miércoles, 2 de marzo de 2011

¡LA PLAZA MAS GRANDE DEL MUNDO!

Cuando nos vamos enterando poco a poco del año taurino que nos espera, donde la ruina se ve por doquier de las ferias que se monten, como podemos ver del resultado del coso de Carabanchel donde las figuras, todas juntitas, en la ciudad más grande de España, la que se cree saber más de toros que nadie, no han podido llegar a los tres cuartos de entrada ni al run run de ser los primeros festejos, casi, del año. ¡Claro! ¡Quién es el guapo que a finales de febrero se gasta esa pasta gansa!
Cuando vamos viendo que los pliegos de determinadas plazas están quedando desiertos, es decir huyen hasta los empresarios, que siempre van a llevarse todo calentito, nos da el indicio claro que el primer pájaro del negocio sabe que no hay un ochavo, por ende, esto está más que duro. Jodidilla está la cosa, que dirían en mi pueblo.
Y en esta tesitura uno se encuentra que Tudela, la capital de la ribera navarra, no sólo se desprende de la familia que durante setenta años llevaba gestionando el coso, no sólo abre un pliego con aspiraciones chulescas, ombliguistas, sino que, además, los responsables piensan que actúan bien. Eso ocurre solamente desde la más absoluta ignorancia o desde la mayor soberbia posible.
Aquí, un propio, ha compartido empresa, micrófono, mesa y mantel con bronca de la gordas en alguna ocasión con el responsable de la situación actual. No soy la persona que más le conozca, desde luego, pero en esto del tema taurino me queda clara desde siempre su postura y puedo largar de ello con mucha cordura y razones, incluso avalado por personas que han sido testigos de charlas en común, y creo, querido Fernando, que no eres ningún ignorante. Si acaso lo contrario.
Has pasado de ser el gran defensor de la Casa Chopera a pulirtelos. Y sé que puedes nombrar a Manolo, q.e.d., como aquel gran empresario, pero ¿y la tradición de una familia? ¿el gran trabajo que realizan? ¿No eran quienes componían los mejores carteles de Navarra? ¡Nadie mejor que Pablo 'Chopera' para llevar Tudela! decías y comentabas. Aún me acuerdo cuando a Juan Ignacio Ganuza, un sábado extra de feria, donde lidiaban Cayetano y El Cordobés hijo, de novilleros junto a Chicuelín (así se denominaba de novillero el bueno de Pablo), en la tertulia previa al festejo le llamaste mentiroso por decir las verdades del barquero y porque se metía con tu mentor en esto y predecesor en el cargo que ocupó mucho tiempo en peleas, filias y fobias y no admitía que nadie le tosiera lo contrario.
Esa soberbia, ese pensar que porque pasen figuras por Tudela aquello era lo más de la tierra cuando todos sabíamos que lo hacían casi por la jeró en una venta conjunta del año que les liquidaba la casa Chopera, y porque entre los sanjaimes valencianos y los santiagos santanderinos les quedaba en mitad del camino tomarse un respiro en una feria con toritos de menor cuantía. Pero, ¡claro! eso era tabú, decirlo, mentarlo, largarlo y más si encima unos de la montaña o, peor, de la 'capi' se atrevían a decirlo en tu pueblo. Esa afrenta no se podía largar en tal foro. Más vale que se me ocurrió grabar aquel programa, como hago con todos de siempre por si acaso se falta, hay reclamación de alguien, hay posible demanda, etc. Y no porque sean coloquios, charlas, tertulias, entrevistas que vayan a escupir o largar por largar, sino que en esto de lo taurino hay que hilar fino para no caer en el abismo y cuando alguien se sincera y habla con el corazón, muchas mentes se agarran los machos y algunos soberbios prepotentes quieren tu cabeza. Y a por ella fuiste desde tu condición de director de la emisora de Tudela por haber dicho cuatro verdades, y no contra la casa Chopera, a la que tú te agarrabas como responsable de alguna de las menciones de Juanito, sino defendiendo a Pérez Garde, tu mentor, amigo y antecesor en el cargo, y viendo cómo siguen las cosas por ahí, con tristeza y lágrimas no puedo más que seguir dando la razón al bueno de Juan Ignacio. Os creéis que tenéis la plaza de Las Ventas, un pliego leonino, no admitís más que a grandes empresarios cuando sois incapaces de darle un giro a una feria en ruina franca, una caldera sin agua y con pocos tropezones, fieles aún a su infortunada afición. ¡Claro que debéis admitir a cualquiera! Si no prepáralos desde el Ayuntamiento, que eso te hará estar más aún en el candelero, pero serás el responsable del resultado. Ya no estará el escudo Chopera en medio.
Aunque debo reconocer una cosa en esa soberbia ribera que os hace tener hasta universidad en una localidad con cuarenta mil almas gracias a la inmigración, y es que desde luego La Chata de Guiseras puede ser ¡la plaza más grande del mundo! como decimos aquí, porque ¡siempre hay entradas, jamás está llena! Y me temo, que si seguimos por estos derroteros así seguirá.

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