Que los Sanfermines son unas fiestas mundialmente famosas por muchas causas que no vamos a desentrañar es de una certeza sin igual. Sólo decir que la calle Estafeta es conocida mundialmente y es la única rúa de toda la península en estar entre las siete más famosas del mundo, dice ya del fenómeno de la marca San Fermín.
Tampoco decimos nada extraño si anteponemos el encierro a cualquier otro acto para dar la dimensión del conocimiento de la ciudad en todos los continentes. Para un pamplonés, dependiendo de las ciscunstancias personales, edad, familia, etc., serán otros los actos preferidos. Y para la inmensa mayoría, los días transcurren llenos de 'momenticos' para no perder detalle, y que hacen que tu cuerpo aguante los embates de la ola furiosa en que se convierte la vieja Iruña esos días de las kalendas cesáreas.

Vivimos una nueva época. Estamos en el año I de la cuarta Edad de la Tauromaquia. Fecha marcada por los gustos, los cambios, el mando definitivo de los toreros sobre el resto de elementos conformadores de este arte viene a denominarse 'La Era de la Estética'. En esta era, el picado es secundario, el burel, bonito y que se mueva, el público dadivoso y generoso sólo con que se mueva el burel, la afición desmantelada y arrinconada en redes sociales de forma marginal. Sevilla cayó bajo la infamia de la opresión de los maestros. Madrid está subyugada bajo el hacer del lado oscuro de la fiesta. La edad del hombre ha llegado. El mando en plaza, se ha convertido en mando en todo y sobre todos. El dios Uro ha caído en esta nueva corriente. La aberración herética ha llegado al culmen. Por fin podemos decir que el Estado Español ha caído.

Las intrigas de los toreros G pretenden desmantelar esa marginal situación. Unos desde dentro intentando la bajada del animal verdadero, el cambio por el semi animal, ya domecqsticado en todas sus facetas. Veinticuatro hombres como millones y millones de ojos humanos aún es reto difícil, y no han podido. Sin embargo, un sexteto de primera línea, 5 G's y un tarao que va a su bola, están fuera del trato. Desde los 5 G's con la insidia de quien quiere desmantelar el negocio. El sexto aduce motivos justificados.
Y así Ponce no viene, y desde hace años ni se le necesita ni interesa. a la ciudad. Quizás a El Chili y pocos más. No ha encajado en esta filosofía y porfía duramente para que este reducto no sea espejo para otros lares.
Cayetano, que no sabemos por qué es G de nada, quizás de Armani o del cluché, se esconde bajo los tíos que como llevan a Morante también, hacen fuerza en doblete, cuando a la Feria del Toro, la falta del de la Puebla es un verdadero puñal entre las costillas, y nunca la del guapo hombre de los claros ojos.
Manzanares y la tierra del viejo Reyno, jamás han entrado en mística, no han conjugado el misterio. Puede ser porque el Toro es de gran importancia aquí. Seguro que se trata de eso, ese debe ser el motivo por el que todos quieren derribar estas murallas.
Y ahora, el señor de Cervato, el que de niño fue y ha regresado a la cumbre en un Madrid vencido, @aletalavante twittero, ha engañado, mentido y faltado a lo que nunca puede hacer un hombre: su palabra. Y es que en la cabeza mundial del toreo, la empresa, única y en peligro de extinción, no firma, sólo afirma, consiente y da la mano de Hombre. Y para mayor infamia, un 'hombrico' ha faltado a la ley navarra, donde la mano es contrato.
Con puñaladas en las costillas, intrigas varias, intentos de desmoches continuos e infamias e incumplimientos de la ley de la tierra nos paga el humano endiosado para derrocar al verdadero dios. Una vez más, el santo proveerá. Echará al frente su capotillo y cubrirá la esperanza y la fe frente al deshonor y la deshonra que los quiere mancillar. ¡Viva San Fermín!
¡Ya falta menos!
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