Saturación no debiera ser por las fehcas en las que nos encontramos, a inicio como quien dice de la temporada. Y aburrimiento, tampoco, digo yo, después de puertas grandes, indultos y demás. Máxime cuando en este ciclo veteño se ha visto tantas cosas interesantes.
señores, que me quiten lo 'bailao' porque yo tengo por momentos esas sensaciones en el cuerpo. Y lo malo es que pensando un poco ya sé cómo llego a esas conclusiones.

Aburrimiento por doquier, no lo hay, porque siempre hay algo bueno o destacable. Ayer, entre la fea cogida y el vuelo de Garibay, el poso de Marín y los 'güevos' de Sergio Aguilar vimos detalles. Vimos como una histórica ganadería se ha ido al garete. los pablorromeros ya no lo son ni en hechuras y caras. Entre los problemas de consanguinidad, y la brucelosis y tuberculosis, esa paramera, antaño vergel, de bravura se ha escurrido por las rieras del lugar. Desierto donde hubo espesa selva. Y como la selva era angosta y dura para el viaje se ha convertido en un desierto siendo un calvario para el transeunte.
Buena planta y disposición del mexicano con unos toros, el remendado y el titular, a los que está poco habituados. Este debe andar bien con los albaserradas. Y ya no te digo con los colaboradores.
El catalán Serafín está de vuelta. Ya avisó en la mini feria, vuelve a dar un toque con lo que no se deja. Estuvo firme. Se le ve con poso. Ha madurado. Lo que quieran decir. Ha vuelto y debe estar en muchas ferias. A la Feria del Toro se apuntaba a la de 'dolores'. A ver si es verdad que está.
De Alguilar, Sergio, el alto, el de rizos, y como Alberto, el de bailar con la más fea, ayer volvió a tocarle el lote insulso, sin raza, y se los pasó cerca, cerca. Pero, sin materia prima vale tu disposición y poco más.
Igual, es que después de tanto festejo en la mente estás cansado, me decía con genio mi señora, aburrida de verdad de verme en esto a todas horas. No. No estoy cansado de los toros. Como mucho de que me la den con queso. De que la intenten meter. De escuchar a Caballero, que es malo como la cicuta, y hace más daño que ella. Y harto de los presidentes, de los públicos floreros, de la falta de rigor de los veterinarios, de los veedores de la empresa, del contubernio existente para vendernos un gato por toro, y de tantas cosas que lo mejor es no seguir. Parar, reflexionar, descansar, y prepararnos para la tarde. ¡Que hay toros desde Las Ventas!
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