Navarra fue el año 1.992 la primera autonomía, o mini estado, en España en tener reglamento propio a la vez que el ministro del interior, el currela electricista vasco y aficionado, Sr. Corcuera, aprobara el del Estado, con errores claros y que dieron lugar a la aparición de nuevas reglamentaciones en el año 96, además de un sinfín de reglamentos miniestatales por todas las regiones del país.
Sea como fuere, y salvo escasos maquillajes, algunos impresentables, las diversas consejerías de interior de la Comunidad Foral no han entrado nunca en hacer un reglamento específico, no una copia de un nacional con errores, y llevan años concitando la duda entre el aficionado con continuos rumores de un borrador latente. En concreto, casi todo el siglo XXI se oye hablar de ese borrador, sin conocer a nadie que haya participado en él. Por todo ello, los clubs y asociaciones, unidas todas ellas en una Federación para toda la región vuelven a solicitar a las autoridades políticas la creación de un Consejo de Asuntos Taurinos, con capacidad de normar, con integración de todos los grupos partícipes en este asunto y dependientes de la consejería de Cultura, lo cual me parece muy bien. Entre todos debemos, y podemos cambiar el engranaje actual y buscar reglar la enorme variedad de espectáculos populares y tradicionales, no sólo nos referimos al festejo trágico en el círculo mágico, además de este último con la inclusión de ganaderos, profesionales, empresarios, aficionados, universidades que sean los garantes amplios de la fiesta, que hace muchos años que fue declarada como parte importante de la idiosincrasia de este pueblo, o efectos como la primera declaración de una ciudad taurina como fue Pamplona, pero que quedan aún cojos por todo el camino que hay que recorrer. Y lo queremos recorrer todos juntos, no con normas hechas por técnicos no aficionados y desconocedores del oscuro intríngulis que se esconde en el orbe taurino. Creo que es un acierto esta petición, y sin formar parte de ningún grupo que integra esta federación, quede claro, les animo a seguir en la defensa de los derechos de los aficionados. Y a los políticos, que saben que esta comunidad que gobiernan y oposicionan, es taurina consuetudinaria, aprovechen la oportunidad de dar una lección al planeta toros de cómo deben hacerse las cosas. Llegan las elecciones y ahora todo son buenas palabras. Lo que de verdad necesitamos son hechos una vez consumadas las decisiones de las papeletas urneras.
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