miércoles, 2 de marzo de 2011

TODOS TRAS LA BLANCA

Unos tantos y otros tan poco. Unas plazas en busca de gestores y todos detrás de la última perla del norte, la feria de La Blanca. Y es que nos dicen, nos cuentan, parece ser que hay una docena de empresas taurinas deseosas de llevar las riendas del nuevo coso gazteitarra, como único sitio donde sacar pelas limpias a día de hoy.
El problema es que nadie mira hacia atrás, nadie se acuerda que casi desde inicios de los ochenta ese coso, el viejo claro está, no llegaba nunca al lleno ni de lejos. Que en esa plaza se había instalado la pelea de los blusas, las peñas vitorianas, con la empresa gestora y con el Ayuntamiento, y hacían su 'kalejira', su ronda charanguera, cada tarde hasta la misma puerta, y allí se daban la vuelta y seguían de ronda copera por los bares, lejos del festejo, dejando las antiguas bancadas que ocupaban, vacías. Nadie recuerda que el turismo taurino era inexistente en la ciudad, que los festejos apenas representaban una cita en la guía festiva de la capital de Euskadi.
La plaza era vieja, mejor, estaba vieja. Y los resultados económicos eran ruinosos, y por ello el cartel fue bajando enteros, en cuanto a ganado contratado y tipos que lo lidiaban.
Y fue por eso, por ese cúmulo de circunstancias que el Ayuntamiento, más de veinte años después quiso recuperar el ambiente taurino decidiéndose primero a realizar una obra completa, una bonita plaza con boina, por aquello de darle otros usos, y segundo, con la vista puesta en que una serie de personas, taurinos reconocidos, aficionados cabales de la localidad, montasen una empresa de gestión para dar la vuelta a esa situación, a la que denominaron Vitauri.
Y mira por donde, que esos aficionados cabales, que lo son de verdad, le dieron la vuelta y han montado una bonita feria, tomando referencias de los cosos más importantes que le rodean, han realizado una gran gestión taurina, pagando sin demora, contratando al ganado y cuidando de que llegara íntegro, rechazando a quien no lo quisiera lidiar, comportándose con la mejor voluntad y dando esa imagen necesaria de seriedad que al final tan importante es para que una feria mantenga su sitio, sea un referente, y que es más o menos lo que en las plazas de primera y segunda del norte de España ocurre, y de otros muchos lares donde realmente se hacen bien las cosas.
¿Qué ha pasado entonces? La verdad, no lo sé. No tengo datos de primera mano, solamente lo que está escrito en los muchísimos textos que han salido a la luz. De la opinión del Ayuntamiento que se queja del gasto en aumento en tiempos de crisis, sin pensar que la vida siguió subiendo, al menos en 2.008 y 2.009, y le da base a cesar la actividad de Vitauri, y ahora se lanza en busca del gestor perdido, a la opinión de los empresarios de la gestora creada únicamente para esa plaza, que aducen su transparencia, enseñan sus datos contables hasta la última lira y defienden lo hecho, según ellos, por amor a esa tierra, va desde luego un trecho importante, y huele y suena a pique consistorial con alguno, la mayoría o todos los gestores vitorianos.
Lo que sí tengo claro, es que los gestores lo eran por y para esa plaza, y que se prepare el Ayuntamiento en cuanto a costes, porque los que van, los que se han interesado por ello querrán ganar dinero. Ya saben lo del genial Mota, "si hay que ir se va, pero ir por ir p'a naaa". Así que el viejo dicho 'que más vale malo conocido que bueno por conocer' yo lo aplicaría en este caso. Y para el que entre, que se ate los machos con el jefe que le espera porque si a buenos y dignos gestores les han pagado con estas guisas, que se prepare el pájaro entrante. Y digo lo de pájaro porque seguro que saldrá volando, y así, la gestión donosa actual volverá por doquier, retornará a como devino hace casi seis lustros. Y si no al tiempo.

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