Es sábado. 29 de enero y ya de mañana estamos desayunando en casa de Mari Pepa que nos cuenta y cuenta miles de novedades. Hablando nos deja sentados al Polite y mí de aquí a Lima. Nos despedimos una vez más porque la ruta es apretada y hoy toca jornada doble. Salimos para Dehesa de Frías, un entorno único, maravilloso. Un lugar de trabajo espectacular. Una finca inolvidable. Seguramente la explotación agropecuaria y cinegética soñada,
Seguimos la visita y justo terminando con la novillada de Peralta aparece Fernando, caminado entre cercados. Parada, abrazos y el boticario y Polite al fumeteo. Y Salvi con Kiko que nos sirven una tapita con un amontillado entre los toros y echamos un ratito. El habla y las expresiones que ya se pegan, y es que uno ya habla el sevillano, el gaditano....
Las prisas, que nos vamos a comer a Zahariche, hacen que Fernando y yo apremiemos a Raúl para que les enseñe la finca, el pantano, el resto de animales, hermosos rincones que no conocen salvo Pedro que es su tercera incursión en esta casa, mientras nosotros nos vamos paseando y charlando de nuestras cosas. Dos amigos entre inmensos corrales poniéndose al día y repasando bureles y corridas de esta casa. Pamplona y Peralta voy yo - me dice Fernando. Estupendo, ya tenemos montada la comida en casa de mi cuñado Javier en Peralta para septiembre.
Seguimos de ruta mientras la expedición sigue por la finca y el amigo que me quiere enseñar las obras de las últimas instalaciones que están haciendo y unas ideas para atender mejor a los grupos, a los escolares que visitan cada año esta casa y demás y buscando mi parecer. Qué puedo decir, después de la de años que llevo peleando por la apertura al mundo de las dehesas.
Y la hora que se echa encima, y volvemos de regreso que la cuadrilla espera en el aparcamiento del cortijo. Despedidas y últimos suspiros y corriendo que el Toto nos espera. Uno sale rejuvenecido de Dehesa de Frías, creyendo que este es el camino y que nadie nos puede parar. Además, nos vamos con el abrazo de los amigos y con el detalle de Fernando de regalarnos una botella de aceite de la casa. ¡Que no sólo tienen toros!
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