La intensidad emocional del fin de semana, sigue dejando secuelas de las que se han hecho eco todas las televisiones. De forma más aséptica, más sectaria, mejor o peor, todos los medios han vuelto su mirada hacia Barcelona y lo que allí ha acontecido. Y en ese fin de semana de cierre de la Monumental, independientemente de donde hayamos seguido las imágenes, hay cosas que siguen sin cuadrarme.
La primera es que, está bien la despedida, la emoción, la rabia contenida, pero, simplemente, era un acto. Que fue el último. Bien, de acuerdo. Por eso digo lo de bien por la despedida. Y digo que era un acto, porque la despedida nos la dieron en julio de 2.010. Esa fue la patada definitiva.
En segundo lugar, escuchar al desaparecido Pedrito Balañá decir que el año que viene habrá toros en Barcelona, es vivir en los mundos de yuppie. ¿De verdad el año que viene van a continuar como si nada hubiere pasado? No me lo creo. Más me parece una frase hecha de cara a la galería. Y si fuere así, me demostraría que la democracia no sirve para nada. Que los parlamentos son una opera bufa donde los chillos histriónicos son de burlas y bromas, y al acabar la función nada ha pasado. Hasta el día de la siguiente función que vuelve a empezar.
¿Que Catalunya es una parte de España y su Parlament y su Generalitat tienen que estar a lo que diga el Tribunal Constitucional? Bien. De acuerdo. Pero, recuerden, el Tribunal Constitucional tiene que tener claro que se ha violado algún derecho fundamental para que nos dé la razón. Yo, en ese proceso hubiese argumentado la libertad de culto, porque al final, este arte trágico es algo más que eso. Para muchos es un culto. ¿Que estamos tarados? Si existe la iglesia de la cienciología con sus miles de adeptos, si nos parece normal reencarnarnos en flores, peces o personas porque un príncipe afligido por su mal hacer encauzó su vida hacia lo espiritual así lo dice, y no sigo con demás religiones, por qué no podemos tener algunos al dios Uro como referente.
Siguiendo el orden, por tercero no me cuadra, aun, el tema de nacionalismo que le han dado a este cierre. ¿Que ha existido antiespañolismo? Está claro. ¿Que es la razón principal? Para mí, no. Lo digo, porque en los cierres de Gerona, de Tarragona y de otros lares de aquella tierra no estaban ni los seguidores de Anselmi, el chico de la Boca, ni los de CIU, ni ERC. Ni siquiera IC que engloba a los verdes, que tanta guerra han dado con su power flowers. Además, dicen que si JT no hubiere regresado, Barcelona no llegaba al 2.015. Yo no lo sé. Pero, desde luego, el resto de las plazas catalanas han ido desapareciendo por inanición. Y muchos agoreros apuntaban a que lo mismo iba a ocurrir con Barcelona.
Punto cuatro. Lo de la responsabilidad del mundo del toro, aficionados incluidos, tampoco me va. Ya lo he desarrollado en otros posts, por lo que, sin extenderme, lo dejamos en que el que se sienta responsable que apechugue.
Y en quinto, más extenso y más importante, lugar: Ha habido imágens de situaciones lamentables. Vivimos tiempos extraños para el orbe taurino. Eso de salir gritando libertad, mientras otros te llaman asesino me cuadra lo que menos. Lo de asesinos y demás, viene dado por la barbarie ignorante de quien lo dice. Bárbaros por vivir en la era troglodita que dicen que estamos nosotros. Ignorantes porque somos tan asesinos como cualquier pescador, recolector de fruta, o ellos mismos que matan miles de bichos, al igual que todos, cada día con nuestro aliento, nuestra limpieza e higiene, nuestras pisadas, etc. No saben discernir entre humanidad y animlismo, y eso es una aberración sin límite.
Pero, dejando la demagogia a un lado. De corazón, viendo desde el domingo todas esas imágenes, entre copas de cava unos, entre lloros otros, entre gritos de libertad, y otros de asesinos, algunos pensaron que era cosa de nacionalismo y siguieron gritando vivas a España, cuando la mayoría de los antis que ahí estaban son españoles, e imagino que disfrutarán con los éxitos deportivos de España, como muchos, o todos de los taurinos que gritan lo mismo. Me daba lástima, y por momentos la sensación era, que los proscritos taurinos, eramos los pelujones izquierdistas de mono y chaqueta de pana que denostaba la tele franquista, o aquellos obreros trabajadores del 34 republicano que pedían libertad a chillos, mientras la derecha noble les llamaba asesinos porque mataban a monjas y curas.
Y es que, no se puede mezclar política con cultura. Estamos en crisis. No hay dinero para cultura. Pero, no lo hemos pedido. Sólo que nos dejen con nuestra pasión, y se preocupen realmente por lo que pasa en el mundo. Y son todas estas cosas que me dejan pensativo, a duermevela y con las neuronas revueltas.
Y, para final, dejo abierto el camino para un post siguiente, al hilo de lo que tenemos delante de nuestros ojos y los despreciamos. Me refiero al movimiento antitaurino. ¡Ojo! que están consiguiendo muchas cosas, aunque luego el triunfo se lo lleven los nacionalistas, como si fuere una fractura más hacia el independentismo.
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