miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un día en Logroño



El último día del verano, sin contar el de San Mateo, osea hoy 21 de Septiembre, nos devolvió un poquito de sol caliente, cielo azul y camisas remangadas. El trío dispuesto, a su hora, cosa impensable conociendo al conductor, se reunió en el bar de Lucio, el Bar Hawai, que como reza su apellido, vino, finos y tapas en ambiente taurino.
Desde allí, en la carretera denominada autovía del camino (por aquello del camino de Santiago), rumbo a Logroño, ciudad-capital más cercana a Pamplona, y ahora más aun por la comodidad del coche. Otra cosa es la lejanía que el estúpido deporte del balompié y, por supuesto, los estúpido bípedos que insultan e insultan, y hacen que imaginarias ideas políticas, se entremezclen con lo que antaño fue una sana rivalidad. Esta fue parte del tema de conversación en la comida en la Peña 21.
Llegada a Logroño, y los tres compis de viaje habíamos quedado con el amigo Carmelo, y de ahí, tras un pote, a la comida, donde el fenómeno Ricardo, socio de la Peña 21, nos esperaba, mejor dicho, nos citaba a la comida a hora puntual, que igual nos quedábamos sin sitio. Luego, Ricardo vino más tarde que nosotros, y no comenzamos a hincar el diente hasta la llegada de las fuerzas vivas de la Comunidad, que ese día se daban cita, también allá.
Todo el camino, el aperitivo, la comida, la sobremesa hablando de toros. Pesado para algunos, natural como la vida misma para los enfermos que allí nos encontrábamos. Preguntas, respuestas, y oído, mucho oído, comiendo entre viejos aficionados que te cuentan su vida y milagros, sus vivencias, sus raíces. Todos unidos por una misma razón de ser, el toro.
En esos instantes, me suelo preguntar por qué estamos abocados al fin, cuando realmente te encuentras con esa pasión, aunque sea en grupo reducidos, haya por donde paso por el planeta toros. No estamos una masa ingente, porque la mayoría es un grupo informe que no sabe ni qué hace sentado en esa grada. Pero, ya que han ido, hacen bien, y opinan, intentan divertirse (¡qué horror!) y chillan, gritan, celebran cada vez que el burel pasa por delante de la pañosa. Aunque el bípedo sea un vulgar trapacero. Y luego, oreja.
No me negarán que podemos hablar de cualquier plaza de toros.

Tras una amena comida, a la plaza, con un saludo al maestro estellica, que esta tarde abre cartel. Peculiar lo que me dijo en las pocas palabras que sus fans, y el calentamiento de los caballos nos permitieron cruzar. - ya podéis animar y hacer ruido - me dijo. No creo que te haga falta, le respondí. Y luego me dí cuenta, una vez más, que en las mixtas, y más en Logroño, no interesa lo que en la grada recuerdan, dijo Cañabate, el numerito del caballo.
Debajo de la inútil e inculta presidencia en el tema taurino, dos toros para el caballo y cuatro para Castella y Leandro, a par por barba. Espartales 'murubeños' para Hermoso de Mendoza, que se cita dos tardes en la feria. Normal, sus apoderados son los jefes de la barraca. Además, atrae a mucha gente, y así se superó de largo, la media entrada del día anterior. Si llegó a esos guarismos. Cuatro hermosos toros de El Pilar para los mencionados. En teoría, un cartel con posibles. Mucha gente en los alrededores. No toda dentro.

En tres líneas: la peña no sabe de rejones, ni reconoce el manejo de un caballo. Y ese público seguidor de este espectáculo, aun sabe menos de la tragedia taúrica, y reconoce y aplaude lo que no se merece, y olvida lo que ha valido.
Ampliando un poco más, que Hermoso no vio reconocida su labor, y que Castella se llevó una injusta oreja, y a Leandro es para mandarlo a esparragar. Los de a pie se encontraron con un torete que se dejó y tres toros de bandera y triunfo. Pero, claro, cuando se está a todo menos a enfrentarse con el animal, ocurren estas cosas. No se puede torear más despegado que Leandro. No se puede ser más aburrido y clónico que Castella, que no entiende los toros. Los torea igual independientemente de cómo sea el cuadrúpedo.

A la salida, felicitación a Moisés, que salía corriendo de vuelta a casa, y en la breve charla queda patente su decepción con el resultado que los toreros han dado al lote. Y eso es cierto. ¿Han pensado alguna vez lo que cuesta criar un toro para que venga un torpe y lo desprecie?
Tras ello, ronda copera con la mente puesta en lo ocurrido. Y en nuestras charlas que no termina de cuadrarnos la tarde. - ha sido un bonito día - dice Valdi. SIn duda, tiene razón. Víctor, lo confirma. Y lo hemos pasado bien. Nos han tratado de vicio, como siempre. Pero, me falta algo. Me da la sensación de haber tirado 63 euros a la basura. Y me equivoco. Nada hubiese pasado si no fuera San Mateo. Si no fuesen fiestas. Si no nos juntásemos por ello. Y además, salvo las cuatro 'obras de arte' de Castella y Leandro, el resto ha estado a la altura. El torero a caballo mejor que sus toros. Los toros de El Pilar, sobre todo, 3º, 5º y 6º (es decir, 3 de 4), francamente bravos. Descubriendo debilidades y ruina en los bípedos.

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