lunes, 7 de febrero de 2011

VIAJE A LOS TOROS DE PAMPLONA. VI

Lunes y arriba, que el día llega largo. El ordenador para trabajar que se me acumulan los temas y a pesar de andar a más de mil kilómetros hay que seguir dándole a los negocios y no dejar de lado a nadie. Desayunados ya, nuestro zumo, nuestra tostada con aceite y tomate y un café y ¡al campo! Hoy nos vamos a La Zorrera, donde cada vez se hace más especial la visita por el hecho de disfrutar de Don Salvador, el decano de los ganaderos camino de sus 93 años, un libro abierto, una sabiduría antigua, un hombre con sorna, charlador agradable y muy claro. Los años son ya más que suficientes para que se mantenga el dicho de 'a estas alturas están por encima del bien y del mal'.
Pasando de ganadería en ganadería, de bravo y de manso, divisando el monte donde se sitúa Medina Sidonia y más lejos La Torre de la Estrella puntos referenciales que marcaban la llegada a La Zorrera en antaño, hoy vía autovía la referencia te la da los molinos que rodean la misma, el parque eólico que se ha instalado entre cercados, vacas y toros. Y es que cada uno se busca el negocio como puede, porque lo que está claro es que mantener una ganadería a día de hoy no se sostiene con el pago del producto final. Casi al cien por cien, las ganaderías necesitan otras vías de salvación de las mismas, y en esta casa lo lógico era un parque de aereogeneradores, sólo de ver cómo casca por aquí el levante.
Llegamos a la hora marcada y enseguida aparece José, hijo pequeño de la casa que nos atiende al instante, y como en todos los sitios, enseguida nos marca que nos va a gustar la corrida separada, cuando aparece en medio del solecito que hace, el anciano Cebada y empieza la emoción. Abrazos, charlas y al coche que subimos al corral de arriba, al más alto de la casa, donde tiene apartada la mayoría de la corrida pamplonesa desde hace meses, antes de saber si iba a ser de la partida este año, que no se crean, dudas ha habido, pero Salvador apuesta por ir a Pamplona camino de sus noventa y tres años. Ni sentados en el coche la lucidez de este sabio comienza a dar caña. Sentado junto a Pedro y yo en la parte posterior del coche empieza a dar caña al jurado de Pamplona, ineptos e ineficientes desconocedores del toro bravo por los premios que dan, y ahí topa con Polite, que precisamente forma parte del jurado. Luego se arranca contra su 'niño' que nos va a dejar embarrancados en el barro y tras una hora y pico deambulando hemos echado un rato de recordar porque no ha dejado títere con cabeza. Aún llegamos a la casa y tras una charla quedamos en subir a comer a Venta Pascual y resulta que el viejo ganadero quiere subir él su coche, y como si nada le sacan a la explanada la ranchera y nos salta sin ambages que quien no quiera volver a Pamplona que suba con él. Y entre risas, Pedro sube su coche, y quedo con Polite que como tiene al hijo criado y aún yo no los tengo a los míos suba él con D. Salvador. Y muertos de risa con las ocurrencias que tiene subimos a la venta. Ni entrar en el aparcamiento y veo a Juanito Cid, puntual a la cita para tomarnos un aperitivo y quedar para el miércoles en Los Alburejos. Ahí, entre oloroso 'Alburejos' y fino 'La Janda' que Salvador, que está en su salsa, se mete conmigo y mi barbita invernal y me dice de todo. Y es que donde hay confianza....y el 'abuelo' tiene derecho a decirme todo lo que quiera. Que se lo admito.
Entramos a comer, Juanito incluido que le ha convidado Cebada, y nos metemos comida de campo entre pecho y espalda mientras escuchamos toda clase de historias, cuentos, enseñanzas sobre el toro y el caballo. Juanito es un gran caballista y ha quedado unas cuantas veces campeón de acoso y derribo. Y en torno a ello y a la situación del toro actual, sus problemas, las dificultades que padece y demás cuestiones rigen la charla hasta el café, en que me quedo a solas con el ganadero que los demás están en la calle, Pedro al sol y Carlos y Juan al humo. Y tras la sobremesa que no llegan los compañeros de dominó y llega la despedida. 'Estos sanfermines allá estoy'. 'Imagino que el ocho, como siempre' Y no se equivocará, porque espero poder verlo en sanfermines, después de tantos años sin faltar a su cita preferida.

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