Habiendo tenido claro leyendo La Glorieta Digital de lo soso que está siendo este mes tan parco de noticias, lo cual comparto en gran medida, dábase el caso que un malpensante juntaletras se liaba la manta a la cabeza y enseguida comenzaba a elucubrar teorías sobre 'la realidad del toreo actual'.
Sería malpensante el personaje que dibujaba un 2011 sobre las Ferias más arruinadas que nunca, sobre Una Mesa del Toro ineficaz por faltarle dos patas demasiado importantes, como son los festejos populares y la afición, un G7 sin fuerza, un G6 con los 'huevos' por corbata, unos ayuntamientos retirados de estos pagos precisamente por no tener de dónde pagar, el escalafón más caído que nadie, los primeros espadas peleando su muesca y el resto a buscarse la vida, y lo peor un ganado en el campo y un público en su casa, porque además el año estaba hecho y marcado nuevamente por la retransmisión del plus en todas las ferias posibles y a precio de crisis sus pagos y de subidón a los tontos que miramos. Y mientras de fondo sonaba la Sinfonía nº 9 de Anthon Dvorjak, la 'del nuevo mundo', esa en que al oír su segundo movimiento siempre nos aparecen las palabras de aquel anuncio ' siempre habrá un lugar, dónde amaneceeer.....' el optimismo iba entrando por los conductos de venas y arterias y se crecía y crecía y dibujaba un nuevo contexto, soñando despierto, soñando en colores y viendo aparecer desde la penumbra un punto de luz que caminaba, con tempo ma non troppo, flotaba casi, ensimismado, pero con pasito adelante y decisión.
¡Ohh! ¡Por el dios uro! ¡Pero, si es él! ¡Nuestro salvador! ¡El Profeta del arte, del valor, de las masas!. Efectivamente, era él y con media cagarrina, tragalina de babeo, sudor frío y un pelín de decisión se fue para él y acertó a articular oralmente: ¡Maestro! ¡Maestro! ¿Y el futuro?
Le miró, no articuló palabra, pero simplemente esa mirada era un chorreo continuo de mensajes ilegibles que hasta que no dejó de mirarle y seguir su camino cual manantial de luz sigue su curso hasta un punto minúsculo en el infinito toda esa información no se ordenó en el querido malpensante, el cuál, exhausto ante la revelación, bañado en sudor ante la mística experiencia compartida con el maestro comenzó a reorganizar las ideas que más o menos decían:
" Yo soy la fuerza, soy la razón del cambio, soy el camino al futuro. El pasado terminó y vuelvo a iluminar el camino. Treinta tardes en un año desde las aguas mil hasta el fin de la vendimia estaré corporeo entre vosotros, treinta tardes, treinta lugares, treinta destinos, frente a frente ante nuestro dios y señor 'El Uro' y con cambios, muchos cambios. De esas treinta tardes entre Francia y España, seis serán emitidas en directo por el órgano televisivo común sin pago ni cobro alguno de derechos, dando la recompensa a aquellos que me han esperado, mi público, mis ganaderos de 'El Grullo' y las plazas que se lo merezcan. Nîmes, Barcelona dos veces para poder cambiar el futuro, entre otras, Valencia en verano para resurgir San Jaime, y sitios con necesidad, además de seis televisadas por la primera para cambiar los ritmos y la verdad, seis que serán, una en Sevilla, en Jerez, Madrid, Pamplona, El Puerto y Bilbao, además de estar en Santander, Dax, Gijón, San Sebastián, Linares, Murcia, Salamanca, Albacete........."
Esa revelación cambiaba todo el panorama y donde había derrotismo volvía la esperanza, no la de cobrar siete millones de euros, sino la que no se debería de perder nunca. Donde había negro futuro llegaba fina y delicada luz. Empresarios contentos, público enfervorizante, compañeros apurando pilas sabedores que el punto del visor sólo tenía un destino, la crítica de locura, la televisión pública frotándose las manos, y en el camino contratos a medias con el plus en las grandes ferias para dar entrada a esa pública y pagada por todos los españoles, manifestación de belleza y arte. La pelea más justa entre dios y su profeta más avezado iba a derramar chorros de tinta, de amor y de pasión.
En fin, que terminaba la música, se acababa la sinfonía y el malpensante juntaletras bajaba a la tierra sus pies y mirando lo escrito no veía nada de otro mundo, veía una más que factible realidad, veía quién era el actual mesías, quién, verdaderamente tenía la fuerza para cambiar y condicionar el futuro de este arte, y terminó preguntándose. ¿Y si es posible, porqué no se hace real? Y le contestaron unos que no interesaba que esto fuese así que perderían poder, y que esto ya estaba así desde tiempos ha, repartido entre unos cuantos y que siempre sería mejor que en un sólo profeta. Sin embargo, la revelación no había sido fútil, y desde el infinito un punto de luz iba acercándose de nuevo, cadenciosamente, pero firme. El profeta cumplía su promesa.
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