martes, 12 de julio de 2011

Miura en su domingo de San Fermín

Desde hace unos años, Miura se lidia los domingos. Temas del encierro. Temas de la masificación. Y es que contaba ayer lo de los corredores que decían que los miuras iban como balas, como si supieran ya donde termina el camino. Quizás lo sepan, pero en la modernidad actual, en que los toros se preparan, se musculan, se corren en una palabra, buscando al toro atleta que aguante el esfuerzo que se le solicita (esa es la premisa, dicen), los miuras viven en Zahariche en amplias praderas, moviéndose libremente, marcando sus terrenos entre ellos, los gallitos de la camada, y corren lo que les da la gana. Moverse desde luego lo hacen a diario, pero no a la carrera, ya que van a los comederos y luego a la otra punta a los bebederos. Por lo tanto, nos encontramos con un animal que no se prepara para la carrera matinal dominical pamplonesa. Y sin embargo, no paran de correr. Serán los genes. Qui lo sa!

Por la tarde, la cosa cambia. Acorralado, el sentido del animal se modifica, y un Miura, que debe salir con uyy! por la puerta de chiqueros, se le piden unos criterios que rozan la antigüedad decimonónica en la que surgieron. Aquella famosa vacada, lider de algunas de las décadas finales de ese siglo, en que tenía más de 1.200 vacas de vientre, trescientos toros de saca al año, corridas por doquier, donde fue forjando su leyenda, y que hace tres generaciones que fueron limitados sus componentes, dejando lineas abiertas hasta llegar al control absoluto de lo que se tiene y pasar a 50 posibles toros de saca anuales. 8 corridas. Y, como en otros sitios, este año ha habido más bajas de las posibles, y llegan seis miuras a los corrales, los segundos en llegar tras la vacada de Los Alburejos, y se comportan como los más relajados, según han comentado todos los mayorales en las entrevistas que se les hace.

Y nos encontramos en el coso con un torero que está bastante relajado, conocedor de esta vacada, pero que ni siquiera su repertorio llega al tendido, a pesar de los ILLA; ILLA; ILLA... Un 'Ciclón' que no llega a pesar de brindar al amigo Iñaki González Cestau el toro de inicio, amigo personal y que este año le había regalado el capotillo de paseo, espectacular capotillo del santo Infirmus, bendecido por el mismo en su capilla. Ni eso espolea al jerezano que hace su historieta puntual en el primero y desaprovecha un cuarto de bandera. ¡Claro! pero es que son sosos, es que no dan bocados, es que no son 'miuras'. Yo, ya no lo entiendo.

Y ese segundo, Rafaelillo, más perdido, últimamente, que un cartero en Barcelona, que se encuentra con el 'Escogido' y le da cera como para limpiar El Escorial. Que se espera zapatillear, correr, y se encuentra que hay que poner la muleta a un toro que se ha apagado por lo servido del primer tercio. Y en el quinto, casi mejor no hablar, porque el miurita fue más miura que los anteriores, salió como un torpedo, el bonito sardo, haciendo diagonales, y ya lo recibe de rodillas pidiéndole perdón por lo que le va a hacer. Mal colocado al caballo, pares de aquella manera, y series sin emoción y hacia afuera que termina con una espada al hueso y a dar vueltas con el burel. ¡Qué malo era! Para mí, tú, 'Rubio' murciano.

El tercero, peor del lote en lo de ¡que vienen los Miura! es empujado a la lucha a su bola, porque el bípedo se encuentra en prevengan continuamente. ¡No ataca! ¡Pero torero! no vale lo de la coplilla "plancha tú, que mañana yo buscaré". Y ya al Miura sexto, aún menos porque erizado se le quedan los vellos cuando lo siente mugir embarcando supuestos lances de capote. Serafín, que repetirá el mismo cartel en las próximas generales bilbainas, a la salida al patio de caballos, tras atender unas fotos, me mira, me da un abrazo, y me dice con unos ojos como platos ¡UFFFF! No he estado bien. Y tiene razón el honrado catalán.

Al final, unos vemos una cosa, otros ven otras. Nos llaman tarados por intentar enterder la pelea con este animal antiguo, y luego nos dan más caña por entender, también, que los ganaderos busquen rendimiento económico en sus explotaciones. Dan palos al romanticismo y palos a la modernidad. Mis ideas son amplias, mi cabeza compartimentada, mi corazón, ¡partío! Y lo que no me vale, ni me valdrá, tal y como me enseñaron, es quejarnos cuando los miuras dan bocados, que no ha sido este el caso, y cuando tienen pases que dar, que les llaman sosos, como tuvo lugar. ¿En qué quedamos?

2 comentarios:

  1. Para mi, fue una corrida muy descastada, si saco alguna dificultad fué quedarse corto, como el sardo, pero de puro descastamiento, o el 3º, Que con un puyazo ya estaban parados, que eran demasiado nobles. Los Miuras complicados buscan al torero, se revuelven en un palmo, no tienen casi viaje; o bien salen humillando y nobles pero con emoción. A mi la corrida me aburrió muchísimo, solo me divirtió como siempre el verlos salir de chiqueros con esa hermosura del toro de Miura.
    No se si estoy en lo cierto pero es mi opinión.
    Saludos.

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  2. Creo que a mi parecer es la peor corrida de MIURA que he visto en mi vida vaya trabajo que tiene el ganadero para salir de este bache pero soy de la opinion que Pamplona sin Miura no seria lo mismo yo le daria otra oportunidad por supuesto con mas garantias que este año que lo hemos sufrido de veras.

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