Después de ver el mal ganado echado por Las Ramblas, de saber que la novillada sin caballos había salido con buena nota, algo que tenemos que seguir con lupa ya que eran erales de El Parralejo, la ganadería que se estrena este año en Pamplona, en la novillada del día 5 de Julio y de ver el éxito de Leonardo Hernández en la matinal de caballos, todo llegaba a su fin con la esperada corrida de Adolfo Martín. Esperada por los aficionados al toro, porque por el público en general y por mucho torerista que se mueve entre el aficionariado la corrida fue de nulo o poco interés, al parecer.
Y eso cabrea. Domingo, día festivo, toros de una ganadería reconocida por los aficionados, y la plaza se ve más desangelada que el día de Fuente Ymbro. Esta es la verdadera paradoja que vivimos en el Toro. La gente sólo va a ver a los famosos, a los que conoce, les jalea todo y luego se olvidan que esto es una corrida de toros, no una juerga de toreros, o al menos, así se anuncia aún en los carteles.
Lo del sábado había dejado mal sabor de boca, y ni Juan Mora, ni Ponce, ni Castella (a pesar de como mantuvo el tipo en el sexto) salieron contentos con la labor. Y los comentaristas a por el toro sin parar, con razón, pero sin medida respecto a otros días.
Y decir que todo es una mierda, también es pasarse, como mentir ante los oyentes y a un inválido baboso llamarle toro justo de fuerzas. El que vaya a los toros y no sea capaz de sacar algo entre seis toros y dieciocho toreros ( matadores, picadores y banderilleros) tiene que ir predipuesto a la negatividad, aunque es de reconocer que muchas veces, apenas ocurre algo, pero siempre se ve algo. Los futboleros, en un pésimo partido, aburrido como nada más se encuentran con un gol de fallo en el último minuto y salen bailando del campo, mientras que los aficionados exigen y piden mucho, como debe ser, pero luego tampoco se conforman con casi nada.
Y Las Fallas, aunque sea una feria tan temprana y de difícil remate para los bureles, siempre es una feria vista con lupa, como si fuera el verdadero indicio de lo que después, a lo largo de toda la temporada, nos puede deparar el año. Y tanto los ganaderos, como los toreros, como los aficionados lo saben. Así que vamos a empezar por el rey del negocio y pensar qué nos han deparado los toros.
Sacar un toro con buena nota tanto Victoriano como Jandilla, nos dejaba algo cojos de unas camadas de las que se espera más. Pero, algo ya habíamos visto.
Llegar luego la tarde de Fuente Ymbro, con mucho cemento en la plaza, y ver el juego general de esta ganadería, era reconciliarse con el fin de este misterio.
Ver la falta de raza de los cuvillos era para volver al miedo de lo que nos podía deparar la anualidad iniciada.
Los murubes de Gutierrez Moya sorprendieron gratamente, casi en sus cinco hábiles, al menos para mí.
De lo de Las Ramblas, muy bajo de raza.
Y por último, los 'adolfos' estuvieron en todo tipo de fundamentos, cosa que dio verdad e interés a la buena presentación.
¿Y todo esto no nos dice que hemos visto cosas con cierto interés en la feria valenciana?
Respecto al toro, creo que hemos visto cosas interesantes, cosas feas y cosas muy malas por todos destacados, pero en la balanza hay un aprobado en general. Y respecto a los toreros, en la siguiente toma continuamos.
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