La tarde de ayer nos llevó a la presentación del libro de Salvador Boix, Toros sí, en el casino Eslava de Pamplona.
De la mano de Mariano Pascal, que condujo con frescura y mano izquierda el camino a seguir por el catalán, nos presentó al Salvador más profundo, al Salvador más puro. Y es que ayer, Boix estuvo en estado puro y no se calló ¡nada!
Uno piensa que si está Salvador Boix por medio sólo se va a hablar de José Tomás, y ahí es donde se incurre en el mayor error.
El residente en Vic dio todo un repaso del cabreo monumental que lleva en el cuerpo, de los sinvergüenzas de políticos catalanes, de cómo desde 1.988 se monta la nueva cultura catalana donde no cabe algo español, de cómo es un apestado escondido, de la gentuza que rodea la mierda... de ... y también de... Al final, compren el libro. Él mismo reconoce que se puede hacer algo pesado en su segunda parte de las tres que comporta.
En más de hora y media, el de Banyoles deleitó al personal congregado, y sí, a las preguntas de algunos, habló de José Tomás, de la inquina de algunos, de la mierda de retransmisiones televisivas taurinas, de la inconveniencia de retransmitir todas las ferias, de porqué no son convenientes las retransmisiones y menos tal como se hacen, de que debiera ser un cineasta quien realizara la retransmisión de un corrida, y de muchas cosas más. Y de Moncholi y el programa Los Toros, que en la denominada hora de José Tomás, la segunda del programa tuvieron que rectificar de todas las infamias lanzadas en rumorología. Y es que al punto de la mañana del anterior lunes recibió la noticia de lo esputado aquella noche y con una llamada bastó para que los pájaros nocturnos babearan en desdecir lo dicho, tan pronto tuvieron oportunidad.
Luego, con un vino de la tierra ampliamos miras, palabras, y escuchamos anonadados a un tío que deja huella. Desde luego, cabreado está, y no es para menos. Yo también lo estaría, en caso de que me quitaran mi religión en mi tierra. Y es que, como dice Salvador Boix, no todos podemos ser sensibles al arte. ¡Qué le vamos a hacer! No todo el mundo puede ser perfecto.
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