De San Isidro a San Fermín

La gente empieza a estar nerviosa en los círculos taurinos por las noticias que llegan sobre las ausencias para los próximos Sanfermines. Y es que el público se va a fijar sólo en los nombres de los bípedos. Mucha gente, con los carteles y los hierros ya en la ciudad, aún se preguntan por el ganado, después de meses anunciados. Y es que sólo quieren que vengan los que ven en la tele. Obviamente me refiero al público, nunca al aficionado, al que le pueden doler algunas ausencias, pero otras las aplaude con gratitud hacia la empresa. Si será verdad lo que les cuento, que hace un par de años vino Miguel Angel Perera dos tardes, como triunfador de la anterior Feria, y la gente me preguntaba de dónde había salido este muchacho y por qué no venían pepito, juanito o jaimito.

Y es que a día de hoy, es pronto para poder decir la conformación de los carteles, y tal y como va San Isidro, puede que haya que esperar algún día más a ver si salta algún zambombazo.
Ayer mismo, con una inválida corrida de El Puerto de San Lorenzo, que fue mimada y justa en casi todo, vimos cómo está de caliente este año el panorama. Y es que la crisis azuzadora de mentes y estómagos, está haciendo afinar y poner a los toreros más arrimones y justificadores que nunca. No entiendo, salvo desde esa tesitura, la política del arrimón a jugársela que está llevando Perera, cuando ha sido una figura triunfando de largo, llevando embebido y por delante, dando la panza a toros de casta. Y ahora se tira al encimismo más aberrante, se juega la vida con un inválido. Al menos deja su carácter y decisión, me dirán. Pues también es verdad.
Y de Luque y sus lances capoteros ¿qué me dices? Sigo pensando que le queda rato para escalar el Olimpo, que puede tener mala suerte en los lotes que le tocan, que puede que tenga algún gafe echado o viajando con él, pero que aún le falta un rato para tener su sitio en los sitiales de la ambrosía.
¡Cid, Cid! Gritaba ayer alguno, como si las dos tandas a la zurda pudieran redimir toda una carrera de despropósitos que lleva en los últimos tiempos. El y su cuadrilla, que está cada día más baja. ¡Ojalá! digo yo. Ya le vale a Manuel Jesús de echar la culpa de su mal toreo, de su mal hacer, a todo quisqui menos a su apatía y falta de sitio. Para volver hay que reconocer que se ha ido. Y si él es capaz de hacerlo, como otros muchos antes, y vuelve por la senda de las dos tandas de ayer, con la zurda más privilegiada de la historia del toreo, llegará a la cima. Pero, una vez allá arriba no se puede sestear, porque vienen y te quitan el lugar. ¿Que si fue oreja o no? Después de como se están dando desde que empezó la temporada por todos los lares, el día anterior sin ir más lejos, no pasa nada por la oreja al de Salteras. Es más, puede que le sirva de punto de arranque y eso vaya en beneficio del aficionado, y regrese el hijo que se fue para bien de todos. No en vano es uno de los toreros que mejores tardes nos han dado esta pasada década.
Y estos tres, El Cid espero que a romper de verdad, los tendremos seguro en Pamplona. Porque Perera no está teniendo suerte ni en Sevilla, ni en Madrid. Porque Luque necesita todas las plazas para seguir en su escala estará también. Y si Talavante, ejecutor de la mejor faena isidril, está también, más Castella y Mora, más El Juli dos tardes, la Feria del Toro no se va a quedar tan coja como cantan y cuentan. ZCon estos vale. El resto deben ser de los que empujan sin remisión. Nunca de los adocenados y funcionarios de ferias. Se necesitan tipos como Fandiño, Curro Díaz, Saldívar. Olvidemos de una vez a los pasados, y a los nuevos que son unos pesados. A quien se lo merezca. Además, este año, algunos colegas de enfermedad dicen que montarán en cólera como se verifique alguna ausencia y se le ocurra poner a la MECA algún mariposón, o mocete de los verdes que de duros que están no rompen ni a tiros.

Como ven, San Isidro interesante, pero cada uno lo ve a su aire y por sus motivos. Y aquí ya huele a San Fermín. La gente está más con que se instala la tómbola ya, que antes tenemos que votar. Y este San Isidro, digan lo que digan, por muchos motivos diferentes, está siendo el más interesante de los últimos años. Y, si el hambre de triunfo y de contratos agudiza el sentido, bienvenido sea. Ahora bien, esperemos que el toro sea el centro del negocio. Que ya ni la familia más currela del campo charro nos da alegrías.