El amigo en el sentimiento pasional por el toro, Enric Adell, presidente de la peña taurina de Paüls, me envía este escrito que le pidieron en un diario catalán, para tener dos puntos de vista, a favor y en contra. El resultado, insultos, mensajes violentos, amenazantes por las palabras que escribe. Y digo yo, ¿escribe faltando a la verdad o a alguien?
A ellos ya los han matado en su pasión, en su casa. Estemos atentos y vigilantes para que esto no ocurra en la de cada uno.
Como un extraño en su tierra.
Pues si, el pasado domingo se acabaron las corridas de toros en Cataluña.
El 25 de septiembre fue un día cargado de emociones y nostalgia por todo lo que significaba. Estábamos presenciando la “última corrida”. La tristeza se notaba en el ambiente, pero por suerte el maestro nos dio unos minutos de alegría, unos instantes que guardaremos para siempre en nuestro recuerdo y que ya forman parte de la historia! Lo que le hizo José Tomas al segundo toro de la tarde no se puede explicar en palabras, se tiene que sentir para poder comprenderlo. 20.000 personas presenciando una obra de arte en directo, ¡impresionante! pero cómo dice el dicho: “todo lo bueno se termina”. Y si, con la luna haciendo acto de presencia, Serafin Marín mató de manera rápida el último toro de la historia catalana, de nombre Dudalegre. Los tres toreros saliendo por la puerta grande, la arena llena de aficionados y el telón bajándose para siempre.
Cierro los ojos y pienso... ¿En qué país vivo? ¿Donde están ahora los ideales de la democracia? ¿Donde están los defensores de la cultura? ¿Donde están los que luchan por las minorías? ¿Donde están los que se llenan la boca defendido las injusticias que se cometen? ¿Donde están todos estos? Siento como sí estuviera en otro país; siento como me están extirpando una parte; siento como por motivos nacionalistas y de identidad , la excusa del sufrimiento diría se la creen muy pocos, quitan una parte de mi cultura, una fiesta, una tradición como son los toros; siento como nosotros mismos estamos prohibiendo cosas a gente de la tierra, a catalanes y catalanas que han luchando durante siglos para hacer grande el país; siento como los ideales de la sociedad han cambiado y la única verdad es la que predican unos cuántos; siento como el respeto ha desaparecido; siento como nos menean como títeres y todavía aplaudimos; siento como nos quieren imponer una única y verdadera cultura catalana, la cual es rica e importante no por su uniformidad sino por su diversidad; me siento como un extraño en mi propia tierra. No puedo parar de pensar en una frase de una canción de Fito Cabrales: “Con el paso de los años, nada es como yo soñé. Si no cierras bien los ojos, muchas cosas no se ven”. Los años pasan, las costumbres cambian, pero no tengo claro que sea para mejor.
Por definición del IEC la cultura es: “Conjunto de los símbolos, valores, normas, modelos de organización, conocimientos, objetos, etc., que constituyen la tradición, el patrimonio, la forma de vida, de una sociedad o de un pueblo”. Por lo tanto, los toros también forman parte de nuestra CULTURA! Pero no sólo de la nuestra, sino también de la mexicana, de la sur de Francia, donde el espectáculo de las corridas se admira, respeta y las plazas se llenan a cada feria, de la... Que por mucho que no guste, si los toros han perdurado durante tantos siglos ha estado por algún motivo. Que las cosas que se imponen no arraigan, la gente hace las cosas porque le apetece, el tiempo es quién marca el camino a seguir y no unos cuántos con “poderes reguladores” que se piensan los amos y señores de la sociedad.
Lucháis por recuperar bailes, fiestas, danzas, etc. que se perdieron con el paso del tiempo y os llenáis la boca, en cambio a nosotros nos priváis de una tradición que ha perdurado durante siglos y os quedáis tan anchos. ¿Pero hasta dónde hemos llegado? ¿Quienes son ustedes para prohibir las tradiciones que tienen los otros por el sólo hecho de que no los gusten? ¿En qué sociedad vivimos? ¿Donde está el respeto? A mí tampoco me gustan los “castellets” y cómo hacen subir hasta unas alturas considerables a niños pequeños, con el peligro que esto comporta, pero no me manifiesto ni quiero que lo prohíban, simplemente lo respeto.
Creo que hubiera podido estar por muerto natural. Si es cierto que las corridas no gustaban ni tenían cabida en la actual sociedad, al final se hubieran dejado de hacer, puesto que una cosa que no es rentable y que la gente no sigue acaba para morirse sola, pero no hacía falta que las asesinarais. El tiempo dirá y dictará sentencia, como siempre, pero el que nos han hecho no tiene nombre.
Dejémonos estar de fronteras, de separaciones, de temas identitarios, de rencores pasados y démonos cuente que vivimos en un mundo global donde tenemos que pensar más con el que nos une que no con el que nos separa. Y la fiesta con toros no nos separa de nadie, más bien al contrario, nos une con otras muchas culturas como son la francesa, española, colombiana, mexicana, portuguesa...
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