jueves, 16 de junio de 2011

Un veterinario en la plaza

En la tarde - noche de ayer, disfrutamos del conocimiento y la sinceridad de Javier Lorente Cía, veterinario de profesión, en la tercera entrega de estas quintas Jornadas sobre Toros y Sanfermines. Vaya por delante, antes de contar y desgranar asuntos que surgieron, mi pequeña decepción porque este año estamos contando con menos asistencia que nunca, como si nuestro mundo taurino no tuviera casi interés. O quizás, por qué no, la gente se ha aburrido de mí o de mis intentos por seguir difundiendo el conocimiento que tanta falta nos hace a todos. A pesar de todo, seguimos adelante, y aquí hago un pequeño resumen de lo que se habló, de lo que nos contó:

Javier Lorente fue durante muchos años veterinario de la plaza de toros de Pamplona, reconocido aficionado, estudioso del ganado de lidia, y hombre firme y cabal en sus convicciones. A él, le toco lidiar con el mejor reglamento que ha existido según sus palabras, el de 1.962. Habló mucho, y bien, de cómo se reconoce a una res. Cómo se reconoce en un corral y se da aptitud al toro para ser de la partida. En Pamplona, triple reconocimiento, debido al encierro.
El reconocimiento depende, primero de confiar en que el ganadero ha hecho los deberes y llegan sin problemas de enfermedades hepáticas y de otras filiaciones que puedan complicar la detección en un reconocimiento visual, por muy exhaustivo que este sea.
Tampoco haría falta reconocer al ganado si se fiara uno del ganadero a pies juntos. Pero hay que pensar que en aquellos años no existía el guarismo. De hecho en Pamplona se premiaba con un dinero extra a los toros que trajeran conformada la dentición, que a los cuatro años debe tener los seis incisivos perfectamente desarrollados. Por supuesto, están en el maxilar inferior, ya que los bóvidos no tienen incisivos en el maxilar superior.
Lo primero en mirar son las hechuras, conociendo los diferentes encastes, su formación biométrica. Ver lo desarrollado de su tercio anterior, de su tercio posterior. El cuello, la badana, si son barrigones. Su forma de respirar. La lucidez del pelo, si está opaco, si brillante, si está entero, si tiene calvas. Todo ello, formas de detectar posibles enfermedades a simple visión.
Habló perfectamente de los problemas habidos en los sesenta y setenta, corridas devueltas enteras por no cumplir con el fenotipo necesario exigido. La verdad, fueron años, hasta el 73, en que se lidiaron muchos utreros, y que reconocíamos a posteriori, en los análisis diarios de dentición.
En el primer reconocimiento que se hace es en los corrales del Gas, con la autoridad, la empresa y el mayoral en representación de la ganadería. Se levantan a los toros, uno a uno se le llama de lejos, en silencio vas cambiando de sitio y miras que a parte de las hechuras y las caras, pise bien, sobre todo, los cuartos traseros. Normalmente este animal acostumbra a cargar el peso en el tercio anterior, más desarrollado, y se deja llevar por el posterior. Hay que intentar, y ver claramente que pisa y anda firme con las extremidades posteriores, a parte de intentar buscar defectos en manos y piernas. Es imortante para la lucha y el esfuerzo de empujar en el tercio de varas.
Al cabo de unos días, se hace otro reconocimiento por si se han pegado en corrales, si está todo en orden, normalmente, el día anterior a su carrera por las calles pamplonesas. Habló en este momento de cómo se puede ver la fuerza que va a desarrollar un toro al día siguiente, simplemente viendo cómo carga los tercios, anterior y posterior, en la curva de salida del puente de curtidores al inicio de la cuesta de Santo Domingo, camino de los corrales de arriba, en el encierrillo nocturno. Se puede ver, nos dice, si la carrera de la mañana va a ser un mal trago para el animal, y por supuesto, la poca fuerza que puede desarrollar a la tarde, en la lidia. Otro punto interesante que se ve cada día en la carrera son las caídas de los toros. Cuando un toro se cae en el encierro es difícil que a la tarde lo haga en la arena. El último reconocimiento se produce en el corral de la plaza, antes de que se produzca el sorteo de los astados en los tres lotes para los que cobran por la tarde. Ahí se puede producir algún cambio motivado por posibles defectos por caídas, lesiones de pitones y de otras partes del animal, y puede que alguno de los que corren, por esos motivos, no se sorteen. No suele ser lo habitual.

Entre las muchas informaciones que fue desgranando en su charla, no podía faltar todo el asunto de la encornadura.  El afeitado fue algo más que habitual en los sesenta, setenta y ochenta. Montones de análisis y cajas precintadas se enviaban al laboratorio responsable de las analíticas en Madrid. Hoy en día en las plazas de primera ya no se afeita como antes. Quizás sea por las cámaras de televisión, o porque se haya tomado más conciencia, pero no se hace con tanto descaro como antes. Es posible que se siga haciendo en muchas de ellas, pero con menos estropicio en el pitón del animal. Se habla de que la biometría del pitón contiene un quinto de masa dura, aunque la ley del 96 permite que contenga un séptimo para considerar que no hay afeitado.
Y así, nos contó y contó, cómo se realiza el afeitado, cómo es el arreglo permitido por un problema de astillado en una puerta, cómo es obligatorio señalar en un informe dicho arreglo... Y desde luego, se sigue afeitando en muchas, muchas plazas, pero yo ya estoy jubilado hace años y no tengo pruebas sobre ello.
Nos dio detalles de corridas vistas por televisión hace bien poco, explicando cómo fulanito estaba arreglado, y menganito afeitado, y .... Y sin embargo, seguía diciendo que antes se hacía mucho más. Hubo, también, sus disconformidades de muchas otras cosas que dijo entre asistentes, toreros algunos de ellos, sobre todo con el tema de la colocación de la espada, de la forma de matar y de la puya y el tercio de varas. Además se habló de los ojos de los toros, de su visión, de sus puntos ciegos y de la forma de torear de muchos de los diestros de hoy en día. Hubo muchas opiniones encontradas. Siempre pasa cuando de toreros y sus quehaceres se habla. Pero una cosa quedó clara; en lo suyo es todo un experto.

Terminó la charla - coloquio de hora y tres cuartos, que no puedo más que resumir, declarando que el peso debía desaparecer de la tablilla, que el futuro de los encastes pasa por ahí. Que trapío y peso no van nunca de la mano y que el público se deja engañar por los kilos, ya que no sabe reconocer el trapío, mayormente. Que un Miura de 600 kg. puede estar escurrido de cuartos traseros y un santacoloma de quinientos kg. regordío a más no poder. Y, antes del aplauso final, declaró como antiguo profesional taurino y aficionado que si no tiene emoción e importancia, esto se acaba, pero porque con los precios que paga el público y con lo poco que se expone en el ruedo, la juventud no va a renovar los tendidos.

4 comentarios:

  1. Realmente por lo desgranado en el artículo estamos de nuevo abordando charlas en las que no nos dicen nada nuevo. Siempre tocamos temas delicados (afeitado, visión, guarismo, malformaciones..., etc.) con solo argumentos de autoridad que no prueban nada, no demostramos nada y siempre hablamos por invocaciones y argumentos de autoridad, es como si Aristóteles invocase a Santo Tomas, bueno sería dar datos y nombres y descubrir a la luz pública todo lo encubierto y tapado que "todos" (toreros, ganaderos, apoderados, autoridades, veterinarios..., etc.) han callado y callan y sin embargo nos permite hacer fórums y charlas para hacer caja y aumentar nuestra reputación..., por favor!!, por qué no hablamos demostrando con datos y nombres y no con argumentos de autoridad por invocación de nadie...?
    http://miuralaganaderia.blogspot.com/

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  2. Simplemente he comentado sin entrar en detalle cosas que se comentaron en la charla. Para haber escuchado todo lo dicho hay que estar presente. ¿Detalles? De Miuras afeitados, para empezar. De ganados como Galaches, AP, Manuel Arranz, lotes completos devueltos y cambiados por otros. ¿Más detalles? El asunto Julio Aguirre. Más aún: la de utreros que se lidiaban en lo que se denominaba Feria del Toro, así que, Sr. Anónimo, imagine qué podía ocurrir donde no se pagaba por el Toro. ¿Más aún? Toreros que hoy en día no torean sin afeitar, así que piense antes. Toros afeitados en ferias como Pamplona y Bilbao, ¿qué no pasará en el resto?
    Hoy en día!!!! Pocas denuncias, muchas revisiones, y desde los MER, de todo en los mataderos.
    A la luz pública? Lo primero que demostró ese gran veterinario es que la biometría no se realiza con exactitud. Y me pregunto: tenemos voz y estamos dispuestos a seguir hasta el fin con lo que nos cae.
    Por cierto, salió el fin de semana de Nimes y queda manifiesto por la visión personal de los que estábamos que esas cuernas no eran de recibo. Ahora, la labor del veterinario y su ponencia no empezaba y terminaba en el afeitado. ¡Iba más allá!
    Lo dicho, especula con Aristóteles y su alter ego cristiano... Lo que pasa que simplemente comento una charla, que normalmente son políticamente incorrectas, nunca demostrables de nada de lo actual. Y como leguleyo, le puedo dejar claro que a mí no me sirve eso de mancilla que algo queda. Si Vd. Sr. Anónimo está en posesión de pruebas, de datos contrastados por los laboratorios actuales y quiere decirlos, aquí tiene un blog, un email libre para escribir lo que le parezca con nombres, apellidos y todo lo que tenga a bien contarnos. Defendemos lo auténtico, Sr. Anónimo, y el Sr. Lorente Cía lo hizo sin pelos en la lengua. Así que demuestre lo que se deduce de su cabreadas palabras. Yo lo apoyaré. Y si no, ahórrese sus palabras vertidas desde el no firmo lo que digo.

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  3. ¿Existe alguna publicación “Libro” en la que podamos enriquecernos sobre este tema?

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  4. Patxi,ha sido mas interesante este comentario que has hecho que todo el post. Y Miura afeita de vellon, eso de del cuento de los cuernos no se lo cre ,ni el txino cudeiro.
    Kaparra

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