Manolo Flor se queda agusto.

A vueltas con la corrida de San Martín de Crau de si fue o no regular, desigual o un éxito, sale el amigo Manolo Flor a decir su opinión y la clava. Y es que salir a hombros por la puerta grande no es algo fácil para estos conocedores, y tiene que haber ocurrido algo en la plaza para que la afición lo tenga en cuenta. Por tanto, la corrida debió ser de buena a excelente en conjunto para que te llevan en volandas los agradecidos y entendidos aficionados franceses. Y así se expresa en burladero.com:


Y aunque no hay duda del reconocimiento, por la vuelta al ruedo en el arrastre a un toro, y el trofeo "al mejor encierro" que recogió él mismo al término de la corrida (era la última de la feria), Flor deja entrever un resquicio de malestar por alguna información que, en su opinión, "trata de contar las cosas de otra manera, seguramente con ánimo de restar méritos a la corrida". Se refiere el mayoral a la estereotipada definición de "juego desigual" que a veces se emplea en los medios para catalogar el comportamiento de los toros, y que en este caso "disimula la verdadera importancia que tuvo la corrida".
"El primero humilló, y desplazándose por el derecho; el segundo fue exigente, para un torero muy puesto; el tercero, bravo, fue un espectáculo en los primeros compases de la faena, aunque reconozco que le faltó final, duró menos de lo esperado; el cuarto, fundamentalmente noble, tuvo calidad, lo que se dice un toro con clase, con el que López Chaves estuvo extraordinario, pero sin espada; lució buen estilo el quinto, repitiendo; y el toro de la corrida, el sexto, noble y con transmisión". Así vio la corrida el mayoral, que rechaza de plano lo de juego desigual.
"Dicho así, sí. Pero si lo dejan en juego desigual, o juego variado, parece otra cosa. Y fue un pedazo de corrida, ¿estamos de acuerdo? Por eso también el reconocimiento de la vuelta al ruedo al último. La gente quería un premio grande para el buen conjunto. Los mismos matadores y sus apoderados me dijeron, muchas corridas como ésta". La corrida, muy variada de pelaje, pues hubo cuatro castaños, un negro y un mulato chorreao, "resultó también brava, muy brava en el caballo. Tres puyazos a cinco toros. Y el tercer puyazo desde el centro de la plaza o algo más, como si fuera una corrida concurso".
"El público en pie ovacionando a los toros en el caballo, fue algo emocionante, la virtud de la bravura, que hay que valorarla por encima de todas, pues en esta plaza se tiene muy en cuenta el primer tercio y en consecuencia se juzga a partir de ahí a los toreros. Y con estos datos ya se valora lo que ha sido el desarrollo de la corrida. Ahí está el secreto y la grandeza del toreo en Francia", recalca el mayoral.

Y lo que dice Manolo es cierto. A un público ovacionador, que ama y entiende al toro como único, que va a la plaza a ver los toros, sin preocuparse de quienes son los toreros, que entiende la suerte de varas como medida única de bravura y que comprende la tragedia como lo que es, una lucha entre animal y humano no se le puede engañar y llamar a lo que han visto, una corrida desigual. Ahí hay intereses en quitar a un lado todo lo que huela a La Zorrera. Estamos aún por descubrir qué está ocurriendo para que los 'cebadas' estén relegados de las ferias, porque su desigual resultado en las últimas campañas no puede ser la única respuesta. Conozco ganaderías que lo han hecho mucho peor y siguen deambulando de malas maneras por todo el planeta toros. Seguimos buscando respuestas. Algunas ya las tenemos y Salvador no acaba de entender el porqué. Sigue erre que erre diciendo que lo suyo es jandilla puro, uno más de ese encaste, sólo que a su manera, y muchos lotes sin vender en el campo. Algún día hablaremos de todos esos temas y entraremos en profundidad. Hoy toca felicitar a Manolo por sus palabras de manera pública, que en privado ya lo he hecho y me ha comentado que sí, que tenía ganas de decir esas cositas y que no se puede echar por tierra con falsas palabras el éxito cosechado. Y le he dado la razón.