Recorre mi mente datos y datos, recogidos en las lecturas de las críticas taurinas de años ha, así como en el continuo peaje por las páginas de blogs taurinos que, por suerte infinita, recorren por todas las ramas del árbol táurico, dando voz al aficionado, diferente y encontrada muchas veces, pero inspiradas todas ellas por la independencia del que ama esa planta y no la sangra, sino que la riega.
Y en ese recorrer encuentro y comparto un continuo destello pesimista viendo la forma de realizar ferias, de presentarlas, de ver cómo van los toreros a lo suyo, los ganaderos por otros lares, aunque siempre serviles a los primeros de clase, el empresariado a lo de siempre y los políticos donde suene la hucha o enriquezca su imagen.
Dejamos Madrid, que queda tiempo, pasamos Sevilla, que ya está muy sobada y me paro en los carteles de la otrora gran feria de Jerez de la Frontera, una de las ciudades primeras en la lista del reglamento, casi centenario, del 17 como plaza de segunda sin ser capital de provincia. Ciudad de señores ganaderos, de ricos vinateros, de gitanos y payos que se sienten con tronío y orgullosos de su bella y, antes, rica señora. Decir cosas malas de este coso, incómodo, sucio, con necesidad de una mejora incuestionablemente de obra faraónica no es mi capricho, y menos mi motivo de encontrarme con nadie, pues no lo deseo. Pero, es cierto que ya se han tirado a por todas taurinos varios y aficionados muchos, quejándose de la corta y resabida feria, dando candela al empresario por poner a quienes van, y sobre todo por llevar a las ganaderías que van.
Hace días leíamos en un blog taurino su propuesta para Madrid, realmente buena e interesante para los aficionados y nada que ver con lo que se ha acartelado posteriormente, y antes ya habíamos anunciado las ganaderías y toreros que conforman los tres días de toreo a pie para una feria que realmente no se merece más que lo que saca y tiene. Y a los números me remito. A los números nos agarramos. Y no al de los astronómicos precios de sus adustos tendidos, precisamente. Mas bien, al número de asistentes que decae año a año. Unos porque ya no quieren ir, y la mayoría porque a esa hora están mil veces mejor en la feria. Sea como fuere, salvo los años de la vuelta de JT, no ha habido revuelo ni jaleo, más que el del producto de la feria, que lleva a más de uno bien cargado al cemento de la calle Circo.
Se imaginan que llega la feria y se dan cuatro festejos, más los rejones, más la escuela con su becerrada. De estos dos últimos nada nuevo proponemos porque ya están cubiertos con lo actual. Así que sería tal que así:
Carteles para la Feria del Caballo 2.011
Martes, 10 de Mayo, erales de Torrestrella, regalo de D. Alvaro Domecq Romero
para cinco avezados estudiantes de las escuelas taurinas locales.
Miércoles 11 de Mayo, toros para rejones de Bohóquez
para los caballeros Fermín Bohórquez, Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura
Jueves 12 de Mayo, toros de Ana Romero
para los matadores Morante de la Puebla, El Juli y Manzanares
Viernes 13 de Mayo, toros de Hros. de José Cebada Gago
para los matadores Enrique Ponce, Castella y Talavante
Sábado 14 de Mayo, toros de Fuente Ymbro
para Juan José Padilla, Miguel Angel Perera y Cayetano
Domingo15 de Mayo, toros de Carlos Núñez
para El Cid, El Fandi y Caro Gil.
Y viendo estos carteles, en principio interesantes y diferentes para el aficionado, seguro que recibirían las críticas terrbles del público en general. Un público que quiere ver dar pases y pases a sus favoritos y se han olvidado de entender al toro a favor de ver torear de salón delante de un burel sin problemas ni pegas, para así, a ritmo de palmas por bulerías vivir la fiesta y la juerga del circo, dejando a un lado la esencia del arte de esta tragedia. Seguro que no habría esos llenos históricos si no hubiera peregrinación de los aficionados hacía la ciudad del fino.
Es una quimera esta posibilidad por lo que es una desvergüenza por mi parte aventurar lo que pudiera ocurrir, pero juzquen Vdes. si estarían dispuestos a viajar hasta la Feria del Caballo, máxime en estos tiempos de crisis, si de verdad fueran estos los carteles.
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