirosos del negocio y fraudulentos consumidores del producto, estafadores consumados sobre el testigo, el pagano final del rito. ¿Pero esta continua realidad tiene algo que ver con el enfundado? Rotundamente no. Absolutamente nada. La 'manipulación condonera' afecta más al doble manejo estresante hacia el burel (sobre todo la colocación, porque la retirada de la funda no cuesta apenas instantes y el toro va al cajón sin apenas stress porque recuerda el camino ya que durante ese año va cuatro veces al mismo si no tiene percance alguno antes de la última que es la salida en viaje) que la afectación sobre su astado. El toro astifino seguirá de la misma forma, el astigordo no aparecerá más afilado, la venda actual ni exprime, oprime, quema, reblandece ni nada parecido. No afecta sobre la cuerna y como se coloca se retira. Su única función, a parte de dejar dormir tranquilo al mayoral y respirar sin acelerar el pulso del ganadero, es que el toro no se quede en el camino justo cuando va a revertir su gasto en las arcas del ganadero. ¿Y por qué no las colocan de chotos? me llegan a escupir como si fuera defensa del afeitado encubierto que supone enfundar, mientras que lo único que demuestra es la total ignorancia sobre el campo y el toro que padece quien lanza tales frases. Al igual que los doctorados matan cuatreños y cinqueños y no añojos o erales, el toro desde su nacimiento sufre esos cambios que hacen que año a año pierda la ingenuidad, y es justo en ese instante, cuando se hace mayor, cuando va a empezar a pelearse por el dominio de la camada, por la comida, por los cambios de tiempo, por casi todo...es entonces cuando se le coloca las fundas hasta días antes de ser embarcado. Días peligrosos esos finales, momentos de máximo peligro en los embarques y desembarques, roturas en el enchiqueramiento, en encierros donde los haya. Por eso, cada año hay ganaderos que me mentan lo de hacer el enfundado legal: enfundar los utreros con sello delante de agentes de la autoridad y retirarlos en la plaza antes de su lidia. Y esas buenas palabras que me dicen esos ganaderos me hacen reflexionar sobre quién está a favor de la integridad absoluta y quienes son, al final, los verdaderos responsables del afeitado, los que juegan realmente con el miedo, los que son fácilmente sugestionables y hacen la trampa para jugar con ventaja. Esos son los responsables absolutos, ellos y sus apoderados que son los que fuerzan al ganadero a tragar si quiere seguir vendiendo el producto. Y otra cosa que me hace reflexionar es que al torero, a su apoderado y a su veedor no les gusta las fundas, así que piensen Vdes. y saquen sus conclusiones. Yo hace años que las saqué, me modernicé, aprendí el oficio enfundador y no es que me gusten las fundas, sino que entiendo y comprendo lo que significan y cuando esté con Victorino seré uno de los que le diga que no haga caso de lo que le digan, defienda su negocio, rentabilice todos sus productos y termine enfundando al toro, base de su forma de vida.
miércoles, 9 de febrero de 2011
VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. VIII
Una mañana más amanecemos en nuestro cuartel general en Jerez, y ya los días nos van castigando, al menos a mí, que suelo dormir poco y en cama ajena aún menos. Hemos quedado a media mañana en el campo, aunque ya el pasado atardecer Alvaro Núñez me llama para decirme que él no puede atendernos que va camino de Portugal, pero que ya conozco a los mayorales, así que cualquiera me atiende sin problemas. No es la primera vez que me ocurre en esta casa, que como en todas, están trabajando sin parar, y la verdad es que jamás me he quedado desatendido. Hoy vamos al Grullo, que dicen las cuentas que está sito en Vejer de la Frontera, pero si vas por Vejer, la vuelta es mundial. La verdad es que está junto a una pequeña población que será pedanía de Vejer, otro gran ayuntamiento de la provincia de Cádiz.
Esta casa, Núñez del Cuvillo, líder para muchos de las ganaderías punteras, está puesta con mimo, pero escondiendo su propia condición de gran ganadería. Mucha gente pasará de ruta turística por su propia puerta y ni se enterará de que es una de las casas fuertes y deseadas por las figuras, y ese planteamiento rústico en sus cercas, ese pasasr inadvertido parece ser la idea y decisión de sus dueños. Aquí tres personas se encargan del manejo directo de los animales, otros se encargan de hacer los piensos y dar de comer, el veterinario propio que a todas horas tiene trabajo, y muchas más personas que mantienen aquello en perfecto orden.
Tanto Pepe Muñoz como los hermanos Orihuela hacen todo el manejo a caballo. No puede ser de otra manera ya que sus quebrados cercados, su corta extensión hacen que los toros vivan en grandes manadas, sin llegar a las de los bisontes americanos de las películas, pero a comparación con otras ganaderías esa es la sensación que da.
Aquí todos los animales están enfundados, de forma equivocada a mi juicio y eso lo tendrían que mirar para cambiar de definición. Las pruebas han demostrado que la forma actual de colocación de funda, con transpiración y fin en tuerca no molesta a la masa ósea, se ve la punta por lo que no puede equivocar al veedor (más bien a las comisiones, a un buen veedor difícil confundirlo) y como va de media pala a pitón, ya en la mazorca y la otra media pala uno sabe distinguir sin es astifino o cornigordo, aún con las fundas, siempre y cuando, repito, se coloquen en condiciones, porque, además, el resto de caracteres de caras, si es gacho, cornipaso, cornialto, paletón, bizco, abrochado, o lo contrario, playero....se ve con la fundas de la misma forma que sin ellas. ¡Ah! y no reblandece la masa ósea que nos venden por ahí, como tantas otras cosas. Y es que si por mucha gente fuere aún nos sacarían las muelas con la bota en el hombro y con tenazas de herrero.
Llegamos puntuales y los tres vaqueros a caballo realizando sus labores, y una vez más, no tenían noticia de mi hora de llegada, así que mientras terminan de correr Juan y Pepe los toros por los quebradizos terrenos nos juntamos con Antonio que va camino de las vacas y charlamos un rato sobre como están las cosas en la casa: como han bajado las vacas (trescientas aproximadamente que imagino por qué pero no lo voy a mentar sin prueba fehaciente), como están los toros, las veintiséis a veintiocho corridas que sacan este año, como se reparten los viajes entre los tres (normal, si fuera uno solo viviría diez meses fuera de casa, además que alguna vez no se puede estar en San Sebastián y en El Puerto a la vez), y aún me salta que me va a gustar la corrida de Pamplona, que es una tía, y que no la va a querer Morante ni en pintura. Uno se reserva sus palabras, se muerde la lengua y sigue junto a Pedro que está anodadado, admirando la jaca que monta, que sin riendas ni nada no se ha movido un milímetro de sitio. Como jaca o jaco, tiene poca alzada, pero nos cuenta que es una máquina para el campo, aunque la tiene ya tan baqueteada que hay que cambiarla. Nos enseña los abcesos que tiene el pobre currela que sin llegar a nueve años está para cambiar por el tute que reciben en esa casa y que por cuatro euros las pulen. ¡Yo me la llevo! Por cuatro euros, domado como está y para darle unos paseos el fin de semana, se recupera y sirve de órdago. No me dice nada, ya la habrá pulido y me quedo sin opciones, pero si no, directo para Navarra.
Y así nos llega la hora de fin de tareas, viene Juan a charlar un rato mientras Pepe, que será nuestro guía, va a dejar el caballo que monta. Más que caballo es un autobús, y como decía El Formidable a Ruiz Miguel sobre un Miura de Pamplona que les había tocado, ' inglés, de a dos pisos'.
Uno con un jaco y el otro con un bicho que necesita escalera de avión para montarlo. 'Ande o no ande caballo grande' nos suelta Pepe, mientras montamos en la ranchera camino del apartado pamplonés. Allí, con sabiduría por costumbre, Pepe nos enseña con pelos y señales, uno a uno, los posibles 'pamplonos', y en una visita de médico dejamos liberados a estos hombres que siguen con su continuo trabajo. Los señores no están y ellos dan todo lo ue pueden y deben y se lo agradecemos. Y lo que de entrada les parecía como cutre de cercas y pintas de ganadería, de salida ya les ha cambiado el aire a mis compañeros que se dan cuenta con qué mimo están maldispuestas esas cercas para que parezcan otra cosa. Y es que esta casa es dura en sus puertas de entrada, se trabaja y se gana dinero con este negocio. No hay otra visión. Se hacen sus piensos, todo se queda en casa desde que se planta hasta que se come el animal el rancho dado, a caballo domados por ellos, y tractor va, tractor viene, de cercado en cercado echando de comer. Salimos con tiempo de llegarnos a la desembocadura, frente a Doñana y ahí nos vamos. Hemos cubierto otra etapa, han visto cosas nuevas y vamos sacando conclusiones. ¡Ah! Y hemos salidos indemnes porque nadie ha preguntado por los nombres de mis 'compis' de viaje, porque si ligan a Polite igual hubiese habido momentos de tensión por las últimas crónicas pamplonesas del abuelo cebolleta sobre visitada ganadería. Vamos a comer a la playa, que Pedro rabia por ver su Sanlúcar.
Esta casa, Núñez del Cuvillo, líder para muchos de las ganaderías punteras, está puesta con mimo, pero escondiendo su propia condición de gran ganadería. Mucha gente pasará de ruta turística por su propia puerta y ni se enterará de que es una de las casas fuertes y deseadas por las figuras, y ese planteamiento rústico en sus cercas, ese pasasr inadvertido parece ser la idea y decisión de sus dueños. Aquí tres personas se encargan del manejo directo de los animales, otros se encargan de hacer los piensos y dar de comer, el veterinario propio que a todas horas tiene trabajo, y muchas más personas que mantienen aquello en perfecto orden.
Tanto Pepe Muñoz como los hermanos Orihuela hacen todo el manejo a caballo. No puede ser de otra manera ya que sus quebrados cercados, su corta extensión hacen que los toros vivan en grandes manadas, sin llegar a las de los bisontes americanos de las películas, pero a comparación con otras ganaderías esa es la sensación que da.
Aquí todos los animales están enfundados, de forma equivocada a mi juicio y eso lo tendrían que mirar para cambiar de definición. Las pruebas han demostrado que la forma actual de colocación de funda, con transpiración y fin en tuerca no molesta a la masa ósea, se ve la punta por lo que no puede equivocar al veedor (más bien a las comisiones, a un buen veedor difícil confundirlo) y como va de media pala a pitón, ya en la mazorca y la otra media pala uno sabe distinguir sin es astifino o cornigordo, aún con las fundas, siempre y cuando, repito, se coloquen en condiciones, porque, además, el resto de caracteres de caras, si es gacho, cornipaso, cornialto, paletón, bizco, abrochado, o lo contrario, playero....se ve con la fundas de la misma forma que sin ellas. ¡Ah! y no reblandece la masa ósea que nos venden por ahí, como tantas otras cosas. Y es que si por mucha gente fuere aún nos sacarían las muelas con la bota en el hombro y con tenazas de herrero.
Llegamos puntuales y los tres vaqueros a caballo realizando sus labores, y una vez más, no tenían noticia de mi hora de llegada, así que mientras terminan de correr Juan y Pepe los toros por los quebradizos terrenos nos juntamos con Antonio que va camino de las vacas y charlamos un rato sobre como están las cosas en la casa: como han bajado las vacas (trescientas aproximadamente que imagino por qué pero no lo voy a mentar sin prueba fehaciente), como están los toros, las veintiséis a veintiocho corridas que sacan este año, como se reparten los viajes entre los tres (normal, si fuera uno solo viviría diez meses fuera de casa, además que alguna vez no se puede estar en San Sebastián y en El Puerto a la vez), y aún me salta que me va a gustar la corrida de Pamplona, que es una tía, y que no la va a querer Morante ni en pintura. Uno se reserva sus palabras, se muerde la lengua y sigue junto a Pedro que está anodadado, admirando la jaca que monta, que sin riendas ni nada no se ha movido un milímetro de sitio. Como jaca o jaco, tiene poca alzada, pero nos cuenta que es una máquina para el campo, aunque la tiene ya tan baqueteada que hay que cambiarla. Nos enseña los abcesos que tiene el pobre currela que sin llegar a nueve años está para cambiar por el tute que reciben en esa casa y que por cuatro euros las pulen. ¡Yo me la llevo! Por cuatro euros, domado como está y para darle unos paseos el fin de semana, se recupera y sirve de órdago. No me dice nada, ya la habrá pulido y me quedo sin opciones, pero si no, directo para Navarra.
Y así nos llega la hora de fin de tareas, viene Juan a charlar un rato mientras Pepe, que será nuestro guía, va a dejar el caballo que monta. Más que caballo es un autobús, y como decía El Formidable a Ruiz Miguel sobre un Miura de Pamplona que les había tocado, ' inglés, de a dos pisos'.
Uno con un jaco y el otro con un bicho que necesita escalera de avión para montarlo. 'Ande o no ande caballo grande' nos suelta Pepe, mientras montamos en la ranchera camino del apartado pamplonés. Allí, con sabiduría por costumbre, Pepe nos enseña con pelos y señales, uno a uno, los posibles 'pamplonos', y en una visita de médico dejamos liberados a estos hombres que siguen con su continuo trabajo. Los señores no están y ellos dan todo lo ue pueden y deben y se lo agradecemos. Y lo que de entrada les parecía como cutre de cercas y pintas de ganadería, de salida ya les ha cambiado el aire a mis compañeros que se dan cuenta con qué mimo están maldispuestas esas cercas para que parezcan otra cosa. Y es que esta casa es dura en sus puertas de entrada, se trabaja y se gana dinero con este negocio. No hay otra visión. Se hacen sus piensos, todo se queda en casa desde que se planta hasta que se come el animal el rancho dado, a caballo domados por ellos, y tractor va, tractor viene, de cercado en cercado echando de comer. Salimos con tiempo de llegarnos a la desembocadura, frente a Doñana y ahí nos vamos. Hemos cubierto otra etapa, han visto cosas nuevas y vamos sacando conclusiones. ¡Ah! Y hemos salidos indemnes porque nadie ha preguntado por los nombres de mis 'compis' de viaje, porque si ligan a Polite igual hubiese habido momentos de tensión por las últimas crónicas pamplonesas del abuelo cebolleta sobre visitada ganadería. Vamos a comer a la playa, que Pedro rabia por ver su Sanlúcar.
martes, 8 de febrero de 2011
VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. VII
Volvíamos por la autovía, como dice la canción, caminito de Heré, aún comentando el día y seguíamos sorprendidos con lo bien que está el cercno al centenario ganadero y alucinando por alguno de sus cuentos del día. Lo de conducir es difícil de creer, pero lo de su carnet aún más. Como nos contó, aburridos de verlo en tráfico, este otoño le han renovado el carnet ¡hasta el 2015! Y nos reíamos pensando en la cara que pondrá el funcionario en cuestión cuando llegue esa fecha y esté al punto de la mañana a renovarlo por otros cinco, ja! ja!. O cuando nos contaba que en unos días, en cuanto se secara un poco el suelo saldría por las mañanas a caballo por la finca. La verdad ¡genio y figura! ¡todo un crack! este Don Salvador. Y así comentando y comentando nos llegamos hasta la zona céntrica de la ciudad del caballo que teníamos cita en el programa taurino de la COPE del amigo Sotelino. Preparando la cita porteña del día posterior y hablando de los toros visitados y de los sanfermines quedábamos citados en los estudios para charlar con Manolo en su programa 'Puerta grande' a las siete de la tarde y casi con la hora encima entrábamos en sus locales.
Tanto Polite como un menda han fatigado en esas labores en la emisora popular así que casi uno se encontraba como en casa, y allí largamos de lo divino y humano de esto de los toros, de los sanfermines, de nuestro viaje, de cómo nos parecían la situación actual, los toros reseñados, además de avisar a quien pudiera que el martes las nueve de la noche (¡vaya horita!) coloquiaríamos sobre los sanfermines, aprovechando que el Guadalete pasa por Jerez, en el club taurino El Rabo de El Puerto de Santa María. En medio de ello, entró en antena Víctor Puerto, y la verdad es que me sorprendió por el poso y la humildad que demostró en sus palabras, notándose ese cuajo que se gana con la edad. Así se lo hice saber a la vez que le recordaba algún lance de Pamplona y preguntaba sobre su último triunfo, y ¡coño! me relato y recordó al compadre Juan Ignacio que fue quién se levantó para indicarle lo que tenía que hacer con aquel toro, al que, obediente, el matador le cortó su último apéndice en la ciudad. Veremos cómo le va a ir por el planeta toros, pero si de verdad está con la firmeza, humildad, poso y gusto con el que habló puede dar buenas tardes. Para empezar nos despedimos hasta San Raimundo en Fitero y parece que va atando tardes.
Terminado el programa a la Peña 7 de Julio, donde esperaban más de un amigo para echar unos tragos y un ratito largando de nuestras cosas. Ahí estaba mi poderdante, Javier, que con once años ya se ha estirado, y de qué manera, con un becerro a plaza llena en el último bolsín. Tiene madera, va a ser torero y ya arreglamos que tiene que entrar en la escuela y sorprender a todos. La verdad es que está muy toreado de salón, y ya con su parca edad y poquita cosa que parece (me recuerda en carita de bueno, seriedad, hechuras a El Juli de 1.994, becerrista poderoso por entonces) asombra a propios y extraños por su forma de ser, de hablar. Encima notas sobresalientes, así que Pregrino hijo se ha ganado entrar en la escuela taurina. Los dos nos pusimos a charlar en una esquina, pero luego, con Polite filosofando sobre la vida, dándole grandes palabras fue el centro del momento. Era un gusto para todos ver la carita del muchacho, atento a lo que decía Polite, en su faceta más docta e ilustrativa. Y así se nos fueron las horas hasta que despedidas de todos y a picar rápido algo a la Tertulia de Pedro, a puerta cerrada, los últimos y fregado y recogido todo salíamos a dormir que por la mañana tocaba campo.
Tanto Polite como un menda han fatigado en esas labores en la emisora popular así que casi uno se encontraba como en casa, y allí largamos de lo divino y humano de esto de los toros, de los sanfermines, de nuestro viaje, de cómo nos parecían la situación actual, los toros reseñados, además de avisar a quien pudiera que el martes las nueve de la noche (¡vaya horita!) coloquiaríamos sobre los sanfermines, aprovechando que el Guadalete pasa por Jerez, en el club taurino El Rabo de El Puerto de Santa María. En medio de ello, entró en antena Víctor Puerto, y la verdad es que me sorprendió por el poso y la humildad que demostró en sus palabras, notándose ese cuajo que se gana con la edad. Así se lo hice saber a la vez que le recordaba algún lance de Pamplona y preguntaba sobre su último triunfo, y ¡coño! me relato y recordó al compadre Juan Ignacio que fue quién se levantó para indicarle lo que tenía que hacer con aquel toro, al que, obediente, el matador le cortó su último apéndice en la ciudad. Veremos cómo le va a ir por el planeta toros, pero si de verdad está con la firmeza, humildad, poso y gusto con el que habló puede dar buenas tardes. Para empezar nos despedimos hasta San Raimundo en Fitero y parece que va atando tardes.
Terminado el programa a la Peña 7 de Julio, donde esperaban más de un amigo para echar unos tragos y un ratito largando de nuestras cosas. Ahí estaba mi poderdante, Javier, que con once años ya se ha estirado, y de qué manera, con un becerro a plaza llena en el último bolsín. Tiene madera, va a ser torero y ya arreglamos que tiene que entrar en la escuela y sorprender a todos. La verdad es que está muy toreado de salón, y ya con su parca edad y poquita cosa que parece (me recuerda en carita de bueno, seriedad, hechuras a El Juli de 1.994, becerrista poderoso por entonces) asombra a propios y extraños por su forma de ser, de hablar. Encima notas sobresalientes, así que Pregrino hijo se ha ganado entrar en la escuela taurina. Los dos nos pusimos a charlar en una esquina, pero luego, con Polite filosofando sobre la vida, dándole grandes palabras fue el centro del momento. Era un gusto para todos ver la carita del muchacho, atento a lo que decía Polite, en su faceta más docta e ilustrativa. Y así se nos fueron las horas hasta que despedidas de todos y a picar rápido algo a la Tertulia de Pedro, a puerta cerrada, los últimos y fregado y recogido todo salíamos a dormir que por la mañana tocaba campo.
lunes, 7 de febrero de 2011
VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. VI
Lunes y arriba, que el día llega largo. El ordenador para trabajar que se me acumulan los temas y a pesar de andar a más de mil kilómetros hay que seguir dándole a los negocios y no dejar de lado a nadie. Desayunados ya, nuestro zumo, nuestra tostada con aceite y tomate y un café y ¡al campo! Hoy nos vamos a La Zorrera, donde cada vez se hace más especial la visita por el hecho de disfrutar de Don Salvador, el decano de los ganaderos camino de sus 93 años, un libro abierto, una sabiduría antigua, un hombre con sorna, charlador agradable y muy claro. Los años son ya más que suficientes para que se mantenga el dicho de 'a estas alturas están por encima del bien y del mal'.
Pasando de ganadería en ganadería, de bravo y de manso, divisando el monte donde se sitúa Medina Sidonia y más lejos La Torre de la Estrella puntos referenciales que marcaban la llegada a La Zorrera en antaño, hoy vía autovía la referencia te la da los molinos que rodean la misma, el parque eólico que se ha instalado entre cercados, vacas y toros. Y es que cada uno se busca el negocio como puede, porque lo que está claro es que mantener una ganadería a día de hoy no se sostiene con el pago del producto final. Casi al cien por cien, las ganaderías necesitan otras vías de salvación de las mismas, y en esta casa lo lógico era un parque de aereogeneradores, sólo de ver cómo casca por aquí el levante.
Llegamos a la hora marcada y enseguida aparece José, hijo pequeño de la casa que nos atiende al instante, y como en todos los sitios, enseguida nos marca que nos va a gustar la corrida separada, cuando aparece en medio del solecito que hace, el anciano Cebada y empieza la emoción. Abrazos, charlas y al coche que subimos al corral de arriba, al más alto de la casa, donde tiene apartada la mayoría de la corrida pamplonesa desde hace meses, antes de saber si iba a ser de la partida este año, que no se crean, dudas ha habido, pero Salvador apuesta por ir a Pamplona camino de sus noventa y tres años. Ni sentados en el coche la lucidez de este sabio comienza a dar caña. Sentado junto a Pedro y yo en la parte posterior del coche empieza a dar caña al jurado de Pamplona, ineptos e ineficientes desconocedores del toro bravo por los premios que dan, y ahí topa con Polite, que precisamente forma parte del jurado. Luego se arranca contra su 'niño' que nos va a dejar embarrancados en el barro y tras una hora y pico deambulando hemos echado un rato de recordar porque no ha dejado títere con cabeza. Aún llegamos a la casa y tras una charla quedamos en subir a comer a Venta Pascual y resulta que el viejo ganadero quiere subir él su coche, y como si nada le sacan a la explanada la ranchera y nos salta sin ambages que quien no quiera volver a Pamplona que suba con él. Y entre risas, Pedro sube su coche, y quedo con Polite que como tiene al hijo criado y aún yo no los tengo a los míos suba él con D. Salvador. Y muertos de risa con las ocurrencias que tiene subimos a la venta. Ni entrar en el aparcamiento y veo a Juanito Cid, puntual a la cita para tomarnos un aperitivo y quedar para el miércoles en Los Alburejos. Ahí, entre oloroso 'Alburejos' y fino 'La Janda' que Salvador, que está en su salsa, se mete conmigo y mi barbita invernal y me dice de todo. Y es que donde hay confianza....y el 'abuelo' tiene derecho a decirme todo lo que quiera. Que se lo admito.
Entramos a comer, Juanito incluido que le ha convidado Cebada, y nos metemos comida de campo entre pecho y espalda mientras escuchamos toda clase de historias, cuentos, enseñanzas sobre el toro y el caballo. Juanito es un gran caballista y ha quedado unas cuantas veces campeón de acoso y derribo. Y en torno a ello y a la situación del toro actual, sus problemas, las dificultades que padece y demás cuestiones rigen la charla hasta el café, en que me quedo a solas con el ganadero que los demás están en la calle, Pedro al sol y Carlos y Juan al humo. Y tras la sobremesa que no llegan los compañeros de dominó y llega la despedida. 'Estos sanfermines allá estoy'. 'Imagino que el ocho, como siempre' Y no se equivocará, porque espero poder verlo en sanfermines, después de tantos años sin faltar a su cita preferida.
Pasando de ganadería en ganadería, de bravo y de manso, divisando el monte donde se sitúa Medina Sidonia y más lejos La Torre de la Estrella puntos referenciales que marcaban la llegada a La Zorrera en antaño, hoy vía autovía la referencia te la da los molinos que rodean la misma, el parque eólico que se ha instalado entre cercados, vacas y toros. Y es que cada uno se busca el negocio como puede, porque lo que está claro es que mantener una ganadería a día de hoy no se sostiene con el pago del producto final. Casi al cien por cien, las ganaderías necesitan otras vías de salvación de las mismas, y en esta casa lo lógico era un parque de aereogeneradores, sólo de ver cómo casca por aquí el levante.
Llegamos a la hora marcada y enseguida aparece José, hijo pequeño de la casa que nos atiende al instante, y como en todos los sitios, enseguida nos marca que nos va a gustar la corrida separada, cuando aparece en medio del solecito que hace, el anciano Cebada y empieza la emoción. Abrazos, charlas y al coche que subimos al corral de arriba, al más alto de la casa, donde tiene apartada la mayoría de la corrida pamplonesa desde hace meses, antes de saber si iba a ser de la partida este año, que no se crean, dudas ha habido, pero Salvador apuesta por ir a Pamplona camino de sus noventa y tres años. Ni sentados en el coche la lucidez de este sabio comienza a dar caña. Sentado junto a Pedro y yo en la parte posterior del coche empieza a dar caña al jurado de Pamplona, ineptos e ineficientes desconocedores del toro bravo por los premios que dan, y ahí topa con Polite, que precisamente forma parte del jurado. Luego se arranca contra su 'niño' que nos va a dejar embarrancados en el barro y tras una hora y pico deambulando hemos echado un rato de recordar porque no ha dejado títere con cabeza. Aún llegamos a la casa y tras una charla quedamos en subir a comer a Venta Pascual y resulta que el viejo ganadero quiere subir él su coche, y como si nada le sacan a la explanada la ranchera y nos salta sin ambages que quien no quiera volver a Pamplona que suba con él. Y entre risas, Pedro sube su coche, y quedo con Polite que como tiene al hijo criado y aún yo no los tengo a los míos suba él con D. Salvador. Y muertos de risa con las ocurrencias que tiene subimos a la venta. Ni entrar en el aparcamiento y veo a Juanito Cid, puntual a la cita para tomarnos un aperitivo y quedar para el miércoles en Los Alburejos. Ahí, entre oloroso 'Alburejos' y fino 'La Janda' que Salvador, que está en su salsa, se mete conmigo y mi barbita invernal y me dice de todo. Y es que donde hay confianza....y el 'abuelo' tiene derecho a decirme todo lo que quiera. Que se lo admito.
Entramos a comer, Juanito incluido que le ha convidado Cebada, y nos metemos comida de campo entre pecho y espalda mientras escuchamos toda clase de historias, cuentos, enseñanzas sobre el toro y el caballo. Juanito es un gran caballista y ha quedado unas cuantas veces campeón de acoso y derribo. Y en torno a ello y a la situación del toro actual, sus problemas, las dificultades que padece y demás cuestiones rigen la charla hasta el café, en que me quedo a solas con el ganadero que los demás están en la calle, Pedro al sol y Carlos y Juan al humo. Y tras la sobremesa que no llegan los compañeros de dominó y llega la despedida. 'Estos sanfermines allá estoy'. 'Imagino que el ocho, como siempre' Y no se equivocará, porque espero poder verlo en sanfermines, después de tantos años sin faltar a su cita preferida.
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