miércoles, 23 de febrero de 2011

VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. XII

Por la mañana, rezongando para levantarnos, nos llegamos al desayuno y ya se notaba claramente en nuestras caras el trote cochinero que llevábamos, incluso tomando el café y la tostada con aceite hablamos de lo que nos quedaba por hacer y si adelantamos un día la vuelta. Ahí vimos flaquear las fuerzas, más si cabe con la mañana que nos esperaba. Tras llenar el coche de maletas y trastos que vamos acumulando salimos de Zafra camino de Fuente de Cantos. Hace sol, aunque sea una mañana fresca, y eso siempre anima, pero ese casancio ya se nota, sobre todo en el Polite que la edad no perdona, y salta la sorpresa de ambos cuando nos vemos inmersos en una carretera que no lleva a ninguna parte, en un verdadero páramo de matorral bajo y cuatro encinas descolocadas. El relieve es ondulante e irregular, y es que en este triángulo entre Fuente de Cantos, Llerena y Monesterio, localidades entre veinte y veinticinco kilómetros de distancia cada una, no hay nada. Verde, cercas, cotos de caza, ovejas y más ovejas, pero ni una triste finca con chabola en una grandísima extensión deprimida. Para colmo, el camino de cabras para entrar en Los Quintos es infame, y el coche, un buen BMW, no es el más apto para funcionar por estos carretiles, y las quejas se agudizan, a lo que uno ya reprende y refrena al personal, y es que estamos en el campo, y esto es así.
Llegamos a Los Quintos y el movimiento es incesante. Coches, toreros, algunos muchachos de la escuela de Badajoz, los vaqueros, y oteando hacia los corrales veo a Borja Domecq y su mayoral Angel Pérez, y hacia allí me voy saludándoles con la mano. Total, que subo hasta allá y me dicen entre saludos y apretones de manos que no me habían reconocido, que se habían quedado mirando y preguntándose quienes eran esos intrusos. Y es que las barbas son ya tupidas y encima con la gorra. '¡Noo! ¡Si te he reconocido por la gorra! -me dice Angel- Y se echa a reir de que todavía esté viva, y es que hace un par de años se quedó tirada por los cercados de Don Tello y allí estuvo pasando el invierno y más de media primavera hasta que a finales de mayo me llama Angel para decirme que la había encontrado y que me la llevaba para los sanfermines. Las vueltas que ha llevado esa gorra desde entonces y que úun esté en mi cabeza es lo que no le cabe a Angel que sabe lo despistado y olvidadizo que puedo llegar a ser con lo que no tiene importancia para mí. En fin, que nos ponemos al orden que hay tres horas por delante de tentadero con seis a ocho vacas preparadas en los corrales y con un matador, un novillero y dos estudiantes de la escuela dispuestos a intentar domeñarlas. Y nos repartimos los tres por el redondel a nuestro aire, bajo el sol, con frescura en el ambiente que hace que Polite entre con Borja al cuarto desde donde toma sus notas, Pedro se vaya a la espalda de Angel, montado al caballo haciendo las funciones de picador y se quede de charla allí con él antes de irse a cuscusear por la finca de cercado en cercado, y yo me quedo con los vaqueros desde los corrales y trajino mis fotos desde allá, mientras sigo con atención el rendimiento de las vacas, de todos los pelajes, de toda condición. A mi espalda veo a varios sementales apartados, que están sin padrear, unos por barbecho, otros a la espera de que sus productos se contrasten. Y es que, esta casa, tiene casi ochenta sementales que comparte con otros proyectos que han surgido desde esta casa madre. Pregunto por Timonel, el indultado en Barcelona, desechado de Pamplona por desentonar en cuanto a volumen con el resto de la corrida embarcada, y me comentan que está en el cercado de más arriba con sus vacas, y uno vuelve a mirar al cielo esperando reencarnarse en un 'timonel' cualquiera.
El tentadero se desarrolla con buen tino, y vemos, en todo momento el buen hacer de José Luis Moreno que está que se sale, que además demuestra su maestría dando clases a los chavales a los que acaba de conocer, volcándose con ellos que, muy educadamente piden su sitio y el permiso al Sr. ganadero. El matador estuvo inmenso en su clase, en 'savoir faire', en enseñar a los muchachos, en estar pendiente del novillero, que se cree que todo sabe y está muy, pero que muy verde aún aunque esté en la lista de arriba. ¡Ahí es donde se ve lo mal que está el escalafón novilleril! Y la mañana va acabándose cuando sale una vaca muy fuerte, muy alta, con unos pitones que asustan a los chavales y que Moreno sale a lidiar cuando vemos que hace cosas raras y le pregunto al vaquero si ya está tentada. ¡No! Lo que pasa es que creo que el otro día, después del tentadero había unos chavales que se quedaron los últimos y creo que se echaron al corral a meterle mano a esta vaca y a la siguiente porque vine yo a la mañana siguiente y no estaban donde las había dejado yo - me comenta uno de los vaqueros -. Y es que esto está en el culo del mundo, y sigue habiendo tapias nocturnos que jalean a las vacas en vez de ponerse en la plaza, y así, al segundo de hablar el ganadero ha gritado ¡puerta! y un posible buen producto irá al matadero. En esta casa al cebadero, donde la engordarán hasta la edad de venta como ternera de lidia,dándole un valor añadido y rendimiento mayor.
Y hacia las dos de la tarde, que todo se para y Borja sale como un tiro a despedirse de nosotros y nos pide disculpas porque tiene una comida de negocios y no podemos unirnos a la mesa, cosa que nosotros agradecemos pero explicamos que tenemos que llegarnos hasta Fuente de San Esteban, allá en tierras salmantinas, cerca de la raya de Portugal, que mañana visitamos El Pilar y comeremos algo frugal para sguir viaje. Y mientras se marcha, nos quedamos de charla con el matador, al que le felicito por su poso y buen tono y pregunto por sus posibles contratos. 'A día de hoy Córdoba en mayo', me dice y estupefacto le pregunto por Castellón donde triunfó el pasado año y me cuenta la historia de su falta. Así, aquel 4 de febrero ya sabía la cacicada de Patón que luego ha salido en público. Y la verdad, José Luis Moreno es un buen torero, con una buena edad y madurez, que a veces ha fallado cuando más le hacía falta pero que da rabia que a este tipo de toreros, tan bien hechos, no se les tenga en cuenta los méritos y se apunten sus leves faltas y tengan que pelear cada tarde por la siguiente, mientras mucho monigote tenga cuarenta fechas apuntadas el uno de enero por tener padrinos y 'cambiacromos'. Y así, entre despedidas de unos y de otros, que Pedro desaparece y uno que es 'cuco' que adivina donde está. ¡Dónde va a estar! En la placita de tientas con el caballo de picar, al cual se arrima, se monta e intenta menear. ¡Pedro y sus caballos!
Nos quedamos con Angel, que tiene que quedarse allí toda la tarde y nos citamos para fechas próximas y tras decir adiós a una mañana de tienta salimos por el infame carretil comunal camino de Fuente de Cantos, donde pararemos en un bar a tomar cuatro cosas y salir pitando, que hay que hacer kilómetros preferiblemente antes de que se haga de noche.

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