lunes, 16 de mayo de 2011

Adios al 96

Si en el comentario anterior nos despedíamos del 119 de Núñez del Cuvillo, seleccionado para Pamplona y lidiado en Madrid en el desastre de corrida de ayer, hoy hay que despedirse de uno de los toros que más han emocionado a los aficionados en el campo.
Si despedirnos del 119 después de ver su comportamiento es agradecer un borrego menos para la Feria del Toro, todos aquellos que saben a lo que me refiero deben estar lamentándose al leer sólo el título de este artículo.



El 96 es un bonito toro de capa sarda, pitones acaramelados y bien dispuesto para lo que pide Pamplona. Este bonito animal es además de buenas hechuras, bajo, hondo, cuello fuerte, poco morrillo, de fuerte remate trasero. Todo un taco para ser de la casa que pertenece.
Y es que este herrado 96 pertenece a la casa ganadera del viento levantino, la de los molinos eólicos, la que la autovía Jerez - Algueciras partiósu finca en la parte más baja que rodea Medina Sidonia.


Los aficionados al toro estamos de mala suerte al no poder contar con este hermoso ejemplar de los Herederos de D. José Cebada Gago. Un bello toro este, rematado ya en el pasado noviembre, con unas hechuras muy por encima de lo que esta casa acostumbra y que tenía todas las pintas de embestir. Pero, ya no lo podremos ver en la plaza. Tendrá que ser a puerta cerrada, ya que el aguerrido animal el 4 ó 5 de Mayo se partió un pitón desde la cepa.




Es fácil transmitir con palabras, y más con las imágenes, el placer que daba estar cerca de este gran burel, quietos, observándolo durante largo rato, esperando una hora en el cercado para sacarle unas pocas fotos, por si alguna salía curiosa. Y es que, ya sabíamos de haberlo visto otras veces en La Zorrera que el muchachote era movido y dejaba detalles en todas las comparecencias. Sin embargo, ese deambular a su pedo, sin hacer caso a ninguno de sus hermanos de camada que se separaban a su paso, evitándolo en todos los sentidos, le daban a su aire y porte elegante un status majestuoso. Recuerdo que ya de utrero se significaba por encima de sus hermanos por su carita y curiosidad casi chivata, que con el paso a toro le había ocurrido lo contrario. Se convirtió en parsimonioso, relajado, tranquilo., sabiéndose el baranda de la finca. Y ahora, o lo echamos a las vacas, o algún torero valiente se enfrentará a él en la placita de la casa. Igual hay que remirar la genealogía y probarlo en tienta como semental. Ya lo contaremos.

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