Pasadas las exequias del maestro Chenel, con miles de aficionados dando su adios en directo, y cientos de miles, un adios sentido desde donde nos encontramos cada uno, la noticia de la semana, del mes para algunos, del año para mí, vuelve a retomar con fuerza su sentido. Como no, me refiero a la autoregulación de precios que siete principales plazas de Francia quieren imponer a los mejores pagados del cotarro taurino.
Podríamos volvernos locos desde el punto de vista emocional, y mandar al carajo a estos "gabachos de mierda": ¡Pero qué se creen estos! ¡Que los toros son cultura española, pringaos! ¡Ahora va a resultar que tenéis que decir lo que tienen que hacer nuestras grandes figuras! Y es que, esto torpes francesitos no se enteran de nada, y menos de que los toreros se juegan la vida delante de un toro. Un animal que mata. Y lo hacen jugándose el tipo para deleite de sus ojos ignorantes. Incluso, debemos decir que, hoy en día, al contrario de antaño, los toreros cobran poco dinero. No tenemos más que referenciar dos datos:
El primero, es la diferencia entre lo que cobran los actores del primer espectáculo de masas en el país, el fútbol, y las figuras del segundo, los toros. Es increíble que el mejor futbolista le saque una barbaridad de dinero al año, con impuestos del 24% de beneficios para hacienda, al mejor de los toreros, que paga impuestos según tramos de cobro. Sabemos, que después de José Tomás, que ha llegado a cobrar 70 millones por algún festejo, y que torea unos pocos festejos, los mejor pagados son Ponce, El Juli, Manzanares, El Cid, Perera, Castella, Talavante, Morante, Cayetano y baja el caché sustancialmente a partir de aquí.
En segundo lugar, sabemos que con lo que ganaban los toreros antes, las diferencias eran abismales. Como solemos charlar en nuestras tertulias, cuando alguien nos dice aquello de que 'yo de mayor quiero ser torero,.... ganar mucho dinero, para vivir como yo quiero..", demostramos en un segundo que ganan muchísimo menos que antaño. Ejemplos con El Viti, El Cordobés, y muchos más, que ganaron un millón de las antiguas en los sesenta por una corrida en Madrid. Con eso te podías comprar tres pisos en un barrio normalito de Pamplona. Hoy en día, con lo que cobra El Juli en una corrida en Madrid o en Pamplona no le da para comprar uno de aquellos que entonces estaban nuevecitos, hoy de vieja presencia. Y ya, de la excepción estratosférica de la corrida de Manolete en Insurgentes en 1.947, ni los setenta millones que cobró, dicen, José Tomás en Madrid por una corrida en el 2.008. Y es que con el millón de pesetas, al cambio de los dolares de entonces, Manolete se podía comprar con ese dinero de aquella corrida una dehesa de 800 hectáreas de las zonas privilegiadas de España. ¿Con 420.000 euros da para eso?
Sin embargo, las pretensiones de los franceses no sólo son ecuánimes, sino que una vez más ponen encima de la mesa la verdad por delante. Cosa que España es incapaz de hacer. Y esa no es otra que, las figuras, los Juli, Manzanares, Ponce, Morante, Talavante y demás, no dan el rédito para las arcas del negocio, para el dinero que exigen y se llevan. Y esto, entre otras cosas, guste o no, demuestra que el único torero rentable de los de arriba es José Tomás. Al final un negocio se demuestra en su rentabilidad.
Pero el pensamiento de las siete plazas grandes de Francia va más allá. Y es que, están casados de negociar con apoderados que venden motos, que piensan que Francia es la panacea, el antiguo 'hacer las américas', y exigen un caché con unos perritoros impropios, que en una Francia taurina, hacen rehuir al aficionado, que cosa normal, busca al toro. Y en una Francia, que con la excusa de la crisis o sin ella, ve gradas vacías en días de figuras, cosa que no debiera ser, la lógica impera. La lógica de un negocio, de un arte, que no debe ser suprimido por elevados costes, pero sí lacerado por donde más se desangra. Y esto no es otra cosa que, el normal lance económico de buenos aficionados que quieren hacer bien las cosas.
Y aun más allá, la lógica que imponen desde allende los Pirineos. Y digo esto a resultas de saber y conocer un poco el funcionamiento de la zona sud'ouest de la France taurine. Estas siete plazas quieren bajar ese 20% a los toreros y a las ganaderías a las que pagan más de 60.000 euros y aumentar ese tanto por ciento a los toreros que menos cobran. Y así, en plan Robin Hood, se tapan diciendo que todos se ponen delante de los 'barbas', que si me apuras, los que menos cobran de 'barbas' más terribles, que llenan igual, y que se ahorran mucho dinero quitando el 20% de gran cantidad porque el 20% de lo que dan a otros es una pequeña cantidad.
Obviamente, los intérpretes aludidos han puesto el grito en el cielo. Y en tiempos de apretarse el cinturón, rechazan de plano la idea francesa. Y lejos de valorar si nos encontramos ante alaracas y berrinches, quiero dar una nota aparte en todo este conflicto: Hablamos de ¡siete! plazas francesas. Ya sé que se titulan las principales, pero algunas de ellas han bajado de firme sus llenos debido a una gestión de tierra quemada. Me explico centrándome en la zona cercana y más conocida. De las dos plazas (la crisis tampoco me ha permitido visitar más) francesas que he visitado este año, en Bayona estábamos en familia, a pesar de ser el día principal de fiestas, torear casi tres franceses (estaban dos franceses con el mexicano Adame criado taurinamente allí). Con toros de Fuente Ymbro veía un paisaje desolador en la gradas. Y salvo el fin de semana siguiente con el mini abono cautivo de José Tomás que dio lleno absoluto, Bayona no ha llenado tres cuartos ningún día. Y esta plaza es una de las siete de la discordia.
La otra plaza, la de Ceret, no trae esa gente. No cumple con las figuras, porque su público demanda otras historias, porque su coso no se lo puede permitir, y porque los prohombres no irían a torear lo que allí llega a sus chiqueros. Además no está entre esas 'siete magníficas'.
Y el resultado en Francia es que no se eliminan festejos. Pero la verdad inmutable es que, en las pequeñas localidades, donde la afición es zonal, no local, el toro sigue siendo lo primero, las figuras brillan por su ausencia, las entradas son de gran nota, y lo principal de la verdad, el toro también mata a los toreros de segunda o tercera fila. Y que además, tienen más posibles por su casta y genio de culminar la tragedia, que aquellos borreguitos que siempre se han traído las figuras a Dax, Bayona, Mont de Marsan, Arles o Nimes. Y lo que se debiera demandar es que la bajada de honorarios signifique una bajada sustancial del precio del espectáculo, y a poder ser, elevar la verdad del mismo para que sea un éxito.
Así pues, entonar el 'Vive La France' parece de cajón, una vez más. Y darnos todos cuenta que, está bien que quieran estar en cultura y se alíen y junten los mejores toreros, pero eso, sólo es una foto. Lo principal es que, para defender el arte, el sacrificioy el esfuerzo tenga que ser realizado siempre por el tío de la cartera. Y como dicen en mi tierra, o jugamos todos o rompemos la baraja.
Patxi:
ResponderEliminarSi te lee una parte de los que nombras, dirán que qué guapo estás calladito, pero si te leemos los demás, diremos que son verdades como puños y de una lógica aplastante. Pero está visto que el sentido común es el menos común de los sentidos. Hay que ver, con lo clarito que lo cuentas y lo difícil que les resulta a algunos comprenderlo, aunque claro, si les tocan el bolsillo, es normal que se ofusquen.
A propósito, muchas gracias por hacer referncia a mi blog desde aquí. Perdona que no lo haya hecho antes, pero uno hay veces que no ve, como estas figuritas.
Un saludo